5~

Capítulo 5:{Narra Harry}
-Muchísimas gracias por este favor, Yina, no sé que haría sin tí.
-No, hombre. Me gusta ayudar a mis amigos-me sonrió y arrancó el coche-. Bueno, ¿a dónde te llevo?
-A la estación.
-Ooh, ¿a quién esperas?
-Es.. una amiga que conocí en Londres. Estaba interesada en la ciudad.
Asintió con la mirada fija en la carretera.
-¿Estas segura que esto es legal? Recuerda que aún no tienes el carnet-pregunté preocupado.
-No te preocupes, aquí nunca para la policía. Además, tengo allí el carnet falso.
-¿Falso? Más te vale que no nos paren.
-¿No aparento 18?
-No. Aparentas 16.
El coche paró en un semáforo en rojo.
Yina giró la cabeza y me miró a los ojos.
-Gracias-sonrió
Le sonreí de vuelta.
-¿Como se llama?-dijo volviendo a poner el coche en marcha.
-Eeh, Jane.
-Oh, bonito nombre. ¿Es guapa?
-¿Cómo dices?
-Que si es guapa-repitíó con normalidad, sin expresión en la cara
-Eh, sí. Es guapa.
Aparcó el coche en el aparcamiento de la estación.
-Bueno, ha sido un placer llevarte.
-No, mujer. Ven, acompáñame, así te la presento-le agarré de la mano y tiré para que saliera del coche.
Ella me miró y después sonrió.
-Vale-cogió el móvil y salió del coche.
Anduvimos en silencio hasta el anden, que casualmente, un nuevo tren entraba en la estación y decenas de personas salían de él irregularmente. Una figura rubia y pequeña salía de él con una pequeña maleta.
No pude evitar sonreír.

{Narra Jane}
-Parezco tonta-murmuré mirándo a todas partes.
Suspiré unas cuantas veces, haciendome paso entre la multitud e intentando salir de allí. Entre el bochorno del viaje y la numerosa gente que había, estaba acalorada, por lo que paré un momento y me quité la sudadera, dejando al descubierto una camiseta blanca de tirantes donde ponía Your boyfriend give me this T-shirt y me colgué la prenda del bolso.
Cuando me dispuse a volver a ponerme en marcha y encontrar la maldita entrada y respirar aire fresco, una agradable sorpresa se posó delante mía.
-¡Harry!-grité y me abalancé sobre él, dándolé un sonoro beso en la mejilla.
-Vaya, yo también me alegro de verte.-me sonrió.
Pero no estaba solo. Una chica de estatura media, pelo largo liso y muy negro, con los ojos pequeños y negros lo acompañaba. Era muy guapa. Y lo pero es que no me miraba con buena cara.
-Oh, ésta es Yina, una amiga.-dijo él, presentándomela.
-Hola-de pronto, su mirada se tranformó por copleto y me saludó con la mano con alegría.
-Trae aquí, te llevo la maleta.-dijo Harry, alargándo el brazo.
-Sí, hombre. Ya has hecho bastante por mí-le sonreí y cogí la maleta.
-¿Cuánto tiempo te quedas?-preguntó Yina, poniémdose en marcha.
-Ehh, me voy mañana por la tarde-miré de reojo a Harry, que caminaba con la mirada fija en el asfalto mojado.
-Oh, qué bien-dijo con poca gana-. ¿Vendrás a la fiesta?
-¿Fiesta?
Los faros de un 4x4 blanco parpadearon.
-Ah, es verdad, se me había olvidado-dijo Harry, rascándose la nuca.
-Esta noche su banda da un concierto en el baile de primavera-me explicó Yina.
-Hombre, concierto, concierto...Más bién una actuación.
-¡Qué emocionante! Yo pensaba que sólo os vería ensayar..-dije con entusiasmo.
Harry rió.
Yina arrancó el coche y encentió la radio. Los tres escuchamos Grenade de Bruno Mars.
-Y..eh, ¿a qué hora es el baile?-pregunté con curiosidad, dejándo atrás el silencio.
-A las 9, pero tengo que estar antes para ayudar a preparar el escenario y tal.
-Si lo prefieres, Jane puede venir a mi casa y así vamos juntas-propuso Yina.
-¿En serio?-Harry parecía extrañado.
Yo también lo estaba.
-¿Y por qué no? Será divertido
Yo sonreí.
-Por mí bien, pero no quiero molestar.
-No seas tonta, mi madre no está en casa.
Otro silencio inundó el coche. Solo los murmullos de la radio de escuchaban.
-¿A qué hora tienes que estar allí, Harry?
-A las 8 como muy pronto.
