35~


Capítulo 35:
{Narra Lena}
-¡¿Que has hecho el qué?!
-¡Que no chilles coño! Te he dicho mil veces que me duele la cabeza -susurré.
-Pero bueno, ¿tu estás loca? -a pesar de mis quejas, Ellen seguía gritándome.
-Lena, ¿tú no le odiabas? -me preguntó más tranquila Jess, después de suspirar.
-¡Eso digo yo, coño! -siguió gritando Ellen.
Jess le pegó un codazo.
Yo me encogí de hombros ante la pregunta.
-¿Eres bipolar o algo? -preguntó Ellen ya más relajada, como quejándose.
Resoplé.
-Te estoy diciendo que no sé qué me pasa...
-Vale, ¿sabías lo que estabas haciendo o estabas tan borracha que sólo te apetecía?
Volví a encogerme de hombros.
Ellen se llevó la mano a la frente.
-¿Y te acuerdas de algo?
-Más o menos... Imágenes aleatorias... Pero todas borrosas...
-Quiero detalles. ¿Qué tal? ¿Es bueno? -los ojos de Ellen parecían salirse de sus órbitas, infectados de curiosidad.
-¡No voy a decirte eso!
-¿Por qué no?
-No te interesa.
Jess suspiró.
-¿Y Byron que dice? -ahí estaba para ayudarme.
-No sé.. no hemos hablado de ello..
-Pues deberíais. Esto es serio.
-¡Qué serio ni que hostias! ¡Si estaba borracha rasa!
-Lo es, Ellen. Que tú estés acostumbrada no significa que sea normal. Y mucho menos algo positivo.
-Bueno, te relajas.
-¿Y qué le digo? Ni siquiera yo sé qué pensar de esto...
-¿Byron estaba borracho?
Negué con la cabeza.
O eso recordaba.
-Buena señal. Eso es que quiere algo. ¿Te dijo algo antes de...?
-No lo sé, Ellen -dije interrumpiéndola y frotándome la frente-. Esta mañana he hecho como si no me acordara de nada..
-Lena, ¿tu te arrepientes de lo que has hecho? -preguntó Jess, seria y mirándome a los ojos.
Buena pregunta.
Suspiré y me encogí de hombros nuevamente.
Las dos me miraron con la boca entreabierta.
-Te declaro oficialmente bipolar -dijo al fin Ellen.
-¿Pero estás segura?
-¡Que no! ¡No estoy segura de nada! Sólo sé que ayer salimos, bebí mucho, me lo tiré y punto. No sé ni lo qué siento ni lo qué siente.
Jess torció el labio pensativa.
-Yo hablaría con él.
-Y yo.
-Bueno, pues habláis con él de mi parte por que yo no sé qué carajo decirle.
Enseguida una sonrisa surcó el rostro de Jess.
-A ti te gusta Byron, ¿verdad?,
Cuando estaba a punto de responder a la pregunta, la puerta principal se abrió y un serio Byron apareció por ella.
-Ya estoy en casa.
-Hola -dijimos las tres, Ellen y Jess con una gran sonrisa en la cara.
Mirándome y soltando un suspiro, se fue directo a la cocina.
-¿Qué quieres para comer? -preguntó desde ahí.
-Me da igual. Elige tú.
-Yo iría a por él -susurró Ellen-. Es guapo y parece un buen chico.
Carraspeé.
-Pobrecillo. Me da pena. Anda, ve a hablar con él.
Carraspeé de nuevo e intenté cambiar de tema lo antes posible.
-Eh, ¿y Jane?
Ellen suspiró.
-Te lo he dicho cinco veces. Está en Cheshire.
-¿Cheshire? -fruncí el ceño-. ¿Qué hace ahí?
Jess soltó una risita, con la mano sobre los labios y mirando hacia su regazo.
-Ay, Lena... ¿Quién vive en Cheshire?
-Hmm.. ¿Harry?
-¡Muy bien! -y aplaudió como si yo fuera una niña pequeña y rodeó los ojos.
-¿Y cuándo vuelve?
Se encogió de hombros.
-Supongo que mañana.
-¡Ay qué monos! -exclamó Jess.
-¿Pasa ahí la noche? -pregunté y sonriendo por primera vez en el día-. Uy uy uy.
-Ya iba a siendo hora...
-¿Creéis que Harry querrá?
Ellen resopló.
-Pues claro que sí. Dime, ¿qué chico de hoy en día no quiere?
-Tal vez Jane no...
-No sabrá decírselo.
-Bueno, ¿y si no nos metemos? Jane ya verá lo que hace que para algo es su vida y punto. Además, Harry sabrá lo que hacer.
-¿Nos apostamos algo? -Ellen me tendía la mano.
-No. Que hagan lo que quieran.
