{Narra
Jane}
El
sol que se filtraba por las cortinas que colgaban delante de mi
ventana se clavaban en mis ojos nada más abrirlos. Ante la brusca
luz, me froté los ojos y me aparté escasos milímetros para que la
luz no fuera tan directa y pudiera desperezarme con más
tranquilidad.
Hice
ademán de darme la vuelta y seguir durmiendo como estaba haciendo
hasta ahora, pero la hora que figuraba en el reloj de mi mesilla de
mesa hizo que me paralizara por completo. Las 7:45.
-Mierda
-murmuré mientras saltaba de un brinco de la cama.
Me
vestí con mucha prisa, ya que el autobús se iba en escasos 15
minutos y si iba andando llegaría más que tarde. Cuando quise salir
al baño, me detuve en la puerta para recordarlo. Miré la cama y
fruncí el ceño. ¿Dónde estaba? Juraría que se había quedado a
dormir.
Simplemente,
me encogí de hombros y me dirigí al baño, donde me cepillé el
pelo con rapidez. Al volver a la habitación para coger las cosas y
salir corriendo, un pequeño detalle hizo que me detuviera delante de
mi escritorio.
Un
papelito naranja doblado en cuatro yacía inocente sobre la mesa.
Fruncí el ceño de nuevo mientras sonreía levemente.
¿Me
había escrito una nota? Me pregunté, volviendo a mirar hacia la
cama para asegurarme de nuevo. Torcí los labios con torpeza mientras
desdoblaba el papel, no sin antes mirar el reloj y asegurarme una vez
más, de que llegaba tarde.
A
pesar de eso, la intriga podía conmigo, por lo que no pude evitar
desdoblar la nota por completo y leerla con rapidez:
“Buenos
días cielo;
Puede
que te extrañe no encontrarme a tu lado esta mañana y lo primero
que debo hacer es disculparme. Siento no poder saborear esta mañana
contigo después de todo lo ocurrido, pero debía volver al estudio
ya que las llamadas perdidas eran bastantes. De verdad que lo siento.
Por
muy a mi pesar, sigue estando el tema de lo que te quería hablar
anoche. Insisto en que es muy importante, por eso prefiero contártelo
en persona y no en una vulgar nota. Así que, por favor y cuando
puedas, pásate por aquí y hablamos de esto.
Ante
todo esto, quiero que sepas que te quiero y que nadie va a cambiar
eso. Ten eso muy en cuenta cuando hablemos de esto.
Muchos
besos.
-Hx”
Parpadeé
varias veces y lo volví a releer una y otra vez. Y simplemente me
quedé paralizada ante aquello.
Quise
disfrutarlo horas y horas más, pero la hora me lo impedía. Cogí la
mochila y bajé las escaleras lo más rápido que pude.
-¿Jane?
¿Qué haces aquí todavía? -preguntó mi madre sentada en la
mesilla del salón con el té y el periódico entre sus manos. Me
bebí un vaso de agua con rapidez.
-Me
voy -la besé en la frente antes de salir por la puerta.
Tras
mirar de nuevo mi reloj para asegurarme de nuevo de que no iba
demasiado tarde, me di cuenta que aunque el sol resplandeciera con
fuerza desde el cielo totalmente despejado y azul, hacía mucho frío
para estas fechas.
Me
cerré el abrigo, crucé los brazos para mantener el calor y anduve
lo más rápido que pude por el barrio.
Así
que, había ocurrido.
-Pues
no me siento nada diferente -dije en voz alta.
¿No
se supone que ahora tendría que sentirme más madura? ¿O sensata?
Nada. Me sentía igual que lo hacía ayer. Igual de cría y loca como
siempre.
-Vale,
puede que esté un poco dolorida. Pero eso no significa nada...
Suspiré.
¿Madura?
En absoluto. Ni una pizca más. Estaba andando por mi barrio
tranquilamente mientras llegaba tarde. Y encima estaba hablando sola.