-Bueno, ¿pues quedamos a las 8 en mi casa?-Yina me miró.
-Perfecto-le sonreí.
Ella me devolvió la sonrisa.
Después de aquella conversación, el coche aparcó delante de una casa más o menos grande, bonita y acogedora. Frente a ella, un pequeño jardín con un árbol y un pequeño camino con piedrecitas que conducía desde a la entrada de la casa. Era un barrio pequeño y acogedor.
Harry bajó del coche y yo le seguí. El, aunque yo me oponía, agarró la maleta con una gran sonrisa, avanzó hasta la entrada, seguido por mí y sacó un manojo de llaves del bolsillo.
Nada más abrir la puerta, un pequeño gatitoblanco y negro con los ojos amarillos comenzó a saltar entre las piernas de Harry, que la cogió en brazos.
-Awww, qué bonito es, ¿cómo se llama?-dije acariciandole conforme el animal comenzó a ronronear y a dar lametazos en la cara del chico.
-Se llama Dusty, es hembra.
-¡¡Es preciosa!!
Harry la dejó en el suelo y me indicó que le siguiera, con Dusty pisándole los talones. Subió las escaleras y yo le seguí, diciendo repetidamente lo guapa y bonita que era su gata y Harry me respondía con su maravillosa sonrisa. Al subir las escaleras había un pasillo con un montón de fotos y murales. Me detuve un momento a mirar cada una de ellas.
-¿Este eres tú de pequeño?-señalé una imagen enmarcada.
Harry se acercó y observó la fotografía.
-Sí-dijo tímido.
-Que mooooonoooooo
Avanzamos unos pasos más y Harry abrió la puerta blanca y me dejó entrar.
La habítación era grande y muy luminosa. Estaba pintana con tonos crudos y marrones. Una cama de dos personas ocupaba la parte central de la cama. También ahí había una cantidad importante de fotografías y dibujos.
-Es mi habitación. Si necesitas algo, yo dormiré en la habitación de enfrente.
-Perfecto.-le sonreí.


-Vaya, qué guapo te has puesto-dije guiñándole un ojo mientras él bajaba las escaleras.
Harry llevaba una americana azul oscura con las mangas remangadas y una camisa blanca.
-Gracias-se sacudió los rizos.
No pude evitar morderme el labio inferior.
Después de haber comido y haber tenido una agradable conversación con la madre de Harry, había subido a prepararse para su gran noche. Estaba emocionada y excitada. Sólo con pensar que vería a Harry actuar en vivo me producía escalofríos, y eso que aún no le había escuchado cantar.
-Bueno, bueno, daros prisa que llegais tarde-dijo Anne, la madre de Harry, que estaba más emocionada que su propio hijo. Me encantaba su madre.
Después de darle dos besos a Anne, salimos de casa y a pie fuimos hasta casa de Yina, que estaba solo a unos cuantos metros, en el mismo barrio.
Antes de llamar al timbre, Harry se detuvo y me miró a los ojos.
-Yina puede ser muy pesada, pero ten paciencia y ya verás como te cae bien. No quiero ser presumdo ni nada, pero está algo obsesionada con migo, a veces se inventa cosas en mi relación para destacar.
Sonreí
-No te preocupes, tengo una de esas en casa. Sé lo que es eso.
Harry me sonrió y después de un suspiro, llamó al timbre.
Algunos minutos mas tarde, Yina abrió la puerta.
-¡Hola! Os estaba esperando, pasar.
-Eh, yo me tengo que ir, se me hace tarde, luego nos vemos
-Adiós.
-Ven, pasa-dijo Yina, invitándome a entrar.
Entré en la casa y subimos las escaleras. Una vez en su habitación, me invitó a sentarme.
-He estado dándole vueltas a todo el armario y he dado con algo perfecto para tí.
-¿Para mí? Vaya, muchísimas gracias-cada vez me sorprendía más esta chica.
Agarró un vestido corto de palabra de honor ajustado por arriba y con flecos por abajo, tenía un estampado de flores. No es que me agradaban mucho los estampados de ese tipo, pero ese vestido era realmente bonito.
-¿No es precioso?-me lo lanzó-. Va, pruebatelo. El baño está al final del pasillo.
Le sonreí y salí de la habitación, buscando el baño. Cuando al fin lo divisé, entré en el y me puse el vestido. Menos mal que me había depilado esta mañana, ya que el vestido llegaba más alto de las rodillas. Me observé en el espejo. Tenía que ser sincera, me encantaba como me quedaba.
Agarré la ropa y entré en la habitación.
-¡Mírate! Estás fantástica, además, las flores azules resaltan tus ojos.-chilló Yina, con entusiasmo.