Las tres dimos un brinco en nuestro asiento cuando escuchamos mi móvil vibrar desde la mesilla. Agarré el brazo y observé la pantalla. Se me heló la sangre.
Liam.

~

{Narra Yina}
Saddie y Fer estában pálidas y calladas y la emoción rebosaba en sus brillantes ojos.
Leo estalló una carcajada al verlas y muy tranquila y amable se acercó a ella.
-Soy Leo -sonrió y estrecharon sus manos-. Encantada. Y estas dos patéticas son Saddie y Fer que simplemente están flipando tanto que por una vez en la vida se callan. Así que te doy la enhorabuena por ello.
Mi madre soltó una pequeña risita y besó a las dos en las mejillas, así como a Brooke, que la recibió con una amplia sonrisa.
El silencio volvió de nuevo y Leo suspiró rodeando los ojos. Se acercó a Saddie y le arrebató el gran bolso que la rubia tenía colgado del hombro y lo colocó en la mesa en la que nos acabábamos de sentar.
Las mejillas de ambas empezaron a sonrojarse.
-Son todas tus novelas publicadas -aclaró Brooke, viendo los ojos plagados de dudas de mi madre-. Quieren que los firmes.
-Por favor -consiguió articular Fer y sonrió.
-Oh -rió y mi madre sonrió a las dos dulcemente-, con mucho gusto.
Sacó un boli del bolsillo y comenzó a sacar un libro de la bolsa.
-Aww, qué recuerdos. Mira Yina. Este lo escribí cuando estaba embarazada de ti.
-Am -aparté a la mirada.
La verdad es que no me interesaba ni un poco.
-¿Y sobre qué va? -pregunté a pesar, fingiendo interés.
-Sobre una chica que se suicida -dijo relajada, mientras firmaba el libro.
-Ah, bueno -murmuré.
“Ya veo cuánto me quería” pensé. Y suspiré ante aquel pensamiento.
No la había perdonado. Tampoco pensaba hacerlo por lo menos en un tiempo. Necesiaba pensar las cosas.
No me había dicho por qué papá estaba en la cárcel porque decía que era demasiado complicado para explicarlo. Y por eso no la creí. Ni una sola palabra de lo que me había dicho. Pero sabía que esto era el sueño de ellas, de unas de las mejores amigas que había tenido.
Y que nunca tuve.
A parte de Harry, nunca había tenido una amiga tan de confianza. No podía contarle a nadie mis preocupaciones. Y a Harry muchísimo menos, ya qué él era la mayor parte.
Así que, básicamente, ellas para mi eran como un regalo. Por eso lo había hecho. Ellas nisiquiera me lo habían pedido y a mí, por mucho que me costara, me gustaba hacerles este favor.
El tiempo fue pasando y acorde, las cotorras se fueron soltando y hasta hablaron más de lo habitual. Mi madre estaba a gusto con ellas y se mostraba atenta y receptiva.
Yo, más bien, distante, no me enteraba de la conversación que tampoco me interesaba. Aunque, cuando ellas reían, así lo hacía yo, para pasar desapercibida.
En un momento de la conversación, estaba tan sumergida en mi mar de pensamientos que Brooke tuvo que avisarme que me estaban llamando.
-Ops -dije torpemente y saqué el móvil del bolsillo.
Número desconocido.
Fruncí el ceño y descolgué.
-¿Sí?
-¿Sabes quién soy? -dijo una voz masculina que no reconocí.
-Hmm... no.
-¿No sabes quién soy?
-Nop.
Rió.
-¿Qué pasa?
-Seguro que tus amigas te matan.
-¿Matarme por qué?
-Por no saber quién soy.
-No lo pillo... Dime quién eres.
-Hmm.. vale. Mi nombre empieza por N.
-O me dices quién eres o cuelgo el teléfono.
-Soy Nathan.
-¿Nathan? Oh, ya sé. Sep, probáblemente me maten.
Volvió a reír.
-Bueno, cómo has conseguido mi número?
-El director se marchó un segundo a comer y pude conseguirlo.
-Aaah.. ¿y por qué me llamas?
-Bueno..hmm.. había pensado que quizás podía invitarte al cine. Algún día de estos... O hoy mismo.. Como tu prefieras.
Puse la mirada en blanco. Brooke, que me observaba desde hace rato, me miró con dudas. Yo sonreí y me encogí de hombros.
-Erm.. pues... hum.. Sí, por qué no.
-Perfecto. ¿Esta noche?
-Habitación 309 bloque 3 -sonreí.
-A las 10 estoy ahí.
Sonreí.

~

-¿Qué día es hoy? -preguntó con el móvil en la mano, caminando de vuelta a casa.
-28 de agosto, ¿pues?
-Para apuntarlo como “mejor día de mi vida”
Solté una risa tonta, sin borrar la sonrisa de la cara.