Me
acababa de acostar con posiblemente uno de los chicos más deseados
de toda Inglaterra y probablemente miles de chicas chillonas y
adolescentes querría arrancarme la cabeza en esos momentos por eso.
-Hablar
sola es el menor de mis problemas.
A
pesar de los pensamientos de madurez y cosas sensatas y no tanto, la
sensación de que alguien me perseguía sacudió mi cuerpo.
Fruncí
el ceño y miré a mi alrededor, y favorablemente no encontré a
nadie sospechoso, que incluso me mirara o observara.
Sacudí
la cabeza y simplemente seguí andando. Sería una simple sensación
como cualquier otra.
Volví
a mirar el reloj y descubrí que tenía que correr si no quería
perder el autobús.
Guardando
el móvil en el bolsillo, salí corriendo desde ahí hasta salir del
barrio, dando vuelta a la esquina, desde donde ya podía ver la
parada, donde justo Ellen y Jess se levantaban para recibir al
autobús que se estaba aproximando. Sonreí por un segundo de alivio
y corrí hacia el autobús, donde con un último brinco, conseguí
entrar a tiempo en el autobús.
Ellen
y Jess como siempre estaban sentadas en la parte de atrás, por lo
que me dirigí a ellas y me senté exhausta a su lado.
-¡Jane!
Ya pensábamos que no venías.
-No
me ha sonado el maldito despertador -dije incorporándome y
sentándome mejor en el asiento-. ¿Y Lena?
-Prefería
ir andando. Yo que sé por qué -espetó Ellen, haciendo un gesto con
la mano.
-¿Con
el frío que hace? Raro.
-Ella
es rara. Últimamente lo es.
-Lo
está pasando mal, es normal que quiera despejarse.
-¿Normal?
Jess, cielo, normal es inflarse a chocolate cuando no hay sexo. Pero
esto, no lo es.
Jess
frunció el ceño.
-Tienes
un gran obsesión con el sexo -dije al respecto.
-Tú
te callas. Cuando sufras un orgasmo ya puedes comentar y decirme lo
viciante que es, pero ahora no puedes opinar sobre esto.
-Sí,
bueno.
Tenía
razón.
-Lena
está pasando por un momento difícil, lo mejor es dejar que lo
solucione ella sola. No somos quienes para meternos -dijo Jess
interrumpiéndonos.
-No
me meto, sólo digo que está muy rara.
Casi
automáticamente, apoyé el codo en el bordillo de la ventanilla y me
dejé llevar por el recorrido que me llevaría a la rutina diaria.
~
-¡Jane!
Cuidado, mujer, que lo manchas todo.
Tiré
con el ceño fruncido la cera azul marino a la mesa con desdén.
-¡Pues
normal! -le respondí- Estas ceras manchan un demonio.
Cogí
un pañuelo del bolsillo y traté de limpiarme los dedos, pero la
maldita mezcla de colores que se había ido acumulando no se quería
ir.
-Genial
-murmuré-. Ahora dejaré rastro de colorines en todo lo que toque.
-Pues
a mí me gusta pintar con ceras -dijo Jess, pasando las pinturas por
el lienzo-. Es relajante.
-Por
que tú sabes. Se ve clarísimo que eso es un paisaje -alcé mi
dibujo en alto para que lo viera mejor-. ¿Qué ves?
-Eh...
¿una mariposa?
-Es
una flor. Sigo sin saber por qué tuve que haberme apuntado a
plástica si no sé hacer ni una flor decente.
-Jane,
cielo, no olvides que estamos experimentando con las ceras. No tienes
por qué esforzarte tanto -me decía la profesora desde su pupitre,
sentada en la cómoda silla acolchada de profesores, escuchando mis
quejas.
-No
me llames cielo -murmuré.
Recogí
las ceras en su caja y la guarde en la mochila a la vez que las hojas
que había malgastado en intentos fallidos de dibujar algo con
decencia.