-No, mírate a tí. ¡Estas guapísima!
Y la verdad es que lo estaba, llevaba un vestido no mas largo que el mío, negro con pequeños puntitos rojos.
Rió.
-Gracias, pero algo tenemos que hacer con ese pelo. ¿Te importa si te lo rizo?


-¿Qué hora es?
-Las 9:16
-¡Mierda!-Yina aceleró cuando el semáforo se puso en verde.
-Relájate, sólo llegamos quince minutos tarde-intenté tranquilizarla.
-Uff...
Habíamos tenido algún problemilla con el coche, primero, con las prisas y el excitamiento de la noche, Yina no encontraba las llaves del coche y después éste no arrancaba. Por suerte, disponía de los cables para la recarga de la batería.
El trayecto fue silencioso. Se notaba que mi acompañante estaba alterada y tenía un genio potente. No quería alterarla más, por lo que callé, me daba miedo cuando se enfadaba.
Con cierto alivio, Yina aparcó el coche en el aparcamiento del instituto que estaba lleno. Las dos bajamos del coche y anduvimos hasta la entrada. Yina parecía indiferente, pero yo me quedé estupefacta cuando ví el precioso decorado. Una larga alfombra roja entraba en el edificio, al principio de la alfombra, había un gran arco decorado con flores rosas claras y ramas marrones que daba un contraste precioso, a lo largo de la alfombra, había flores de todos los colores, azules, amarillos, rojos, rosas, verdadera primavera. Y lo mejor aún no había llegado, al entrar en el edificio, el mismo tono de rosa y marron era el gran protagonista. Largas y gruesas cintas color marron estaban colgadas en todas las parecdes, con alguna que otra flor grande rosa en los pliegues de la cinta, también los focos y las luces estaban decorados con pétalos de colores. Todo estaba precioso.
Yina se dio cuenta de mi ausencia y me agarró del brazo, arrastrandome hasta la otra punta de la sala, esquivando todo tipo de gente que me miraba con mirada curiosa.
-Mira, ahí están.-señaló un grupo de cuatro chicos que hablaban tranquilamente, entre ellos se encontraba Harry, que se sacudía el pelo repetidamente y se mordía el labio inferior.
Parecía nervioso.
-¡Ya estamos aquí!-chilló Yina por encima del barullo y de la alta música.
-¡Yina!-un chico alto y moreno abrazó a Yina con fuerza y posó su mirada en mí-.¿Quién es tu amiga?
-Jane-dijo Harry con una amplia sonrisa.
Yo le sonreí y me acerqué a él.
-Hola-saludé tímidamente al pequeño grupo de chicos, que me miraban con aire divertido.
-Te presento, este es Haydn, toca la guitarra-señaló a una figura alta con el pelo rubio largo y liso, con los ojos oscuros. Él me sonrió y me sacó la lengua, divertido.-Nick, el bajo-un chico con el pelo corto muy rubio me saludó alegremente con la mano y murmuró un "encantado"-, y Will, la batería-el chico con el que Yina estaba abrazada de inspeccionó con la mirada, recorriendo todo mi cuerpo. Comencé a sentirme algo incómoda con aquella situación.
-¿Y cuándo os toca?-dijo Yina, rompiendo el hielo.
Harry miró su reloj de pulsera.
-Dentro de 10 minutos.
-Genial, voy a por algo de beber. ¿Qué queréis?
-Dos ponches por favor-dijo Haydn señalando a Nick.
-¿Ponche?-pregunté yo, me sonaba haber escuchado esa palabra en alguna película americana, pero no sabía que existiera.
-Es una bebida de frutas. Muy rico. Otro para mí, please-me explicó Harry.
-¿Lleva alcohol?
-¿Cómo va a llevar alcohol con todos los profesores observandonos?-observó Yina.
-Am, pues otro  para mí.
-Cuatro ponches, ¿Will?¿Quieres algo?
-Oh, no gracias.
Asintió y se fue.
Algunos minutos más tarde, apareció con 5 vasos de plástico grandes llenados con un liquido arrosado. Repartió las respectivas bebidas y bebimos.
Esa bebida era riquísma. Sabía a fruta, pomelo, fresas, melon, piña....Tras mi pequeño sorbito, enseguida tragué uno más largo.
-Eiii, Jane. Si quieres más hay eeeh-Yina me guiñó un ojo.
Yo solté una carcajada suave.
Harry se bebió la bebida de un trago y sacudió la cabeza.
-Eii, te digo lo mismo, eeh-rió Yina de nuevo.
Harry sonrió e hizo un gesto con la mano indicando más tarde.