-Eh, sonrisas -Leo se puso a mi lado y me agarró del brazo, también sonriendo-. ¿Cómo es que estás tan feliz? Si esta mañana estabas de morros.
Yo también me lo preguntaba. ¿Por qué lo estaba? Apenas había hablado con él. Pero, ¿era feliz lo que estaba? No lo creo, Sólo emocionada.
Ahí llegaba mi dilema. ¿Se lo contaba? Sabía que ni a Brooke ni a Leo les hacía gracia Nathan, pero luego estaban Saddie y Fer, por no hablar de Adam, que bueno, básicamente, fantaseaban con él.
Ya que la penetrante mirada de Leo seguía encima mía, decidí que lo pensaría más tarde.
-Emm... no lo sé, la verdad -me limité a mentir.
-Joder... yo quería oír algo interesante... Veo que lo de tu madre te ha sentado bien.
-Pues la verdad es que no. Estoy exactamente como antes. No la he perdonado ni pienso hacerlo. Por lo menos estas semanas.
-¿No? Vaya, a ella se le veía muy bien, pues.
-Qué va. Ella siempre es así cuando está con fans. Y sabe actuar muy bien por lo visto -eso último, lo murmuré.
Leo se encogió de hombros mientras enseñaba el carnet de estudiante al guarda de seguridad como hice yo y entramos al recinto.
Sin decir palabra apenas e intentando guardar silencio teniendo en cuenta que la gente probablemente estaría durmiendo o estudiando, apresuramos el camino y entramos en el edificio que nos correspondía.
Las chicas se fueron a sus habitaciones y Brooke y yo a la nuestra.
Brooke cerró la puerta de un portazo.
-Va. Suéltalo -espetó mientras me quitaba los zapatos.
-¿Qué? -pregunté distraída.
-¿Quién te ha llamado? Y no me digas que Harry por que ahí son las putas 6 de la mañana.
No estaba enfadada como parecía. Si no preocupada.
“Decidido”
Agarrñe unos vaqueros, una camiseta gris con mangas de murciélago y mis converse grises también y me dirigí a Brooke.
-Te lo cuento todo cuando vuelva que no tengo tiempo. Espérame, por favor.
No había un alma en las duchas, por lo que tenía sitio de sobra para mis cosas.
Volví a la habitación después de la ducha más corta que había tenido nunca. Cuando habría terminado de alisarme el pelo iba a explicarselo todo a Brooke, pero alguien, que ya me esperaba su llegada, llamó a la puerta con un sordo y leve golpe en la puerta.
Pero antes que dijera nada, Brooke se adelantó. Dejé las planchas en el neceser y salí del baño.
-¡Yo abro! -dijo con entusiasmo.
Abrió la puerta y Nathan con una camisa blanca y pantalones pitillo negros se apoyaba en el cincel de la puerta.
-¿Nathan? -preguntó desconcentrada.
El chico me dirigió una mirada y así lo hizo Brooke, solo que ella me miraba de otra forma, m´ñas seria.
-¿Yina?
Miró a los dos de uno en uno, después, se volvió hacia Nathan y, por mi sorpresa enorme, le pegó en la mejilla con fuerza y exclamó:
-¡Me lo habías prometido!

34~


Capítulo 34:
{Narra Lena}
5 días a su lado y mi cuerpo ya no daba abasto. Demasiadas emociones mezcladas en menos de una semana, y mi cabeza era un lío tan gordo que ya ni sabía qué sentía por él.
La verdad es que me lo había pasado mucho mejor de lo que esperaba. Se vería seriamente que había madurado muchísimo desde la última vez que le vi y realmente me trataba con mucho respeto. Habíamos ido varias veces juntos a la ciudad a pasar la tarde y la verdad es que nos lo pasábamos bien, pero yo nunca quería reconocerlo y casi siempre llegábamos reñidos a casa por alguna que otra tontería.
En menos de dos semanas ya tendría que volver al instituto y tenía más ganas del habitual. Eso era bastante raro en mí.
Los dos primeros días que Byron estaba compartiendo casa conmigo tenía más que claro que lo odiaba y que siempre lo haría. Pero ahora mismo no sentía lo mismo. Estaba demasiado confusa para pensar en ello, pero sabía algo que no dejaba de comerme la conciencia y que no dejaba de dar vueltas en la cabeza. Porque esa idea me asustaba seriamente, pero sabía que era verdad y que no podía hacer absolutamente nada para evitarlo.
Byron me gustaba.
En esos días habíamos tenido algún que otro roce, aunque nunca pasó a más, ni siquiera a tocarnos nunca. Por una parte le odiaba por eso, por intentar hacer que me gustase, pero por otra me encantaba la manera en la que sabe hacerse el deseado.
-Lena, ¿quieres un poco de té? -me preguntó desde la cocina.