Jess,
casi atendiendo a mis impulso de recoger minutos antes de que sonara
el timbre, me imitó guardando el lápiz en el estuche, mientras los
murmullos de la clase, que eran casi inaudibles hace segundos, se
intensificaron a causa del arrastre de las sillas por el suelo.
La
profesora, como de costumbre, se quitó las gafas y colocando las
manos sobre las caderas sin levantarse de la silla, miró a la clase
con los labios torcidos y con la mirada llena de molestia. Miró su
reloj.
-Sabéis
que odio que recogáis cuando faltan preciosos 2 minutos.
Sus
palabras no acababan de abandonar sus labios cuando el timbre
ensordecedor sonó con la misma intensidad que siempre, indicando el
comienzo de los veinte minutos de recreo.
Después
de dejar nuestras mochilas en nuestra clase habitual, Jess y yo nos
dirigimos a un banco del patio, donde las cuatro nos sentábamos a
menudo y donde Ellen y Lena hablaban tranquilamente.
Yo
me senté al lado de Lena y Jess en el suelo delante nuestra.
-Se
te va a helar el culo -le dijo Ellen.
-Sí
-respondió ella, pero sin hacer ademán de levantarse.
Las
tres como siempre comenzaron a entablar una conversación, la cual
fingía escuchar pero no me interesa lo más mínimo, ya que la
conversación contenía temas que ya eran tópicos a la hora de
hablar entre nosotras.
Dejé
que mi mente me llevara a pensamientos profundos que siempre pensaba
cuando hacía que escuchaba su conversación. A lugares como los
colorines que ahora me tintaban las puntas de los dedos a causa de
las condenadas ceras o a cómo sería capaz de quitarme aquellos. O a
un tema que mi mente tocaba rara vez sacaba tan esporádicamente,
como cómo le diría a mis amigas lo ocurrido la noche anterior y
cómo se lo contaría para que se lo creyeran, ya que ya eran muchas
las bromas que hacía respecto a ese tema. Y de cómo sería su
reacción ante todo y sobre qué haría ahora en adelante.
Aunque
todos esos pensamientos no pudieron seguir su curso con tanta fluidez
como de normal, ya que otra vez la sensación de ser observada por
demasiados ojos a mi alrededor, que no podía más que sentirme
incómoda. Me sentía apuntada ante ojos llenos de odio o incluso
cámaras, ya que sabía que más de medio instituto sabía mi
situación.
Y
me incomodaba demasiado.
Con
una ligera sacudida de cabeza, despejé mis ideas y volví a colocar
una sonrisa en el rostro, ya que Jess me miraba sonriente como
siempre. Se levantó del suelo helador y se sentó a mi lado, pasando
un brazo por mis hombros.
-¿Qué
te pasa, Jane? Estas como... ¿más feliz?
No
pude evitar reírme.
-¿Más
feliz? Como estoy siempre.
-Sí.
No sé, igual es una sensación mía.
-No,
que va. Normalmente nunca vienes tan sonriente al instituto y en
matemáticas hoy no has callado -puntualizó Lena.
Sonreí
y me encogí de hombros.
-Joder,
¿no puedo estar feliz porque sí?
-No
-respondieron las tres a la vez.
Reí
de nuevo.
-Nada,
pues que ya no soy virgen -dije lo más rápido y natural que pude.
Ellen
soltó una carcajada.
-Sí,
ya. Ya no me lo creo -dijo y respondí alzando las cejas. Se me quedó
mirando mientras yo sonreía cada vez más, sintiendo como Jess me
miraba sorprendida a mi espalda.
-¿Lo
dices en serio? -acabó preguntando Ellen.
-Ya
sabes que yo no sé mentir -respondí riendo.
Se
levantó de un brinco para abrazarme con mucha fuerza, dejándome
casi sin aliento y chillándome en el oído.
-Eres
una exagerada. Tampoco es para tanto.
