12~

Capítulo 12: 
Harry superó la prueba.
Algo que no me sorprendió en absoluto, hizo una preciosa actuación, sin música. Sólo su voz. Su preciosa y armónica voz. Fue abrumador.
La mañana transcurrió lenta y agotadora, después de 3 horas y media de pie hasta poder entrar en el edificio. Aunque parezca muy largo, me lo había pasado mejor de lo esperado. Harry me presentó a su padrastro Robin y el hijo y la hija de este- cuyos nombres no me acordaba, por mucho que insistía, nunca fui buena recordando nombres-. También me presentó a Gemma, su hermana mayor. Era una chica muy maja y social, amable y confiada y más de una vez me había hecho reír. La verdad es que era muy parecida a su hermano, no tenía sus rizos, es más, tenía el pelo muy liso, pero podías ver sin problemas que eran hermanos.
Y, obviamente, había venido Yina. Pero estaba diferente, en vez de llevar su habitual pelo largo y liso, lucía unos preciosos rizos, que caían salvajemente por la cara, resaltando, de alguna manera, sus pequeños ojos negros. Estaba preciosa, más de lo habitual. Pero no eran sólo los rizos que la hacían diferente a los demás días, estaba radiante, sonriendo, y no me dirigía las habituales miradas de odio, en cambio, me sonreía- ésta vez, más sonriendo que la anterior vez- e incluso me pidió perdón. No sabía muy bien por qué -aunque me lo podía imaginar- pero, en cuando estábamos a punto de entrar al edificio, me detuvo y me dijo que sentía mucho lo ocurrido el fin de semana. Me dijo que se había equivocado y que no volvería a ocurrir. "¿Podrías perdonarme?" Esas palabras las dijo mirando profundamente en mis ojos. Yo le sonreí y le dí un fuerte abrazo.
-No te preocupes, todos comeremos errores.
Ella me devolvió la sonrisa.
También recuerdo cuando entramos al edificio, al estudio. El espacio era acogedor y había sillas para sentarse y descansar las piernas un poco. Había gente cantando y tocando la guitarra y divirtiéndose. Fue un momento muy agradable. Lo más curioso de todo, es que llamaban a los concursantes, como hacen cuando estas en la sala de espera del médico esperando nerviosamente a que te pinchen contra alguna que otra enfermedad. Fue divertido.
Los nervios de notaban cada vez más con cada minuto que pasaba, y aumentó de golpe cuando llamaron a Harry. Pero, a pesar de los nervios, lo hizo como un auténtico profesional.
Después de la "actuación", como había previsto,  fuimos todos a tomar algo a un bar, no sin antes recoger a Ellen, Jess y a Lena, que en cuanto vieron a Harry, comenzaron a aplaudirle y a darle besos y la enhorabuena. Estaba contento, se le veía en los ojos. Y eso hacía que yo también lo estuviera, y, de alguna manera, me sentía orgullosa de él, como si tuviera algo que ver.
Cuando presenté a Yina a las demás chicas, éstas enseguida la acogieron como una más. Sobre todo Ellen, que parecía que se conocían de toda la vida, algo que de lo que me alegraba bastante.
Seguía enfadada con Ellen por lo que hizo, pero hablaba con ella, no como si nada hubiera pasado, no como antes, pero aún así, hablaba con ella.
Así pasamos el día, los hermanastros -palabra que no me gustaba para nada- tuvieron que marcharse para hacer una cosa familiar, por lo que solo quedábamos Harry, Ellen, Lena, Jess y yo, Anne y Robin habían decidido dar un paseo por Londres, por lo que estábamos solos, en el pequeño parque de delante de casa de Ellen. Estábamos tumbados en la hierba, disfrutando de otro magnifico día soleado y caluroso, los seis tumbados, medio dormidos por el cansancio, pero aún así, seguíamos hablando, Ellen con Yina, que parecían divertirse, y nosotros cuatro, haciendo coronas con margaritas.
-Listo
Puse la cadena de margaritas en la cabeza de Harry, que me sonrió.
-Oh, qué bonito-me respondió.
Sonreí y él me devolvió la sonrisa.
-Harry, ¿cómo te sientes después de la actuación?
Jess rodó hasta quedar boca abajo, para poder mirarlo mejor. Lena la imitó.
Harry vaciló por un instante.
