37~

Capítulo 37:
{Narra Yina}
Mi sorpresa no podía ser mayor. 
Con la chaqueta aún en la mano y paralizada por completo, observando a Brooke y a Nathan discutir por algo que no entendía en absoluto. 
-¡Eh! -chillé, interrumpiendo su fuerte discusión. 
Los dos me miraron con expresiones totalmente distintas. 
-¿Se puede saber qué pasa aquí? -pregunté, cruzando los brazos.
-Que te responda el ligón este -espetó Brooke, sentándose en la cama y cruzando los brazos también. 
Él suspiró y se acercó a mí.
-No es nada importante. ¿Te lo explico de camino? 
-Oh, no. Esto se lo explicas aquí y delante mía -levantó una ceja. 
Nathan suspiró de nuevo.
-A ver, dónde empiezo -murmuró, agarrándome de la mano y sentándome en la cama. 
Se sentó a mi lado. 
-Hace unos años, tu querida amiga Brooke yo yo eramos muy amigos.
-Quizás demasiado -interrumpió Brooke.
Nathan le dedicó una mirada no muy amable, pero no dijo nada al respecto. 
-Y, bueno, cada uno teníamos nuestros rollos y nuestros novios y así. Hasta que, bueno, Brooke empezó a salir con un buen amigo mío y yo, pues, no me hizo demasiada gracia el tema. Y nos distanciamos mucho el uno del otro, ya apenas nos hablábamos cuando mi mejor amigo me vino y me dijo que habían roto. Que la había pillado con otro -murmuró, apretando los dientes-. Y que por eso dejaba la universidad. 
-Te ha dejado la parte en la que te tiras a todo! -chilló bastante indignada. 
-Estaba enfadadísimo con todo -continuó, ignorándola por completo-. Así que fui a ver a Brooke días después de que él se fuera. Discutimos mucho durante mucho tiempo, y, bueno, creo que ninguno de los dos sabemos cómo paso pero acabamos acostándonos. 
Mis ojos se abrieron como platos.
-¿Qué?
Brooke apartó la mirada cuando la miré.
-¿Y eso que tiene que ver conmigo?
-El caso es que ambos lo olvidamos e hicimos como si nada hubiera pasado, pero ella acabó odiándome así que perdimos todo contacto. Y, hace unos meses ella volvió a mi diciendo que iba a tener una nueva compañera de habitación. 
-Y yo le dije que tuviera discreción, que si quería algo contigo que me lo diría y así poder evitar conflictos. Y él, no solo dijo que si pasara me lo diría, si no que ¡me dijo y me prometió que no iba a intentar nada contigo! ¡Nada! -de furia, Brooke ya estaba de pie gritándole. 
Nathan se levantó también. 
-¡¿Cómo podría saber que estaría tan buena?!
Solté un resoplido.
-¿Buena? ¿Qué soy? ¿Un caramelo?
Se giró y me dirigió una mirada de disculpa mordiéndose el labio. 
-Perdón. Guapa. ¡Es muy guapa joder, Brooke!
-Pero me lo prometiste.
-Alto, alto. ¿Y no habéis pensado que igual esto a mi también me interesaba? ¿Que podía comentar yo también?
-Yina, yo sólo quería una buena amiga en la que poder confiar sin que este te pusiera la mano encima. Sólo causaría dolor y sé que él te va a hacer daño. 
-¿Y cómo puedes saberlo, Brooke? Ni siquiera has intentado confiar en mí.
-Sí que lo hice, Nathan. 
-¿Ah, sí? Cuando empezasteis a salir tú y Ron no parecía que confiaras en mi en absoluto. Y muchísimo menos después. 
-¿Sabeis qué? Nathan, fuera. Mañana hablamos. Y Brooke, siento decirte esto pero me duele mucho que hayas pensado que podías decidir por mi, y mucho más en el tema de chicos. Sabes muy bien que lo estoy pasando mal y que esto podría haber sido una oportunidad para poder olvidar a Harry ya de una vez por todas. Ahora mismo no quiero ver a ninguno de los dos.