-Joder
hija. Lo voy a apuntar en la agenda y todo.
-Ni
se te ocurra.
Ellen
se sentó en el banco de nuevo y tiró de mí, obligándome a
sentarme en su regazo. Yo con una sonrisa, me acerqué a ella y
acepté su oferta.
-¿Te
dolió?
-Sí,
un poco. Pero sólo la primera vez.
-¿Primera
vez? -preguntó Lena frunciendo el ceño.
Mierda.
Ya había dicho demasiado.
-¿Cuántas
veces lo habéis hecho o qué? -preguntó Jess casi en broma, entre
risas.
-Tres.
-Toma
-murmuró Ellen, apartando la mirada e inclinando la cabeza.
-¡Tres
veces! -repitió chillando Jess -¡En una noche!
-¡Shht!
Va a enterarse todo el instituto a este paso.
-Sí,
¿qué pasa? -me apoyó Ellen.
-Ya
tiene fuerzas el chaval -murmuró Lena.
-Pues
claro que tiene.
-¿Orgasmos?
-Tres.
-¡Toma!
-¡Tres!
¡En una noche!
-Estáis
consiguiendo que me arrepienta de habéroslo contado.
-Qué
envidia -dijo Jess-. Cuando yo perdí la virginidad fue un horror. Lo
único que sentía era dolor y nada más. No tuvo nada de cuidado.
-Sí,
bueno, pues a mí aún me duele. No puedo ni sentarme con decencia.
-Tranquila,
cielo -dijo Lena, dando palmaditas en mi pierna-. Eso es que está
bien dotado.
-Jane.
¿Puedo hacerte una pregunta? -preguntó tímida Jess.
No
pude evitar reír con suavidad ante su pregunta.
-Claro
que sí, dime.
-¿Cuánto
estuviste saliendo con Dan?
Parpadeé
varias veces.
No
me había esperado esa pregunta en absoluto. Y me preguntaba cuál
era la razón de eso. Me mordí el labio y me quedé pensativa,
buscando la respuesta.
-Un
año y dos meses -respondió Ellen por mí, a lo que fruncí el año.
-¿Tanto?
-pregunté.
-Sí,
cielo. Y mira que me lo decías veces.
Me
encogí de hombros.
-¿Y
con Harry? ¿Cuánto?
-Eh...
no sé. ¿Qué día es hoy?
-1
de diciembre.
-Pues
ayer justo 5 meses. ¿Por qué?
Jess
alzó las cejas como si la pregunta era obvia.
Y
tenía razón.
-Con
Harry todo es diferente -dije sin siquiera escuchar la pregunta-. Dan
lo único que hacía era presionarme y ser posesivo. Y mucho.
-Bueno,
vale. Yo sólo quería saber por qué con Harry sí, y con Dan no.
-Pues
ahí la tienes. Con Dan no tenía tan claro que lo quería. Mientras
que con Harry ya es... muy diferente.
-Normal.
Si te consigue tres orgasmos en una noche....
Le
lancé una mirada no tan agradable a Ellen, que apartó la vista al
instante, mientras sonreía con picardía.
La
conversación enseguida cambió de rumbo, ya que ellas entendían la
situación y que podía resultar embarazoso por mi parte. Yo fingí
de nuevo estar tranquila y animada y trataba de centrarme en la
conversación que mis amigas acababan de preparar, aunque seguía
notando las miradas odiosas y llenas de rencor.
Y
aquello hacía que perdiera mucha seguridad sobre todo.
~
{Narra
Ellen}
Lo
que parecía un precioso día soleado y sin ninguna nube a la vista,
enseguida se volvió un día oscuro y lluvioso. La lluvia mojaba las
aceras y carreteras y las temperaturas bajaron más todavía que esa
mañana. Esquivaba casi sin éxito los charcos, unos más profundos
que otros, pisando sin remedio algunos y mojando mis zapatos. Poco
después me di por vencida y simplemente no le di más importancia.