-¿Té por la noche? Qué raro eres -sonreí por un segundo.
Se encogió mientras entraba con dos tazas humeantes al salón y se sentó a mi lado.
-¿Qué quieres hacer esta noche? -le pregunté.
-¿Una película?
-No.. llevamos viendo películas 3 noches seguidas.
-Tienes razón..
Reflexioné un segundo. Tenía una ligera idea de lo qué podíamos hacer, pero aún no estaba segura y realmente me daba miedo el final. Podíamos acabar muy mal. Pero aún así, me arriesgué:
-¿Y si salimos? No sé, a que nos dé el aire o a algún club..
-Emm.... sí, vale.
-Vale, vamos -me levanté.
-¿No vas a cambiarte?
-¿Para qué? Las converse y los vaqueros son lo más cómodo del mundo.
-Perfecto. Vamos entonces.

Después de un breve paseo, los dos optamos por un club alborotado pero no demasiado, y donde la música que ponían era bastante buena para mi gusto. Barra libre y no te registraban el bolso, ni mucho menos el carnet. Eso era lo que realmente necesitaba. Una buena borrachera para despejar la mente, por mucho que temía las consecuencias.
Las horas pasaron rápidas y las copas también, aunque el alcohol me subía demasiado despacio y escaso. Hacía bastante tiempo que no veía a Byron por ningún lado. Por último le había visto con una rubia que hablaba demasiado para mi gusto, pero él no parecía demasiado interesado en ella.
Mejor.
Suspiré varias veces cuando veía a chicos acercarse a mí, me pedían bailar o que dejara que me invitara a una copa. Pero, por muy guapos que fueran, se las negaba todas.  No quería ver a nadie.
Nunca había estado tan mal. Yo siempre estaba sonriendo y pasándolo bien, pero así, jamás.
Todo era por culpa de esos dos. Por Liam y por Byron.
Sacudí la cabeza al pensar en él. En Liam.
No me arruinaría otra noche. Ni una más.
-Bu.
Pegué un pequeño chillido del susto y salté de la silla.
-¡Coño Byron qué susto!
Estalló una carcajada.
-Veo que estas fina.
-Cállate -murmuré.
-Anda, vamonos que ya es tarde y será mejor que duermas algo.
-Vale.
Bajé de la silla a duras penas. El suelo estaba curvado y demasiado bajo.
Quizás sí había bebido demasiado.
Anduvimos hasta casa, agarrada fuertemente a su brazo.
-¿Con quién has estado? -intenté que la voz me sonara alegre, pero sólo conseguí que fuera ronca y forzada.
-Con nadie, ¿por?
-No me lo creo. No te he visto en toda la noche.
-Ya, bueno.. eso es porque he estado todo el rato en el mismo sitio. No sé para qué querías salir si ni siquiera has bailado -dijo soltando un pequeño suspiro.
-No te importa lo que haga o deje de hacer -dije seca.
Ese comentario me había molestado bastante.
Los segundos fueron pasando y el único tema de conversación era el completo silencio. Había tensión entre nosotros, pero la ignoré lo mejor que pude.
Unos pequeños matices de dolor comenzaban a surcar mi cabeza y sabía que mañana me iba a arrepentir de esto. Byron tenía razón. Ni yo sabía por qué habíamos salido, tenía una cierta esperanza en poder pasármelo bien y divertirme de nuevo.
Nada. Ni siquiera me había emborrachado decentemente.
Suspiré en alto. Quizá un poco exagerado.
-Byron -rompí el silencio.
¿Qué estaba haciendo? Yo no quería romperlo. No quería decirle nada. Ni hablarle.
Estaba claro que no era consiente de mis actos.
-¿Sí?
-¿Tienes novia?
Igual si que estaba más borracha de lo que pensaba.
¿Por qué demonios le había preguntado eso? No quería saberlo. No me interesaba en absoluto.
-Eh, no. No tengo.
-Bien -suspiré.
-¿Bien? -dijo riendo.
-No bien de “Oh, que guay” si no de “vale”. ¿Entiendes?
-Será mejor que vayas a la cama pronto. Pero antes comes algo. No me gustaría aguantar a una Lena con una gran resaca.
-Pues vas a tener que joderte, porque la voy a tener igual -espeté cortante.
Resoplé.
Saqué las llaves del bolsillo en intenté introducirla en la puerta, pero no entraba. La llave era mucho más grande y la cerradura no dejaba de moverse. Lo intenté una segunda vez después de parpadear unas cuantas veces, pero el resultado sólo fue peor.
Comencé a impacientarme.
Lo intenté una tercera. Nada.
-¡Me cago en la puta! -chillé.
-¡Shht! Hay gente durmiendo, bruta -me arrancó las llaves de las manos y de una, giró la cerradura y abrió la puerta.