Con un resoplido, cerré la puerta de golpe detrás mía. Indignada. Eso es lo que estaba. Realmente indignada. Con mucho sigilo atravesé la entrada esquivando la sinuosa mirada del vigilante y poder escabullirme al exterior. Con éxito, me puse la chaqueta y escondí las manos en los bolsillos. Puede que fuera verano, pero aquella noche no era la más calurosa de todas. 
Atravesé el parque por un camino de piedras. Las farolas sólo rociaban su luz en los rincones más oscuros del parque, y había alguna aleatoria por el camino, pero sólo me encontraba con una muy de vez en cuando. Así que, medio a oscuras, me dejé guiar por mi instinto.
Necesitaba despejar la mente con tanto lío. 
No estaba enfadada, estaba disgustada. No por Nathan, sino por Brooke. Ella había ignorado que quizás a mí me podría gustar él y que quizás sí que quería algo. Simplemente fue egoísta y sólo pensó en sí misma. Y me había decepcionado. 
Con un suspiro, me senté en uno de los bancos de madera, con una farola en frente mía que alumbraba notablemente menos que las demás.
Con la mirada baja pensé en el día de hoy, de que estaba en Canadá y que, seguramente, Harry estaría pasando un buen rato con su estúpida novia, Jane.
No, estúpida no- me recordé a mi misma.
Me prometí que Jane era una buena chica y que sabría cuidar a Harry. Sabía que lo haría.
Pensaba en qué hubiera pasado si me hubiera quedado en Inglaterra. Seguramente, nada. Mas que empeorar las cosas. No hubiera soportado que tuviera novia, como si fuera Jane o cualquier otra. Simplemente no podría.
-Vaya, vaya –una voz de hombre me sobresaltó y di un pequeño brinco-. Una alumna fuera de la cama, eh? -sonrió.
-Eh.. bueno.. es que.. -no se me ocurrió ninguna excusa convincente. 
Era alto, con el pelo corto y oscuro, sin afeitar y con grandes ojos azules. Llevaba un libro bajo el brazo y me miraba a los ojos. Era joven para ser profesor.
Me volvió a sonreír y, en vez de mandarme a la cama, se sentó a mi lado. 
-Qué buena noche hace... ¿no crees?
-...Erm... -aparté a la mirada.
-¿Cuál es tu nombre?
-Y-Yina Wilde.
-Bien. Sé que a ti no te interesa, pero yo soy Christian Forrest, y soy profesor de Literatura. 
-Ah...E-encantada.
-Igualmente, señorita Wilde. ¿Y qué hace aquí a las 11 de la noche?
-Y-yo... yo sólo quería desconectar unos segundos del mundo, ¿sabe?
-Vaya. Veo que coincidimos en eso. También puedo notar un precioso acento británico en su acento. Inglesa, ¿me equivoco?
Negué con la cabeza, bajando la mirada.
-Soy nueva en el centro.
-Lo sé.
Fruncí el ceño.
Qué raro era este chico.
-He oído hablar de tu madre, señorita Wilde. Una gran escritora, ciertamente.
-La verdad es que no me gusta hablar de mi madre y mucho menos ahora, si fuera tan amable..
-Oh. Le expreso mis más sinceras disculpas, no sabía que el tema estaba tan rasposo actualmente.
En otras circunstancias, si alguien me hablara de esa manera, le hubiera pegado en la cara y le hubiera dicho que me hablara con palabras normales.
Pero realmente me gustaba; hacía mucho que no me trataban con tanto respeto.
-Tranquilo. Estoy bastante acostumbrada a todo esto.
-Yina, ¿me permite que te llame así?
-Sí, por favor.
-Yina, no tengo ningún derecho a meterme en su vida ni mucho menos darte consejos, pero pido que consultes todos esos problemas que le rondan con la almohada, y no en un sitio solitario, frío y umbrío en medio de la noche. 
Suspiré.
-S-sí. Será mejor que sí.
Los dos nos levantamos simultáneamente. 
-No voy a delatarla esta vez, señorita Wilde. Pero que sea la última vez, ¿de acuerdo? -me guiñó un ojo, sonriendo. Me tendió la mano.
-D-de acuerdo -con la primera sonrisa de la noche, estrechamos manos durante un largo rato.
-Que descanses.