Jane intentaba hacer lo mismo, pero al final ambas acabamos empapadas
de arriba a abajo.
-Debería
de haberme quedado en casa -dije después de gruñir al notar mis
pies empapados.
-Eres
una pesada. ¡Pues vete!
-No,
que ya casi llegamos. Dar la vuelta ahora sería de tontas.
Jane
puso los ojos en blanco.
-Pues
no te quejes tanto.
Seguimos
andando, apresurando el paso, ya que la lluvia caía con cada vez más
fuerza, mojándonos cada vez más ya que no disponíamos de paraguas
o de ropa contra la lluvia.
Las
puertas del estudio hoy estaban completamente vacías, ni un solo
alma se podía ver rondando por los alrededores. Por mucho que
quisiera evitarlo, sentía a Jane tensa y algo más nerviosa de lo
habitual, viéndola jugar con sus aún coloreados, pero ya menos
vistosos, dedos y mordiéndose el labio a menudo. Entramos en el
edificio y nos detuvimos delante de la puerta.
Posó
una mano en el manillar de la puerta y se detuvo por un segundo.
-Jane,
¿ocurre algo? -pregunté.
Ella
levantó la mirada y me miró.
-Estoy
algo nerviosa, nada más.
Yo
sonreí y le acaricié el pelo mojado,
-Tranquila.
Tú sólo actúa como si nada hubiera pasado. ¿Sabe que venimos?
-Sí,
sí. Nos estarán esperando.
-Pues
venga -puse una mano encima de la suya y empujé el manillar después
de llamar a la puerta de la sala común.
-Hola
-dijimos las dos casi a la vez.
Los
cuatro, que estaban sentados en los sofás completamente solos en la
sala, se levantaros de sus asientos al vernos. Harry, como no, fue
directo hacia Jane y yo avancé para no verlo.
-Hola
a ti también, Harry.
Saludé
a los otros trés, intercambiando dos besos en las mejillas y después
nos sentamos de nuevo en los asientos.
-¿Dónde
está Liam?
-Con
la bailarina de nuevo. Cuando tenemos tiempo libre casi no le vemos
el pelo.
Solté
una pequeña risita y miré a mi alrededor.
-¿Estáis
solos?
-No,
pero como somos pocos ya, pues algunos están ensayando o
descansando. Por eso aprovechamos para estar aquí -respondió Niall.
-Ah.
Niall
y yo seguimos hablando unos segundos respecto al fenómeno fan y a lo
que estaban causando hacia la gente joven en Inglaterra, sobre los
asaltos al estudio y a su intranquilidad en la calle. Me di cuenta
que Zayn le estaba dando codazos muy poco disimulados a Louis y
susurrándole cosas. Louis chasqueó la lengua y se inclinó hacia
delante, apoyando los codos en sus rodillas y frotándose los ojos y
me miró.
-Eh,
¿no va a venir Jess?
Sonreí
al instante. Miré por un segundo a Zayn, que apartó la mirada
enseguida. Volví a mirar a Louis haciendo como si no me hubiera
enterado.
-No,
no ha podido. Mañana tiene un examen importante de economía y tenía
que estudiar.
-Le
das recuerdos de nuestra parte.
-Ni
lo dudes -sonreí.
Casi
sin darme cuenta, dirigí la mirada hacia la puerta y vi que Jane y
Harry seguían pegadas a ella.
-Joder.
Si se vieron ayer.
Le
hice un gesto a Niall para que me pasara un cojín y lo lancé con
fuerza hacia ellos, haciendo que rebotara en la espalda de Harry.
-¡Asociales!
-grité en su dirección.
Jane
enseguida se ruborizó y se acercó a nosotros, con él a su espalda.
Los dos se sentaron al lado de Niall, que estaba sentado sólo en un
sofá doble.
-¿Qué
te ha pasado en los dedos? -preguntó riendo.
Ella
miró sus dedos una vez más y torció los labios.