De dos patadas me quité los zapatos y me lancé al sofá. Byron se fue a la cocina y volvió con un vaso de agua entre las manos y se sentó a mi lado. Me lo tendió.
-Bebe.
-No quiero.
-Lena, bebe. Será mejor. Lo digo en serio.
Suspiré, le arrebaté le vaso de las manos y me lo llevé a los labios.
Me acarició la rodilla.
-Muy bien.
Por unos segundos me dejé hacer, porque me tranquilizaba mucho. Pero luego me di cuenta y le di un manotazo.
-¡Quita!
-Relájate -dijo tranquilo-. Ahora a la cama. Venga.
-¿Quién eres? ¿Mi padre? Me iré a la cama cuando quiera.
Suspiró.
-Vale. Bien. Haz lo que queras. Yo me voy a la cama -se levantó del sofá y subió las escaleras.
-¡Pues vale! -chillé y me crucé de brazos como una niña pequeña.
Silencio es lo que había. Sólo los murmullos de los elecrodomésticos de la cocina era apenas audible. Seguía con el ceño fruncido y observando las cortinas cerradas.
Comencé a sentir algo de miedo, las cortinas se movían ligeramente a causa del aire que calentaba la casa desde el radiador, la bombilla tintineaba escasamente, como siempre hacía, solo que nunca me había dado cuenta tan profundamente.
De un brinco me levanté del sofá y dando tumbos de acerqué a las escaleras.
Las escaleras me parecieron un enemigo más, parecían muy inestables e inseguras en mi estado y sabía muy bien que iba a acabar peor si intentaba enfrentarme a ellas.
-¿Byron?
No había respuesta.
Se habría dormido ya. O no quería hacerme caso.
Me fié más de la segunda acción. ¿Por qué tendría que hacerme caso si le trataba como a unos zapatos viejos y gastados? Sólo se utilizan y es muy urgente.
Resoplé. No quería quedarme sola aquí abajo.
-¡Byron! -insistí, ahora gritando un poco más fuerte.
El corazón me latía con normalidad ya cuando la puerta de su habitación se abría y cerraba. Apareció únicamente con el pantalón del pijama. Permaneció arriba, mirándome.
¿Qué?
-Hmm.. Me.. ¿Me ayudas a subir las escaleras? -vacilé con algo de vrgüenza.
Sonrió levemente.
-Claro.
Bajó las escaleras y me agarró de la cintura con su brazo desnudo.
Intentaba con todas mis fuerzas mirar hacia delante y no arrimarme demasiado a él, pero su cuerpo era tan fuerte y bien trabajado y, sobre todo, muy caliente, que me era casi imposible.
Una vez arriba, me despegué de él lo antes que pude.
-Gra, gracias -balbuceé.
Al momento de soltarme, me encontré inestable de nuevo, por lo que me sujetó de nuevo el brazo.
-Deja que te lleve a tu habitación, anda. Estas fatal.
Me encogí de hombros.
-Puede -sonreí.
Al entrar en mi habitación me ayudó a quitarme el jersey y a tumbarme en la cama.
-Gracias. No tendrías que haberme ayudado -dije, mientras él se sentaba en el borde.
-¿Y por qué no?
-No me lo merezco. Te he tratado fatal y deberías de haberme dejado ahí abajo muerta del miedo. Hubiera aprendido algo por lo menos.
-No seas tonta. Anda, duerme un poco.
-No lo soy, Byron. He sido una egoísta.
-No, Lena, me lo merezco. La verdad es que no sé que se me pasó por la cabeza entonces. No tienes que disculparme.
Asentí, y le indiqué con el dedo que se acercara.
-Lo siento -le susurré.
-No, yo lo siento -me susurró de vuelta.
Sonreí y pegué mis labios a los suyos. Pero él se apartó en seguida.
-Lena, ¿qué haces?
-¿Qué pasa? ¿No te gusto?
-Demasiado, Lena. Pero tu estas borracha y mañana no recordarás nada de esto. Está mal.
-¿Por qué? Yo quiero.
Y volví a besarle y esta vez me siguió por unos segundos y después volvió a apartarse.
-No hagas estupideces, Lena -susurró.
-Shht.
Dejé que me quitara la camiseta de tirantes mientra me besaba el cuello. Se apartó un segundo después de volver a tumbarme, aún con las manos en mi cintura. Me miró a los ojos.
-¿Estás segura de esto?
Sonreí.
Jamás lo abría adivinado. Ni pensado. Ni siquiera sentirlo. Nada.
Quizás varias veces había pensado que era completamente encantador conmigo y yo solo le respondía seca, fría y cortante. Como si le odiara a muerte.
Y puede que unos días antes lo hiciera.
Ahora realmente me daba igual y no sabía si estaba segura, sólo me dejé llevar. Pero quería esto. Vaya si lo quería.