~

La lluvia en la calle no dejaba de caer y las pequeñas gotas resbalaban por el vidrio de la ventana. 
Es como si Londres no me esperaba tan pronto de vuelta, ya que cuando me marché hacía relativamente calor y el sol no dejaba de resplandecer y calentar la tierra. Parecía que el tiempo también estaba disgustado y decepcionado como yo. Y también liado y desconcentrado con los hechos, ya que muy de vez en cuando, el sol saludaba desde las nubes con sus rayos dorados y hacían aparecer un precioso arcoiris, pero a los segundos volverían a desaparecer y las nubes oscuras volverían a reinar. 
Suspiré y tragué otro trago de té mientras seguía mirando tras la ventana. 
Mi cara se iluminó al ver a Jess acercarse a mi casa. De un brinco me levanté del alféizar de la ventana y me acerqué a la puerta antes de que ella pudiera siquiera llamar a ella.
-Anda. Hola, Jane -sonrió.
-Pasa
-¿A tu madre no le importa que me quede? -preguntó, quitándose el abrigo.
-Para nada -cerré la puerta y nos dirigimos al salón.
-¿Estás sola? -nos sentamos en el sofá.
-Sí. Bueno, Emma está arriba en su habitación, pero como si no estuviera. 
Agarré una taza con las manos temblorosas. Sólo deseé que Jess no se diera cuenta.
-¿Quieres té? Está recién hecho y puede que queme un poco, así que cuidado al bebér de un trago, no quiero que se te...
-Jane -me interrumpió-. ¿Te pasa algo? Hablas muy rápido y estás temblando...
Tragué saliva al mirar a mi mejor a miga a los ojos. 
Apoyé la taza en la mesilla al caer silenciosamente la primera lágrima. La atrapé con rapidez para que Jess no se diera cuenta y pudiera pasar desapercibida. 
Fue en vano.
-Eh, Jane, ¿qué ocurre? -preguntó con voz suave y tranquilizadora, acercándose a mí, poniendo una mano en mi rodilla.
-No sé qué me pasa, Jess. Estoy muy confusa.
-¿Confusa sobre qué? 
-Por eso te he llamado, para que me convenzas de que está todo bien. Y sé que tú sabes hacerlo.
-Sigo sin entender por qué estás confusa. Si todo iba sobre ruedas, estabas muy feliz ayer cuando te marchaste. 
-Lo sé -susurré-. Pero parece que las cosas ya no están tan claras ahora..
-¿Cosas? ¿Qué cosas?
Suspiré.
-Le conté lo de Ethan.
Los ojos de Jess se abrieron como platos.
-¿En serio? ¿Y qué te dijo?
-Nada. Me agradecía mucho por habérselo contado y que podía confiar en mí.
-Bueno, todo eso es bueno. No sé qué pasa.
-Y me dijo que me quería.
Su expresión se heló y me miró asombrada.
-¿Y eso qué tiene de malo? ¡Es perfecto!
-Pero me asusté, Jess.
-¿Que te asustaste por qué? Tú le quieres, ya está. No hay nada de qué preocuparse.
-Es que ahora mismo no sé si le quiero o no -dije con un hilo de voz, vacilante.
-¡¿Qué?! ¿Qué estás diciendo?
Me encogí de hombros de nuevo. Después, sacudí la cabeza con violencia.
-Quiero decir, sí que le quiero. Y mucho. Pero no sé a qué llegará todo esto. 
-A ver, a ver, a ver. Vamos a poner las cosas en orden. Primera pregunta: ¿tú hubieras hecho el amor con Harry o no?
Suspiré.
-Supongo que sí.
-¿Supones?
-Supongo. No estoy segura, Jess. Su madre nos interrumpió y eso me dio bastante en qué pensar.
Esta vez, fue Jess la que suspiró.
-¿Pensar en qué?
-¿Y si el destino me estaba mandando una señal? 
-¿Una señal? Jane, esto no es uno de tus libros, esto es la realidad. No hay señales.
-Piénsalo Jess. A lo mejor ese no era el momento ni el lugar o igual piensa que no estoy preparada.
-Jane. Eso sólo fue una coincidencia y ya está, no fue ninguna señal ni el destino que te habla y ninguna de esas deliraciones que tu tienes. 
-Yo no creo en las coincidencias. ¿Acaso crees que cuando Harry se dejó el teléfono en el autobús fue una coincidencia que yo lo recogiera? ¿Coincidencia que me emborrachara y acabara en su misma cama medio desnuda? ¿Coincidencia que, después de varias semanas me volviera a llamar para pedirme que pasara las dos mejores semanas de mi vida en la que, casualmente, me besó? No, Jess. Todo eso eran señales del destino diciendo que debería de estar con él. Y ahora me está diciendo que ese no era el momento. Y no sé si me arrepiento de no haber hecho nada.
Jess se quedó atónita.
-B-bueno. Estoy de acuerdo contigo en eso. Y creo que Harry es perfecto para ti. No tienes por qué sentire así, de verdad. Y hmm.. si tú no quieres hacer nada con él por ahora, no lo hagas. Y ya está. No tienes por qué romperte la cabeza ni sentirte mal por ello. Y si él te quiere como él dice, te respetará y ya se las apañará sólo -soltó una risita.
Yo no pude evitar hacerlo también.
-¡Mal pensada! -me pegó en la pierna.
-¿Mal pensada yo? ¡Eres tú la que se ha reído!
-Vale, vale. Mal pensadas las dos. 
Sonreí.
-Entonces, ¿todo aclarado?
-Creo que sí.
-Bien -me sonrió.