-Bueno, nada diferente, simplemente, liberado.
-Se te veía muy a gusto ahí arriba, como si estuvieras en el mismo salón de tu casa-Lena arrancaba trocitos de hierba y me los lanzaba a la cara, en signo de burla.
Era cierto que nos conocíamos pocas semanas, pero le había cogido mucha confianza, era una de mis mejores amigas.
Agarré un puñado de hiera y se lo devolví, haciendo que en su largo pelo castaño quedaran pequeñois trocitos verdes aleatorios. Se sacudió el pelo.
-Bueno, siempre me he sentido a gusto cantando para la gente.
-Estoy de acuerdo contigo-añadió Jess, que observaba divertida nuestra pequeña pelea.
Lancé nuevamente otro puñado de hierba a Lena, aterrizando, otra vez, en el pelo. Se lo sacudió igual, solo que esta vez, los trocitos salpicaran a Harry y a Jess.
-Eh!-chilló ésta, que arrancó un gran puñado de hierba y esparció los trocitos por la cabeza de Lena, que reía a carcajadas por el pique de Jess, que también reía.
Comencé a tener algo de envidia.
Suavemente, corté más trozos de hierba, aprovechando que Harry estaba distraído y riendo de la pelea de las dos, y se los lancé a la cara. Éste giró la cabeza en mi dirección  y me miró pícaramente. Hizo un movimiento rápido, que los verdes y cortos tallos de la hierba cayeran sobre mi cabeza y espalda.
Solté una carcajada.
Otro montón de hierba cayó sobre mí, pero ésta vez no provenía de Harry, si no de Jess, que estaba tumbada en el suelo, doblada de la risa, le saqué la lengua y le lancé mi propio montón. Y así entre todos, hasta Ellen y Yina acabaron uniéndose.
Una vez concluida la pelea, volvimos a tumbarnos todos, jadeando, sin aire. El sol se ocultó bajo las nubes, pero no por mucho tiempo, ya que en pocos minutos, ya estaba en vista aquel radiante y caliente sol.
Hasta que por fin, se me ocurrió algo de qué hablar.
-Harry-le llamé.
Rodó hasta quedar boca abajo para mirarme.
-¿Por qué no te quedas a dormir en mi casa?
Sonrió.
-Cada día me sorprendes más.
-¿Qué? Es justo, yo me quedo a la tuya, tu te quedas a la mía.
Jess asintió.
-A mí me parece una idea genial-añadió.
-Sí, y Yina podría quedarse en la mía- espetó Ellen.
Yina sonreía cada vez más.
-Bueno, por mí bien, pero otra cosa es que le parezca bien a mi madre. ¿Y a tú madre, Jane?
-Hummmmmm, voy a llamarla.
Me levanté con pereza y saqué el móvil del bolsillo y le dí al botón verde.
-¿Jane?
-Hola mamá.
-¿Ocurre algo, cielo?
Reí bajito.
-No, todo esta bien, no te preocupes. Oye mamá, hummmm.
-Aaaaah, mierda-me interrumpió-. Se me olvidó decirte que no estaré los próximos dos días por que tu padre tiene que hacer algo importante en Manchester y necesita mi ayuda.
-Aaaaah, vale. Tranquila, no pasa nada. Humm..¿te importa si traigo a alguien?
-No, claro que no. Pero máximo dos. Ah, y nada de alcohol.
-No mamá..
-Bien, ah, cariño, ten un ojo encima de Emma.
-¿Qué? ¿Por qué? Se supone que la mayor es ella.
Suspiró.
-Bueno, está bien, pero no dejes que haga tonterías, ¿de acuerdo?
-Vale.
-Muy bien. Un  beso cariño.
-Buen viaje. Adiós, te quiero.
Colgué y dejé el móvil en la hierba.
-Mis padres no estarán en dos días.
-Perfecto.
-Hola niños.
Los seis giramos la cabeza, subiendo la mirada a dos figuras altas, muy altas desde aquí abajo.
Era Emma, agarrada del brazo de Dave.
Sonrió y se subió las gafas de sol hasta quedar detrás de sus orejas.
No quitaba los ojos de encima de Harry.
-¿Qué?¿No vas a presentarnos?-puso una mano en la cintura y subió la barbilla. Sus labios brillaban bajo el sol por la cantidad de brollo que se había hechado.