Nick apolló el vaso en una mesa cercana y agarra su guitarra eléctrica.
-Es la hora-señaló.
Yina aplaudió con entusiasmo.
Caminamos hacia el escenario y Yina y yo nos quedamos frente a él; en primera fila, mientras la banda de chicos subió al escenario.
La música bajó y un chico moreno y robusto se acercó al micrófono, dándo algunos golpecitos en él.
-¡Hola hola!-grita con fuerza-.Creo que todo el instituto ha esperado este momento durante todo el curso. White Eskimo por fin dará su actuación para nosotros-los alumnos se alborotan y se acercan al escenario-. Está bien, está bien, ya no hablo más. Voy a dejar que el resto lo haga mi buen amigo Harry. Buena suerte!-el curioso presentador abandonó su puesto, dándo una pequeña palmadita en la espalda de Harry, que se acercó con seguridad al micrófono.
La música comienza a sonar. La canción de The Monkees I'm a believer comienza sus primeras notas y Harry empieza a cantar. "I though that love was only true in farytales" . Esas palabras siempre quedarán grabadas en mi corazón. El día que escuché cantar a Harry Styles por primera vez. El publico se alborotó después de esas palabras, cantadas perfectamente por Harry. Yina enloqueció y comenzó a bailar como una loca. Esa escena me divertió y reí una carcajada sonora. Miré como cantaba Harry, y nuestras miradas se cruzaron, me guiñó un ojo. "And then I saw her face. Now I'm a believer" . Yina fue a por más bebida repetidamente, y me trajo un porción cada vez que venía. La canción terminó y los gritos rebotaban en las paredes. Seguida vino otra canción, y otra y otra, hasta que pasó su actuación. Los chicos bajaron del escenario y la gente fue a felicitarles. Nosotras dos nos acercamos a ellos y Yina les entregó un vaso de esa bebida mágica a cada uno de ellos, que bebió con entusiasmo.
-¡Habéis estado increibles! Jamás pensé que cantarías tan bien, Harry. WOW! Yina, cuando vayas más a por esa cosa rosa tan rica, me traes una bien grande.-abracé a Harry.
El se sonrojó.
-Gracias.
-Pss, no hay que darmelas, the truth is the truth- sonreí.
Yina desapareció y volvió a aparecer con nuevos vasos en las manos. Agarré con rapidez y bebí alapar que Harry.
-¿Segura que no lleva alcohol?-pregunté.
-Segurisima.
-OK OK.
Seguida la noche bailamos y yo me solté con los chicos, bailaba con Harry, pero también mantenía conversaciones graciosas con Haydn. Y la verdad es que no dejamos de saborear aquella bebida. ¡Y sin alcohol! Era perfecto. Durante el baile tenía pequeños mareos y alguna que otra caída, pero simplemente lo ignoré. Hasta que en un momento ya no me apetecía más beber, pero Yina insistía y yo y Harry ahcíamos competiciones absurdas como quien bebe más deprisa y esas chorradas, pero nos divertíamos. Y yo me aseguraba cada vez y preguntaba si no llevaba alcohol a Yina, y ella me lo negaba cada vez.
Pero jamás pensé que iba a acabar de aquella manera.

4~

Capítulo 4:
{Narra Harry}
"Llegaremos unos minutos más tarde. Hemos tenido un pequeño problema con el coche. No tardaremos mucho más. Jane y Ellen x"
Suspiré, metiéndome el móvil en el bolsillo. Me senté en un banco enfrente de la cafetería en la que habíamos quedado.
Eran las 5:02
La verdad es que tenía muchas ganas de volver a verla. Aquella chica era muy especial. Además de ser guapa, era simpática, dulce, tímida y tenía potecial para seducir a los hombres muy alto. ¿Cómo sería su amiga? Se llamaba Ellen, o eso parecía. ¿Sería tan guapa como Jane? Esa pregunta me la había preguntado decenas de veces, pero tenía mucha curiosidad.
Un grupo de cinco o seis chicas pasaron por enfrente mía a unos cuantos pasos. Una de ellas, rubia y pequeña, me saludó tímidamente con la mano y después le gritó algo a sus amigas que no pude entender, pero las demás me miraron y rieron, al final todas me saludaron, No las conocía, pero les saludé igualmente, y ellas rieron por lo bajo.
Suspiré de nuevo y me sacudí los rizos.
Nuevas risas. Esta vez no pude oprimir una leve carcajada.
Saqué el movíl de mi bolsillo y entré en twitter. Una nueva mención, era de Jane:"@Harry_Styles, Gracias por esta noche, x"
Sonreí. Más me valía que no lo vieran mis amigos. Son unos mal pensados.