~

{Narra Lena}
El teléfono no había dejado de sonar desde aquel día. Y ya habían pasado dos desde lo que ocurrió. Y todas las llamadas de una misma persona. 
Liam.
Él sólo empeoraba y complicaba las cosas. Mis sentimientos no podían estar más enredados y cada vez era más difícil  entenderlos. Byron y Liam. Mi cabeza iba a explotar.
En estos días Byron y yo apenas nos dirigíamos la palabra y el ambiente era frío y distante. 
Y tengo que admitir que no me gustaba. Echaba de menos todas esas tardes en las que íbamos al parque de enfrente y volvíamos peleados. Y cuándo él venía con un chocolate caliente para arreglar las cosas. Y yo, le respondía seca y mal pero él seguía insistiendo, hasta que al final arreglábamos las cosas. Echaba de menos las peleas de espuma cuando fregábamos los platos. Lo echaba demasiado de menos. Todo ello. Tanto, que hasta me iba a la cocina y recreaba los hechos una y otra vez mientras yo estaba sentada en una silla y Byron encerrado en su habitación. 
Ya no podía más. Tenía que contárselo.
Justo cuando iba a subir las escaleras e interrumpir sus estudios sólo para decirle que sentía todo esto, el móvil sonó por quinta vez en el día. 
Liam otra vez.
Suspiré y descolgué el teléfono. 
-¿Qué?
-Hola a ti también. 
Me mordí el labio. 
Sólo su voz ya enamoraba.
-Perdón. Es que me has llamado tantas veces que...
-Y tú nunca me has cogido.
-Lo sé. He estado.. liada. ¿Qué querías?
-Sólo estaba preocupado por ti. No viniste a verme al aeropuerto...
Me quedé muda. 
No. No fui al aeropuerto. No fui a verle. Y puede que esa ocasión podría haber sido una de las últimas veces que le pudiera ver. 
Pero no quise. No quise porque sólo ayudaría a complicar las cosas.
Y mucho no había ayudado.
Y no sabía si me arrepentía o no. 
-L-lo sé, Liam. Y la verdad es que no estaba en un estado adecuado para ir a verte. Es más, sigo sin estarlo.
Escuché como Liam suspiraba al otro lado del teléfono. 
-Lena, yo... no sé que me pasa, ¿sabes? Nunca he hecho antes eso de tener un rollo pasajero en dos semanas. Yo siempre he tenido novias serias y estoy bastante acostumbrado a eso. Y yo sé que para ti sólo fui eso. Un rollo pasajero. 
-No, no, Liam, yo..
-No te molestes. Yo entiendo eso y no estoy disgustado ni mucho menos enfadado por ello. Y sólo te llamaba para aclarar las cosas.
-Oh... Bueno, erm, ya veo que lo has aclarado muy bien tú sólo. Yo no he dicho nada, así que...
-Ya -rió suavemente-. Quería que lo supieras.
Me mordí el labio de nuevo. 
Mi cabeza iba a explotar.
Cuando colgué el teléfono y lo apoyé en la encimera de la cocina, aparté mis planes de subir a hablar con Byron a un lado. Me dejé caer en el sofá.