-Estaré borracha, pero no lo suficiente como para arrepentirme de esto mañana.

33~

Capítulo 33:
{Narra Jane}
Me aparté casi al instante y con el ceño fruncido, y, al hacerlo, le pegué en la mejilla con la mano.
-¡¿Se puede saber qué haces? -grité furiosa.
Curvó el labio, medio sonriendo, satisfecho.
-Demostrártelo, Jane.
-¡¿Demostrarme el qué?!
-Que estoy enamorado de ti.
En una circunstancia normal, sin besos, y, sobre todo, sin novio, me habría sonrojado y le habría abrazado con ternura. Pero eso sólo hizo que me enfadara todavía más.
-¡¿Y no podrías habérmelo dicho antes?! No sé, cuando aún no tenía novio, ¡¿quizás?! -le chillé, me crucé de brazos.
-Lo sé. Sé que tienes novio. Pero haré cualquier cosa para tenerte.
Fruncí los labios con furia y pensé un segundo. Había algo que no me acababa de cuadrar.
-No te habrá enviado Dan, ¿verdad?
-¿Dan? -resopló- Qué va. Jane, te juro que lo que estoy diciendo es verdad. Estoy enamorado de ti desde, no sé, ¿la primera vez que te vi?
Suspiré.
-Y justo me lo tienes que decir cuando estoy pasando por el mejor momento de mi vida. ¡Pues lo siento, Ethan, pero yo también estoy enamorada!
Me paré en seco. No me podía creer que acabara de decir eso. Antes del estúpido beso no lo tenía claro en absoluto, pero aquello hizo que estuviera más que segura.
Estaba enamorada de Harry.
Ethan se quedó mudo por completo, pero sin dejar de tener esa pequeña sonrisa en la cara.
Sacudí la cabeza.
-¡¿Tan difícil es para ti y para Dan de entender que soy feliz y que no os necesito para nada?!
Seguía mirándome sin decir nada.
Respiré hondo.
-Quiero que te vayas.
En ese momento fue cuando se le borró la sonrisa.
-¿Qué?
-¡Ya me has oído!
-Jane, yo... -susurró.
-Vete.
-Por favor, déjame que...
-¡Que te vayas! -grité, derramando una pequeña lágrima. Enseguida me la atrapé con el dorso de la mano.
Cerró la boca de golpe y se mordió el labio.
-Vale. Como quieras. Llámame, ¿vale? -dijo con la voz rota y con la mano apoyada en el manillar de la puerta de la terraza.
Yo me limité a mirarlo en respuesta.
Suspiró y me dirigió una última mirada. Abrió la puerta, atravesó el salón y salió de la casa.
Respiré hondo mientras me pasaba la mano por el pelo.
Decidí borrar esto de mi vida. Otro día me ocuparé pensando en contárselo a Harry o no. Sólo quería que este fin de semana fuera perfecto y no dejaré que un beso sin importancia que ni siquiera fue correspondido me lo arruinara. Lo primero que tenía que hacer era asegurarme de que mis amigas no sospecharan nada, por lo que intenté sonreír.
Con esa intentada sonrisa falsa entré al salón con sigilo y me senté en el sofá al lado de Lena. Todas estaban concentrados en la película, por lo que casi ni se percataron de mi presencia.
Lo borré al instante.
Esa tarde sólo me preocupé de disfrutar de la película y de la cena junto a mis mejores amigas.

~

-¡Jane! ¡Qué alegría verte de nuevo, cielo!
-Lo mismo digo, Anne -sonreí, después de abrazarla.
-¿Quién es esta chica tan guapa? -preguntó, dando dos besos a Jess y acariciando su precioso pelo rubio.
-Soy Jess -sonrió.
-Encantada.
-¡Gemma! -grité y la abracé con fuerza.
-¡Pillina! No sabía que venías.
Anne se encogió de hombros.
-Perdón. Quería que fuera una pequeña sorpresa.
Jess miraba impacientemente el reloj.
Estaba más nerviosa que nunca. Gemma y su madre parecían muy felices, pero eso no me daba ninguna pista sobre los resultados, ya que ellas dos siempre lo eran y siempre sonreían.
-¿Cuándo llegan? -preguntó Jess.
Se notaba que también estaba nerviosa.
-Se ha retrasado un poco el avión, pero en unos minutos estarán aquí.
La sonrisa de Jess fue inmediata.
-¿Tú también sales con uno de los chicos? -preguntó Gemma.
Se sonrojó como siempre hacía y soltó una carcajada.
-No, qué va. Sólo soy buena amiga suya, y nada más.
Gemma sonrió pícara y asintión.
Estaba temblando. No podía estar más nerviosa.