Enseguida sacudí la cabeza y le contesté: "@Jane_tequiere, gracias a tí, por ser tú ;) x"
Unos minutos más tarde, dos figuras andaban hacia mí deprisa. Guardé el móvil en el bolsillo y me levanté.
-¡Harry!-gritó una de ellas, saludando alegremente.
La otra figura le dio un pequeño empujoncito, pero ella le devolvió uno más fuerte que el antarior, entre risas. Las dos de acercaron, le dí dos besos a Jane y ella me presentó a su amiga:
-Bueno, esta es Ellen
-Encantada-se acercó tímida y me dió dos besos.
-Lo mismo digo-le sonreí.
La chica era guapa, tenía un largo pelo marron ondulado y unos grandes ojos verdes, pero Jane seguía superandole en belleza. Estaba espectacular, se había dejado el pelo suelto, y algunos mechones le caían por la cara, resaltando sus grandes ojos azules. Esta vez venía sin maquilllar, pero la verdad es que no le hacía falta, sus pestañas ya eran largas y negras sufcientes.
-Em..¿subimos?-propuso.
-Claro.
Al entrar en la pequeña cafetería, humilde pero acogedora, les abrí la puerta de madera a las dos y las dejé entrar primero, que me lo agradecieron con un gracias y una sonrisa.
-Ir subiendo, ¿Ellen?¿Qué quieres tomar?-preguntó
-Ehh..un chocolate calentito-dijo ella, frotandose las manos.
-¿Harry?
-Sorpréndeme-le guiñé un ojo, y ella me dedicó una preciosa sonrisa.
Ellen subió las escarelas y yo le seguí. La estancia estaba repleta de gente de todas las edades, desde niños de 7 años, a personas mayoras que aprobechaban para mirar las preciosas vistas que la sala ofrecía. Por suerte, la esquina que escogimos ayer estaba libre. Yo me senté en el sillón doble y ella en el individual.
-¿Jane te ha hablado mucho de mí?-dije tímido.
-Ya lo creo, no calla. Bueno, la verdad es que nunca calla, es una cotorra. Aunque no tanto como yo, por que me gusta mucho hablar, mucho mucho. Ui, ya lo estoy haciendo otra vez. Lo siento-bajó la cabeza, tímida.
Solté una leve carcajada.
-No te preocupes.
-Me ha dicho que cantas. ¿Cantas bien?
-Ehh..no..no sé.
-¿Teneis videos en youtube?¿Grabaciones en el móvil?Así te escucho
-No que yo sepa..
-Vaya
Jane subió las escaleras y se hizo paso entre la multitud con tres vasos en las manos, lo consiguió sin ningún derrame llegar hasta nosotros.
-Uf..cómo se nota que es domingo-depositó los vasos en la mesa de cristal y tendió uno a Ellen, ésta la cogió y comenzó a dar leves soplidos
Después agarró su vaso y el mío y se sentó al lado mía.
-Toma, adivina-cogí el envase y le dí un pequeñi traguito, con miedo a quemarme
Vaya, qué rico
-¿Qué es?-dije, y dí otro trago más largo, ya que no quemaba.
Sabores desde dulces a fuertes, una mezcla de limón y azucar.
-¿Está rico?
-Mucho-le sonreí.
Ella me devolvió la sonrisa.
Tenía la sonrisa más bonita que había visto

{Narra Jane}
Una velada muy interesante. Ellen no paró de parlotear y preguntar cosas impropias a Harry:
-¿Eres virgen?-preguntó ella después de dar un largo trago a su bebida.
-¡Ellen!-dije bajito, pero suficientemente alto para que ella me oyera.
-¿Qué? No me digas que no te morías por preguntárselo.
Harry se puso rojo y después estalló una carcajada.
Yo no me dí cuenta que me había puesto roja también.
-Ehh, no, no soy virgen-dijo tímido.
-Aaaaaah. ¿Con o sin?
-¡Ellen!-esta vez si, grité.
Otra risa de Harry.
-Con, con.-dijo con seguridad.
Puse la cara entre las manos, avergonzada.
-Ah, eso está bien. Vale, vale, otra pregunta.
-Mierda-dije entre dientes.
-Supongamos, que dejas a mi querida Jane embarazada.
Dí un salto y la miré severamente, con miedo a mirarle a él.
-Ellen, ¿te puedes callar de una vez? -murmuré.
Harry volvio a reir.
-Shh, no me has dejado terminar la pregunta. Supongamos que dejas a mi querida Jane embarazada, ¿cuidarías del niño, o le dirías que abortara y la dejas tirada?