Todo esto habría acabado en miserables tres días. Byron habrá dejado de vivir aquí y ya habría empezado de nuevo las clases. Todo habría vuelto a la normalidad y ya no tendría ese gran lío en mi cabeza. 
Pero yo no podía dejar las cosas así con Byron. Tenía que arreglarlo. Y pronto. No permitiría que se fuera son haber hablado con él.
Con ese último pensamiento, me levanté de un brinco del sofá y con pasos fuertes y decididos, subían las escaleras y atravesé el pasillo. Me detuve en frente de su puerta y, después de respirar hondo, llamé a la puerta.
La abrí y me asomé:
-¿Se puede?
Byron se giró en su silla y me miró con una sonrisa que se borró al segundo. No llevaba la camiseta y las bonitas gafas que usaba habitualmente para estudiar lucían preciosas en su rostro. Me mordí el labio.
Esto iba a ser más difícil de lo que esperaba. 
-Claro, pasa. 
Entré en la habitación y cerré los ojos al cerrar la puerta. Respiré hondo de nuevo.
Me acerqué a su mesa de estudio y me senté en un taburete cercano y crucé las piernas nerviosa. Byron se quitó las gafas y me miró a los ojos, receptivo.
-Byron, escucha. No he sido del todo sincera contigo. Lo primero, siento muchísimo todo lo ocurrido las semanas pasadas. He sido una borde y te he tratado como no te mereces. No te mereces todo esto, Byron, no te mereces mis insultos, mis locuras y sobre todo como te he tratado. Tú siempre me has tratado excepcionalmente bien, ignorando todo lo que te hacía. Siempre te has mostrado atento y muy amable conmigo mientras yo te daba todo lo contrario.
-Lena, yo entiendo todo esto que me..
-Déjame terminar. Por favor -suspiré-. Jamás me olvidé de nuestra noche de escapada, pero ese no es el caso. El caso es que hice como si no me acordara porque no sabía que hacer ni qué decir al respecto. Y sigo sin saberlo, la verdad. Lo único que sé es que no me arrepiento de nada si es eso lo que piensas. 
Byron parecía aliviado. Me miraba sonriendo.
Intenté ignorarlo y seguí hablando:
-Y espero que me entiendas, pero no pido que me perdones porque no me lo merezco. Yo sólo venía a …
Byron me interrumpió besándome en los labios. 
Me quedé atónita al principio y después le seguí el beso. Nos separamos los dos casi sin respiración, aún con los brazos rodeando mi cintura y mis dedos acariciando su espalda desnuda. 
-Tú me gustas, ¿vale? Me da igual todo lo que me hiciste, me da exactamente igual. 
Sonreí y le besé yo esta vez a él. 
El me levantó y enredé mis piernas alrededor de su cintura, sin perder el contacto con sus labios. Apoyó mi espalda en la pared y siguió besándome. 
-No estas borracha, ¿verdad? -me preguntó, mirándome a los ojos. 
Dejé escapar una risa.
-Verdad -susurré, mordiendo su labio inferior, mientras su mano ya viajaba por mi espalda y desabrochaba mi sujetador.
Sonreí una vez más.