-Hoy
nos han hecho pintar con ceras. Y manchan un cojón.
-¿En
quinto?
Asintió
con desdén, alzando una ceja.
-Lo
sé. Pero los párvulos de 6 años lo hacen mejor que yo, así que no
puedo quejarme.
Mientras
la conversación seguía su curso, no podía más que pensar en la
tarde en la que llamé a Harry. Pensé que no me iba a hacer caso en
absoluto, que seguiría esperando. Quizás aquella tarde fue una de
las peores de toda mi vida. Pensaba en las consecuencias que podía
significar, que podría suceder sólo por mi culpa y por ser egoísta.
Pero, por lo visto, todo había salido perfecto.
Agité
la cabeza con suavidad y disimulo, borrando esos pensamientos. Tal
vez no había ocurrido de esa manera y simplemente estaba pensando en
falso. Tal vez me estaba precipitando. Y entendía que Jane no
quisiera darme todos los detalles en unos días, ya que esto era
nuevo para ella y podía resultar muy embarazoso.
Me
di cuenta cuando Harry le susurraba algo al oído de Jane, mientras
ella sonreía como una tonta. Él se apartó y ella asintió con
entusiasmo. Se levantaron del sofá con las manos unidas y se
acercaron a las escaleras.
-Ya
volvemos.
Los
cuatro los miraron con los ceños fruncidos cómo subían las
escaleras. Yo reí mientras rodeaba los ojos.
-Sabéis
qué ocurrió ayer, ¿no?
-Sí,
nos lo contó esta mañana.
-Se
pensaba que se iba a librar el cabrón de él. Estuvimos ayer toda la
noche buscándole.
Antes
de que Louis pudiera terminar su frase, Liam entró muy sonriente en
la sala, de la mano de una chica alta y llena de rizos, que le
llegaban hasta debajo del pecho, con bonitos ojos marrones y piel
color café.
Nada
más entrar, me levanté dela silla como un acto reflejo, para
saludar a los dos.
-Hola,
feo -saludé sonriente a Liam, después de revolotearle el pelo y
besar sus dos mejillas.
-Hola
-me respondió igual de sonriente-. Esta es Danielle -dijo
presentando a su acompañante, a lo que ella sonrió y se acercó a
mi para darme dos besos.
-Tú
debes ser la famosa bailarina. Encantada, Ellen -me autopresenté,
sonriendo también.
-¿No
ha venido Jane?
-Está
arriba.
Sentí
el móvil vibrando en mi bolsillo trasero. Me disculpé antes de
descolgar el teléfono.
-¿Sí?
-¡Ellen!
-¿Quién
es? -pregunté arrugando la nariz después de un segundo de silencio.
-Soy
Yina.
-¡Yina!
¿Qué haces llamando? ¿No es carísimo?
-Es
una urgencia. Necesito tu ayuda, Ellen.
Me odiarás; seguramente me odiarás porque tú siempre pones unos mega ultra super comentarios tan akjsghkasjhgka y yo, en cambio, no te pongo nada.
ResponderEliminarPeeeeeeero, bueno, ¡he decidido ponerte un comentario muy grandote! ¡COMO EL PENE DE HARRJAJAJAJAJAJAJJAJAJASoy pervertida :$$$$$$.
Primero de todo: MECAGONTÓ YA. SIMON, TITO, ESO NO SE HACE, ¿OK? OK. NO, HAROLDO NO PUEDE SIMULAR QUE JANE ES SU PRIMA. PORQUE ME ENFADO Y NO RESPIRO. ¿Y ROMPER CON ELLA? NI DE COÑA, VAMOS. SIMON, NO NOS HAGAS ESTO DDD:
"¿Orgasmos?
-Tres.
-¡Toma!
-¡Tres! ¡En una noche!" QUE ME MEEEEEEEEEEEEEEEEO, AJAJAJAJJAAJJAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJAJJA. '¡TOMA!' DIOS, ME DA ARGO.