Tosí. No sabía donde meterme.
-Ehh, cuidaría del niño, claramente.
-Jane, yo me lo pensaría-dijo con mirada pícara.
Puse los ojos en blanco.
Y después de esa pregunta preguntó otras muchas cosas para hacerle ruborizar y reír nerviosamente, con migo incluida, ya que cada pregunta que le hacía, me ponía roja y me escondía entre mis brazos, o a veces me escaqueaba con la escusa del baño.
Cuando, en un momento de la conversación, mientras Harry miraba a los carnosos labios de mi amiga y jugueteaba con uno de los hilos sueltos de mis vaqueros, mi móvil sonó con un pitido, marcando un nuevo mensaje.
Era de Dan.
Me disculpé y abrí el mesaje:
"Jane, necesito hablar con tigo. Podemos quedar dentro de media hora?"
Ellen me miraba, al igual que Harry.
-Eh..es..Nadie. es Daniel, pero podeis seguir hablando.
Pero Ellen ya estaba en el brazo del sofá, al lado mía, mirándo el móvil.
-Tráe-me arrancó el movl de las manos.
-¡Pero bueno!Dámelo-alargué la mano par cogerlo, pero ella lo esquivó ágilmente, con la mirada clavada en la pantalla.
-¿Vas a ir?-me devolvió la BlackBerry
-Eh, no, le voy a llamar-me levanté y tecleé su número-Ahora vuelvo.
Me alejé unos cuantos pasos y me senté en las escaleras
-¡Jane!Gracias a Dios que...-comenzó a decir
-Dan, no tienes que agradecer nada a nadie, querías hablar, habla, pero no pienso quedar con tigo, estoy ocupada.
-Jane, esucha. Yo no quería besar a esa chica, ella vino, comenzó a hablarme y me beso. Pero no pasó nada más.
-¿Sí?Dan, seré rubia, pero no tonta ¿Sabes cuánto tiempo estube obervandoos? Está bien, ella te besó, pero después tu la besaste a ella, inculuso la abrazabas
Calló.
-Además, si no pasó nada más ¿por qué te encontré con ella ayer por la tarde?
-Quedamos para hablar solo, además, tú también te presentaste con aquel de rizos-dijo con una mueca-. Tampoco me agradó mucho
-Harry es un buen amigo que no me ultiliza como tú, que me usas como un juguete sexual.
-¿Un juguete sexual?¡¿Y tú que sabes si no te va a ultilizar?!
-¡¿Te crees que todo el mundo es como tú?!-grité-Pues que lo sepas bien, Harry no es como tú. Y yo tampoco, yo no me ando morreando con él-sollocé
-Jane, yo..
-¡Vete a la mierda!-después de gritar eso, lancé mi móvil al final de la escalera con furia.
Hundí mi cabeza entre mis brazos. Lloré silenciosamente. Estaba exagerando, y lo sabía, pero no podía evitar soltar lágrimas a borbotones cada vez que recordaba todas aquellas escenas románticas y bonitas que había vivido con él, cada abrazo que me daba cuando estaba triste o frustrada por algo, cada beso que me plantaba cuando menos me lo esperaba, o esos detalles que tenía con migo en los días especiales, pero luego vienen los recuerdos con ella, con aquella chica y aquel beso en el puente de madera por encima del Támesis.
Una mano cálida se posó con suavidad sobre mi espalda, rompiendo en pedacitos mis pensamientos. Me solbresalté y dí un pequeño salto y miré directamente a los ojos de Harry, que me miraban compasivamente. No lo pude evitar y le abracé, hundiendo mi cabeza en su firme pecho.
En ese momento agradecí mil veces que no moqueaba al llorar, o por lo menos no tanto como Ellen.
-Jane, si ha sido por mi culpa, lo siento muchísimo, de verdad, no quería causarte problemas-. Me rodeó con los brazos y apolló su barbilla en mi cabeza con suavidad, para no hacerme daño.
-No, hombre. Ha sido todo mi culpa, por quererle demasiado.
-Querer a una persona no es malo- me agarró por los hombros con suavidad, obligándome a mirarle a los ojos.
Atrapó una lágrima con el dedo pulgar.
Le sonreí, o por lo menos lo intenté. Nos quedamos así, minutos enteros mirandonos a los ojos sin decir palabra. Otra vez aquel silencio.
-Joder, Jane, a ver cómo le explicas esto a tu padre-dijo Ellen al final de la escalera, rompiendo nuestro silencio. Tenía mi teléfono entre las manos.
Aparté la mirada de sus verdes ojos y miré hacia Ellen con un leve suspiro. Me costó, pero me levanté y fuí hacia Ellen, no sin antes darle una sonrisa a Harry.