~

-¿Y ahora qué va a pasar, Byron? -pregunté con miedo, aún deslizando mi dedo por su pecho.
-¿Con qué?
-Con nosotros. Recuerda que en tres días ya te vas. 
Suspiró. 
-Francamente, no lo sé.
Entonces, la idea más loca que jamás había tenido se cruzó en mi mente. No sabía si podía funcionar o no, o sin nuestros padres podían estar de acuerdo. O si a él mismo no le parecería una locura y una tontería de la idea tan repentina que tenía en mente. 
Pero eso sólo me invitó a creer más en ella:
-¿Y si vienes a vivir aquí?


3 comentarios:

  1. QUE ASDFGHJKLÑABUAICBEIPOVFPQFPEYQU DE CAPÍTULO. Primero, ¿Ethan y Brooke? QUE FUERTEEEE, no me lo esperaba._. Segundo, ¡YO QUIERO SERSO ENTRE HARRY Y JANE, tu quieres serso entre Laura y Liam pues yo lo quiero con Jane y Harry. Tercero, LENA Y LIAM SON SUPER MONOOOOOOOOOOOS; aunque Byron es muy asdfghjklñasdfghjklñ y Lena y Bryon ¿que son? ¿Follamigos? JAJAJAJA ¡NOOOO BYRON NO SE PUEDE IR A VIVIR CON LENA! ¡ELLA TIENE QUE VIVIR FELIZ CON LIAM! ¡Y TENER MINI-LIAM Y MINI-LENAS! Ahora me enfado y no respiro. Pues eso, que te quiero musho musho, que el capítulo es muy asdfghjklñ como dije anteriormente. ¿Sabes lo que he descubierto? Que de Málaga a Riezu hay 918 km. Con solo ver la cantidad de kilómetros que hay me amargo, pero seguro que algún día esos kilómetros se reducirán a centímetros<3 TE QUIEROOOOOOOOOO.

    ResponderEliminar
  2. Amor mío! Tenías la inspiración de tu parte cuándo escribiste? Porque vaya capitulazo joder! Como dirías tú, es: klsdfbjgkbgkejgneklfrgjnklejfrngkejfnbkljngbkfjdngbkjndfgbkjngkbnkgjnbkldfjgnbkldjfngbkjdngbkjngb EN SERIO ME ENCANTA! OH *_* Y encima pones mi novela ahí, como quien no quiere la cosa! PUES NO. Me encanta Jess, creo que es mi personaje favorito, es tan mooonaaaa! Y Byron. Byron me ha enamorado. Tiene pinta de estar ,dqnglksfgnklñfjgnslkfjgn *_________* Y encima es taaaaaan wkjdngkljfgkljdfglkjsdfnbkjndf *__________* Vale, sí, creo que ya te ha quedado claro que me encanta(: Pues eso amor, siguiente y que me encantas tú también TE QUIERO

    ResponderEliminar
  3. Que!!! Como osas quitar el porno!! Muy mal, eh, eso no se hace. NONONONONONONONOvale ya paro... EL el anterior no lo hacen en este omites esa parte... Muy mal! Bueno que me ha encantado, como siempre... Por cierto, que ñoña se ha pueso Jane con lo del destino, no?? jajaja Sube pronto el siguiente!! Besos! :)

    ResponderEliminar