Harry es el elegido(?). Suena tipo película de super héroes y tal JAJAJAJAJAJJAJAJA. DAN = CACA. HARRY = GUAN PERFECSHON.
Lo de Lena y Byron me quedé como: ¿HOLA? NO, NO PUEDE SER. ME DA SOMETHING(?). ES QUE, ¿HERMANOS? ¡ORGÍA, ORGÍA!¡SERSO, SERSO! TRALARÁ okno. AJAJAJAJJAAJJAJAJA.
"-Jane. Lo primero que quiero que sepas es que te quiero y que nadie va a impedírmelo, ¿de acuerdo?" SIMON... PENSÉ QUE ERAS EL TITO SIMON QUE NO IMPEDÍA NÁ DDDDDDD___:
Bueno, y después de esa declarasión to' bonica de Harold va la Yein(? y dise: ¡QUE SÍ PERO QUE AHORA TOCA SERSO, Y ES MI PRIMERA VES!
Y pues lo de Simon se va al carajo (de HarrJAJAJAJya. Hoy estoy pervertida :$).
*Siento esta mierda de comentario*
Jane se pondrá muy trizte cuando Hazza le cuente todo. D': NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO. D:
LIAM Y DANIELLE ASKJGHKASHGKAHSKJDGAHKJSGA Perfesión a tope de poweJAAJAJAJAJAJJAMamá, ¿qué le echaste a la paella? okya.
HOLA, QUIERO EL SIGUIENTE YA DE YA. ASDGHAKJSGHKASHGKHASKGHAKGA.
Me encantaaaaaaaaa musho. Sigue así, juapa.
Te quiere mucho, mucho, mucho,
@HiddenInYourEye.
PD: ¡QUE SEPAS QUE TUS COMENTARIOS JAMÁS ME ABURRIRÁN! <3
JOOOOOOOOOOOOOOOOOOOODEEEEEEEEEEEEEEERRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR
ResponderEliminarYa le vale a esta tal Ani por poner su comentario antes que el mío. Que capulla, ¿cómo dice que su comentario es una mierda? Bueno no me voy a ir del tema que estoy con el capítulo 21 y no me da tiempo si sigo distrayéndome. QUE YO TAMBIÉN ME HE TIRADO MEDIA HORA RIÉNDOME CON LO DE: Tres. Toma. ¡Tres! ¡En una noche!
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJJAJJAJAJA DIOS. QUIERO SER JANE YA. Oye y lo de Yina? Me has dejado pilladísima. YA ESTAS ESCRIBIENDO EL SIGUIENTE PUTO CAPÍTULO QUE QUIERO SABER QUÉ COÑO QUIERE.PERO YA.
Mi amor, que llevamos mucho tiempo sin hablar. Que me salió como el puto culo el examen. Que te quiero un montón. Que me voy a ir a Navarra a estudiar. QUE TE CASES CONMIGO.
Bueno, y ahora, quiero repetirte una cosilla:
Que como siempre eres increíble. Escribes demasiado bien. Tienes talento para dar y regalar (te agradecería que me dieses un pocito). Eres demasiado asdfghjkl como dices tú. Eres un puto amor. Y encima te has leído dos de mis sagas favoritas. Joder. Es que estás entre las 7 personas más perfectas del mundo: Harry, Liam, Lou, Niall, Zayn, Eduardo y tú.
Y YA ME HE QUEDADO A GUSTO. COÑO.
Últimamente digo demasiadas palabrostias xD
BESITOS RUBIA.
Lena, ya me la he leído y me encanta!!!
ResponderEliminarEres parecida a mi, yo también escribo los capítulos largos hahahaha :D
Te la dejo por aquí para que te pases y me digas que tal ¡!
http://mentiriasitedigoquenotequiero.blogspot.com.es/
P.D L a recomendaré cuando pueda a mis lectores.
Xx Ek13