-Madre mía hija, creo que se ha enterdo toda la cafetería-dijo ella al llegar yo.
-Pero si no he gritado tanto, ¿no?-intenté recordar
-¿Y por qué crees que hemos venido? Estába preocupada, nunca se sabe lo que ese tonto te puede decir.
-Bueno, tampoco es para tanto. Simplemente me ha puesto nerviosa y le he gritado, creo que ha quedado claro.
-Bueno, bueno, vamos arriba que mi padre me ha llamado para que vaya a casa ya.
-¿Qué hora es?-dije subiendo las escaleras.
Una vez arriba, nos encontramos a Harry recogiendo.
-Las ocho.
-¡Las ocho! Mierda, me tengo que ir-le dí un abrazo a Ellen y me dirigí a Harry, que recibía con una gran sonrisa,
Me quedé mirándole y decidí abrazarle.
-No te preocupes ¿vale? Si te ha hecho sentir mal no se merece tus lágrimas-me susurró.
Un cosquilleo me recorrió el estómago.
Le miré a los ojos y le besé la mejilla
-Gracias, en serio
Me sonrió

Las 8:37
Buf
Con las cosas que tenía que hacer todavía.
-¡Ya estoy en casa!-grité etrando en la casa.
Pero nadie parecía interesarse en mí.
-¿Cuantas veces te he dicho que no dobles las camisas del trabajo?-decía mi padre con el ceño fruncido.
Mi madre suspiró
-Bueno, pues la próxima vez, haces tú la colada, así no hay mal entendidos
-¿Y te crees que tengo tiempo?
Me quedé en el umbral de la puerta, con miedo a entrar, pero al final de decidí y entré en la cocina. Cogí una manzana y me acerqué al grifo
-¿Te hago una tortilla, cariño?-dijo mi madre mientras papá suspiraba.
-Oh, no, no, no quiero molestar-puse la fruta bajo el agua y salí de la cocina.
Me llevé la manzana a la boca y subí las escaleras. Una vez en la habitación, preparé la ropa para el día siguiente (una camiseta caída con estampado de leopardo, pantalones pitillo negros, victorias blancas y una chaquetita blanca también) y me pegué al ordenador.
Una mención en twitter: “@Jane_tequiere, gracias a tí, por ser tú ;) x”.
Sonreí después de leer la mención. Harry era un cielo.
¿Tendría novia?
Sacudí la cabeza borrando ese pensamiento. Lo más probable era que sí, ya que un chico tan guapo nunca estaba solo, y menos uno que tenía una banda y que cantaba y que era tan jodidamente romántico.
Vaya, era una pena.
Sacudí la cabeza de nuevo. ¿Cómo podía pensar que podría tener alguna oportunidad con él?¡Lo acababa de conocer! Aunque, era agradable, adorable y era cierto que tonteaba con migo, pero no podía aferrarme a ese pensamiento. Decidí que, lo mejor para despejarme la cabeza sería darme una buena ducha. Agarré mi pijama (de ositos blancos y negros, por cierto) y me encaminé hacia la ducha.

{Narra Ellen}
-¡Papá!¡Ya estoy en casaaa!-grité después de entrar en el apartamento.
-Ya era hora, hace media hora que te he llamado-dijo mi padre desde el sofá, viendo cualquier cosa en la tele.
-Lo siento papá, tuve que coger el segundo autobús hacia aquí. El primero estaba lleno.
Me dirigí hacia mi habitación. La estancia no era la más grande de la casa, pero me gustaba, no necesitaba más. La había decorado a mí manera, cada pared era de un color diferente. Rojo, verde, amarillo, azul y el techo rosa. La cama era pequeña, pero me encantaba, era esponjosa y cómoda, la colcha era blanca con huellas de perro de colorines también, además era muy cómoda, estaba rellena de plumas.
Inmediatamente después de entrar en la habitación, me quité los zapatos de tacón.
Uf. Mucho mejor.
Dí un salto y me tumbé en la cama
Harry.