Sonreí como acto reflejo al ver a las cinco figuras entrar por la puerta, una de ellas saltando y estallando en risitas nerviosas, mientras que otros dos corrían y se perseguían como niños pequeños. En cambio, los otros dos, caminaban y hablaban tranquilamente.
Pero los cinco no estaban solos, estaban acompañados por más grupos, algunos caminaban cabizbajos y despacio y otros corrían hacia sus familias completamente emocionados y contentos con los resultados.
Harry fue directo hacia nosotros y los demás a sus familiares que estaban alrededor nuestro.
Sonreí viendo cómo abrazaba a su madre y hermana con una sonrisa en la cara, Después desplazó su mirada hacia mi y me miró con sorpresa.
Ah, claro. Él no sabía que estaría aquí.
Sonrió y se acercó a mi.
No me llamó, ni me besó. Lo que hizo fue darme un gran y cálido abrazo, firme y con fuerza. Me mordí el labio mientras jugaba con su pelo y me mantenía en alto.
-Te he echado de menos -susurramos los dos a la vez. Después nos reímos suavemente, aún con mis brazos enrollados en su cuello y mirándonos a los ojos.
Sonreímos y volvimos a abrazarnos.
-Estamos dentro -me susurró.
Me aparté y abrí los ojos como platos.
-¿En serio? -pregunté emocionada y me morí el labio.
Asintió sonriendo.
Entonces fue cuando lo besé. Nunca había echado tanto en falta el contacto de sus labios contra los míos.
Apoyé mi frente contra la suya y le miré a los ojos. Podía quedarme así la vida entera, observando sus interminables ojos verdes.
-¡Jane! -gritó una voz viva y feliz, con un acento irlandés inconfundible.
Me aparté suavemente y vi cómo Niall se acercaba a mi.
-¡Nialler! -grité en respuesta y le abracé con fuerza- ¡Enhorabuena! Os lo merecíais.
-¡Gracias! -sonrió.
-¿Dónde está Jess? -pregunté buscándola con la mirada.
-Está ahí con Zayn y su familia. Ahora vendrán, supongo.
-¡Rubia! -exclamó Liam a mis espaldas.
Me giré sonriendo y le di un beso en la mejilla.
-¡Enhorabuena!
Sonrió y chocamos las palmas como solíamos hacer. Después dejé que Harry me pasara el brazo por los hombros y le abracé la cintura.
-Bueno, ¿cuáles son los planes? -preguntó Louis que acababa de llegar y después de besarme las mejillas.
-Vosotros mandáis -dije-. Supongo que queréis pasar tiempo con la familia.
-Para eso hay tiempo de sobra, sólo tenemos una tarde para pasarla con vosotras. ¿Qué decís? -dijo Niall, somo siempre sonriendo.
-Por mí perfecto -respondí.
-¡Yupi!
-Bien. Aunque mucho tiempo no podré quedarme porque el tren sale a las 3 -replicó Louis con un matiz de desilusión notante en su voz.
-Bueno, pues llamo a Ellen y a Lena a ver si pueden venir y vamos a comer juntos, ¿bien? -propuse ya sacando el móvil.
Todos asintieron y sonreí.

~


-Hmmm, Jane. ¿Qué preferirías, quedarte embarazada de trillizos o que Harry se quedara estéril y no puedas tener hijos nunca? -me preguntó Niall.
Toda la mesa rompió en una sonora carcajada.
-¡Olle! -se quejó Harry entre risas.
-Tener trillizos claramente. Pobre Harry -dije sin pernsarmelo, también riendome.
-La respuesta era bastante obvia, ¿no? -Ellen sorbió de la pajita de su vaso de cartón de Coca-Cola.
-Tu calla. Jane, te toca.
-Hmmmm... Harry -le sonreí-. ¿Qué preferirías, que me quedara embarazada de trillizos o que te quedaras estéril? -reí, mientras me mordía la lengua.
Otra carcajada unisonora de la mesa. Harry bajó la mirada y mientras se frotaba los ojos reía una carcajada.
-No es justo. ¿Por qué no puedes quedarte tú estéril?
-Vale, vale. ¿Qué preferirías, trillizos o que me quede estéril?
-Trillizos.
-Bien -ambos sonreímos.
-Puaj -interrumpió Ellen-. Parad ya. Sois muy empalagosos.
-¡Qué va! -contraatacó Jess-. Al contrario, son muy monos -me sonrió.
-Estoy de acuerdo.
Enseguida me sonrojé.
-Hmm, ¿podemos cambiar de tema? Liam, ¿qué hora es?
Me dirigió una sonrisa cómplice y sacó el móvil del bolsillo.
-La una y media.
-Gracias.
-Propongo que vayamos moviendo para la calle. Se está haciendo tarde y Louis va a tener que irse ya.
-Eh, no no. A mi no me echéis la culpa, eh -dijo él.