Harry levantó la mirada.
Rodeé los ojos.
-Claro.
Me levanté y Harry no tubo otra opción que imitarme.
-Harry, ésta es Emma, mi hermana mayor, y Emma, éste es Harry.
Aunque Emma llevaba altas sandalias blancas de tacón, Harry seguía ganándole en altura, algo que no me sorprendía, Emma nunca fue alta, pero jamás lo admitiría, por eso se ponía tacones kilométricos.
-Encantado
Ella se acercó a él y besó sus mejillas.
-Lo mismo digo-dijo ella, mirándole de arriba a abajo.
Dave carraspeó.
Volví a mi sitio, sentándome con las piernas cruzadas.
-¿A qué has venido?
-Ph, sí. Cierto. Bueno, Dave se empeñó en que conociera a su madre y hoy dormiré en su casa. ¿Se lo dirás a mamá?
¿Se iba? ¿Toda la noche?
Genial.
-Claro, ¿cuándo volverás?
-Humm.. mañana por la tarde quizás, o a la noche. Depende qué tal. Te avisaré de todas formas.
Asentí, jugando indiferentemente con los cordones de mis Converse.
-Genial.
-Bueno, mañana nos vemos. Adiós. Adiós Harry.
Harry hizo un gesto con la mano, mirando hacia el suelo.
Emma se bajó las gafas de sol y se alejó del brazo de Dave, su vestido de flores blanco ondeando.
-Genial, ya me he librado de ella.
Harry se volvió a tumbar.
-Será mejor que avisemos a Anne, nos estará esperando-dijo Yina mirándole.
Harry asintió y llamó  a su madre. Mientras él hablaba por teléfono, nosotras seguimos nuestra conversación.
-Tú puedes quedarte en mi casa si lo prefieres, asi no estás marginada-dijo Jess, dirigiéndose a Lena.
-¿En serio harías eso?
-¿Y por qué no? Ya acabamos la mudanza hace bastante y tengo la habitación más o menos decente. No será molestia.
-Además, podemos cenar los seis en mi casa, estamos solos, así que no habrá ningún problema.
-Joe, os quiero demasiado. Jamás podría haber deseado unas amigas mejores.
Le sonreí.
-¿Vives lejos de aquí?-le preguntó Yina a Ellen.
-No, a pocos metros de aquí. 5 minutos andando.
-Ah, bien.
Harry dejó el móvil en la hierba, después de haber colgado.
-¿Y?¿Qué te ha dicho?-Yina estaba nerviosa.
-Bueno, ya sabes cómo es mi madre, no le ha gustado la idea, pero al final ha dicho que sí.
Yina sonrió, contenta.
Yo también sonreí.


-Quiero que sepas que ha sido una idea magnífica.
-¿El qué?
-Lo de invitar a Harry. Nos lo pasaremos genial.
Sonreí.
Harry y Yina habían ido a la estación a despedirse de sus padres, Anne lo prefería así. Mientras tanto, nosotras cuatro estábamos recogiendo y ordenando las habitaciones.
-¿Dónde dormirá?-preguntó Lena entrando en mi habitación.
-Aquí, yo dormiré en la habitación de Emma.
-Aaah, y a ella le parece bien?
-Pues claro que no, por eso no se lo he preguntado.
Cogí la ropa sucia colgada de la silla de mi habitación y la lancé al cesto.
-Listo.
Lena miraba el techo, por encima de mi cama.
-Será mejor que quites el póster de Robbie Williams de ahí arriba si no quieres que piense mal-dijo señalándolo con el dedo.
-Mierda...-murmuré.
Me subí encima de la cama y dí saltos cada vez más fuertes para intentar atraparlo.
-Oye, ¿ellos ya saben donde está esto?
-¿Voy a por ellos?-propuso Ellen.
-Bien, ¿te doy el número para que quedes con ellos?-añadí yo.
Asintió con la cabeza.


Después de haber intercambiado números de teléfono de la gente, Ellen fue en su busca a la estación. A la media hora estaban aquí. Habíamos decidido cenar todos en mi casa, Lena, al final, se quedaba a dormir en casa de Jess, lo que nos favoreció a todos. El padre de Ellen seguía en el hospital, por lo que podían quedarse lo que quería.
Fue una noche divertida.

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