Guapo, simpático, dulce, romántico, seductor, cantaba. Era perfecto. No tenía defectos. Pelo oscuro, rizado, perfectamente rizado. Cada vez que sacudía sus rizos, un cosquilleo subía por mi vientre. ¿Y sus ojos? Verdes. Dios, esos ojos podían hibnotizar a cualquiera. Y enamorar a cualquiera. Y lo mejor de todo. Su sonrisa. Su perfecta y blanca sonrisa. Sus labios carnosos y bonitos. ¿Tendría novia? Seguramente. Y aunque no lo tuviera, no estaba interesado en mí. Sabía la manera que miraba a mi amiga. A Jane. ¿Qué tendría ella que no tendría yo? Ella era más guapa, eso seguro. ¿Pero no es el interior lo que cuenta? Jane era buena persona, ¿y yo? Yo me consideraba buena persona, aunque igual un poco más presumida que ella. Me arreglaba más. Igual era por que ella no lo necesitaba. Ella no necesitaba maquillarse, no necesitaba alisarse el pelo cada mañana, ni depilarse el entrecejo, ni rizarse las pestañas. ¿Cómo no se iba a fijar en una chica tan guapa como Jane?¿Tan natural? Yo había tenido más novios, eso sí, pero no significaba nada. Ella era más tímida y siempre le había interesado un solo chico. Dan.
Yo estube saliendo con él un par de semanas, cuando ella aun no estaba interesada en él. Y la verdad es que era muy romántico. Pero al final no lo soportaba. Era demasiado sobreprotector. No soportaba que le pidiera los apuntes a mi compañero de mesa de historia, se ponía demasiado celoso por todo. Asi que lo dejé, y no sé como, Daniel comenzó a coquetear con Jane, para ponerme celosa-o eso decía ella-y Jane se enamoró de él.
También era cierto que yo ya no era virgen. Era algo pronto, es verdad, ya que sólo tenía 17 años y la perdí con 15, pero no me arrepentía. Para nada. Fue con mi primer novio. Se llamaba Aiden y estuvimos saliendo 3 años sin ninguna discusión o problema, pero se tuvo que mudar de ciudad y decidimos que nuestra última noche sería especial. Y vaya si lo fué. Sonreí para mí. Ya casi ni me acordaba de él, pero lo poco que me acordaba era precioso. Sabía la manera de hacerme sonreír y me protegía y consolaba cuando lo necesitaba.
Suspiré y me levanté para ir a la cocina. Una vez en ella, me preparé un huevo frito.
Rico rico.
-¡Papa!¡¿Quieres un huevo frito?!-grité desde la cocina para que me oyera bien.
-Gracias hija, pero ya he cenado-me gritó de vuelta.
Puse el huevo en un plato y, con tenedor en mano, me fui al salón, para hacerle algo de compañía a mi padre. Me senté en el sofá azul y cruzé las piernas.
-¿Qué estas viendo?
-Barça-Madrid-dijo señalando la pantalla con el mando en la mano.
-Oh, ¿quién gana?-corté un trozo con el lateral del tenedor y me lo llevé a la boca.
Rico rico
-Ni idea, la verdad es que no estoy mirando.
Asentí.
Mi padre me daba pena. Llevaba su manchada camiseta de tirantes de camionero (aunque no lo era en absoluto). Estaba así desde que mi madre murió. Antes era abogado, y uno de los mejores además, pero la crisis invadió la casa y le obligó a dejarlo y a vender cacharros viejos en una tienda vieja y pequeña. El trabajo no invertía mucho dinero, y mi madre le apoyaba todo lo que podía, hasta que tuvo aquel accidente de coche y la vida de mi padre cambió. Aunque hace ya más de 10 años del accidente, mi padre seguía estando mal por ello, y no le culpaba, yo también la hechaba terriblemente de menos, aunque apenas me acordaba de ella.
Me acabé la cena y le dije a papá que me iba a la cama, seguido de un beso en la mejilla y un “que descanses”. Me dirigí hacia mi habitación después de dejar el plato en la cocina. Me puse un pijama de verano, aunque estábamos a finales de marzo, pero en mi casa hacía calor. Mucho calor.
La camiseta del pijama era roja de tirantes gruesos y una pantaloneta muy corta blanca. Me puse también unos calcetines altos, hasta por debajo de las rodillas.
Suspirando, me fuí al baño y, frente al espejo, me recogí el enmarañado pelo en una coleta alta para que no me molestara ni se me enredara por la noche. Me miré a los ojos. No quería ser egocéntrica, pero no era fea, tampoco era una belleza, pero no era fea. Tenía grandes ojos verdes y una nariz pequeña, y mis labios eran carnosos y bonitos. Mi sonrisa no era tan bonita, ya que llevaba aparato, pero procuraba sonreír con la boca cerrada.
Me cepillé los dientes y me fui a mi habitación. Preparé la ropa para el día siguiente (unos vaqueros pitillo, unas botas marrones de cuña-si, me encantaban los tacones-una camiseta blanca de tirantes gruesos y con escote y una chaquetita azul, con un colar marrón y unos pendientes de aro) y me metí en la cama.
Y, extañamente, me dormí pensando en Harry.