Nos levantamos de la silla armando bastante jaleo en el local prácticamente vacío, ya que todo el mundo estaría de vuelta en sus puestos de trabajo ya que era muy tarde para comer ahora.
Salimos a la calle y comenzamos a andar sin ninguna dirección en concreto. Liam se colocó a mi lado. Estaba algo nervioso, sus manos temblaban ligeramente y no dejaba de morderse la comisura de los labios. Se veía que quería decirme algo.
Los demás estaban hablando con alguien, exceptuando a Niall, que daba saltitos junto a Jess, que reía.
Probablemente este era un buen momento.
-Dispara -solté.
Giró la mirada hacia mi, distraído.
-¿Qué?
-¿No querías preguntarme algo? -le sonreí.
-Oh, sí.. bueno... es algo incómodo...
-No te preocupes. Si no quieres que se lo cuente a nadie no lo haré, sólo tienes que ..
-Oh, no no, no es nada de eso. Es sólo que.. no sé si sabrás responderme.
-Vaya... Bueno, nunca puedes saberlo.
Respiró hondo.
-¿Por qué no ha venido Lena?
-Oh, hmm, bueno...
¿Y qué le respondía yo a eso?
-Creo que esta un poco liada, está de bajón no sé por qué y, bueno... no sé muy bien qué le pasa, la verdad. Últimamente está muy distante. Pero yo le pedí que viniera y, sinceramente, no quiso venir.
-Oh, eh.. vale, vale -bajó la mirada y luego me volvió a mirar-. Cuando la veas le das muchos besos de mi parte, ¿vale?
-Claro que sí. ¿Sabes? No ha echo otra cosa que hablar de ti.
-¿Sí? -rompió una pequeña risita.
-Uff que sí. Que si Liam esto, que si Liam lo otro. Liam lo haría de esta manera o Liam hubiera dicho eso... en fin, que he pensado más en ti que en Harry, casi.
Ambos reímos.
-Jane, ¿puedo hacerte una pregunta?
-Claro.
-Estas enamorada de Harry, ¿verdad?
Se me secó la garganta de pronto.
Eso no me lo esperaba en absoluto.
-Eh.. bueno.. yo.. -carraspeé.
No podía controlar las palabras y sentía cómo mis mejillas ardían.
-Tranquila -dijo Liam, interrumpiendo mis balbuceos-. Me esperaba una respuesta similar -sonrió.
Le devolví el gesto.
-¡Jane! -gritó Niall y se acercó a mi-, ¿te apetece ir al Skate?
-¿Al skate? ¿Para qué? -pregunté mientras nos uníamos a los demás.
-Ha sido idea de Ellen -señaló Zayn, y ésta me sonrió.
-Bueno, no sé si...
-¡Chorradas! -me interrumpió Ellen-. Nos lo pasaremos bien.
-Pero si ahí no hay nada que hacer...
-Jooo, porfaaas.
-Vale, vale, pues vamos al Skate. No sé qué te ha dado últimamente con ese sitio.
-¡Bien! -sonrió y volvió a engancharse al brazo de Louis.
Suspiré y los seguí.
No quería ir al Skate.
La razón era muy simple: Dan y Ethan. Lo más seguro es que ellos dos y sus amigotes estarían ahí divirtiéndose y pasando la tarde como siempre hacían. Era raro que Ellen quisiese ir, últimamente iba mucho, lo cuál me extrañaba todavía más porque ella nunca antes había ido tan a menudo.
Simplemente, ignoré aquello.
Lo que realmente me preocupaba era Ethan y Dan. Además estaban juntos. Sí, ya había decidido contárselo a Harry algún día de estos. De todas formas, no había echo nada malo. Él me había besado a mi y no al revés.
La verdad es que no me preocupaba nada, simplemente estaba un poco inquieta al pensar que lo más probable sería que se encontraran los tres. Y hablarían. Y si Harry se enteraba por alguien, quería que fuese por mi y no por otra persona.
Sacudí la cabeza e intenté despejarla.
Seguro que no pasaba nada.
Un suave beso en la mejilla me arrastró de golpe fuera de mis pensamientos. Pegué un leve brinco de sorpresa. Sonreí.
-¿Qué pasa? -me preguntó Harry entrelazando sus dedos con los míos-. Te veo tensa.
-Oh, nada, nada, es.. Nada. No es importante.
-¿Segura? Ya sabes que estoy aquí para lo que sea.
-Sí, tranquilo -ambos nos sonreímos.
-¡Zayn! ¡Suéltame! -giré la cabeza y vi cómo Jess estaba subida a la espalda de Zayn y no paraba de revolotear e intentar soltarse mientras se reía, pero parecía que Zayn iba a resistirse.
Harry se mordió el labio al verlos, mirándolos.
Sonreí.