{Narra
Harry}
La
luz blanca de la cámara se apagó por completo segundos más tarde
de habernos despedido, haciendo que la estanca se oscureciera ante
nuestros ojos tras acostumbrarse a la luz potente que emanaba con
fuerza de la cámara de vídeo.
-Hala
pues, otro video diario para la lista -dijo Louis, detrás de mí,
casi suspirando.
Me
pasé la mano por el pelo y miré a Zayn, a mi lado, que me sonreía
otra vez con esa mirada pícara. Yo le devolví el gesto algo
exagerado.
-Eh,
Zayn. Harry es mío -habló Louis, pegándole suave en el pecho.
Yo
fruncí el ceño con una media sonrisa, mirándole.
-¿Ah,
sí?
Niall
estalló de nuevo en carcajadas, ahora algo más suaves.
-Bueno
chicos, será mejor que volvamos con Savan para seguir ensayando.
Y
conforme Liam pronunciaba esa frase, los cinco nos levantamos de las
escaleras con algún que otro suspiro de por medio.
Aunque
era muy satisfactorio saber hasta dónde habíamos llegado con todo
esto, cada semana era más agotadora y dura. Claro que era normal, la
competencia cada vez era más fuerte y cada semana necesitábamos
mejorar y sobre todo sorprender al público con algo nuevo.
Cruzamos
los pasillos y entramos en nuestra respectiva habitación, donde nos
disponíamos a esperar a que nuestro profesor vocal vendría a
buscarnos una vez finalizara los ensayos con los demás concursantes.
La habitación, como siempre, estaba desordenada de arriba a abajo,
teníamos que andar con cuidado si no queríamos pisar nada. El más
ordenado de todos con diferencia era Liam, que aún conservaba toda
su ropa en el armario.
Nada
más entrar, Liam chasqueó la lengua.
-Lou,
¿cuántas veces te he dicho que recojas ya tus cosas?
-Muchas.
Pero sólo me dices a mí. No todo es mío. Harry también es muy
desordenado -me señaló.
Aparté
la mirada e hice como si no estaría escuchando la conversación.
Avancé en la habitación y me apoyé en la mesa, cruzándome de
brazos.
Liam
me miró y yo levanté las manos con inocencia.
Suspiró.
-Oye,
Lou. ¿Cómo está Hannah? Hace mucho que no la vemos por aquí
-Niall guardó el móvil en el bolsillo para entablar conversación y
le miró al preguntárselo.
Él
enseguida bajó la mirada y se mordió el labio con disimulo.
-Erm...
pues...
Unos
golpes es la puerta de la habitación interrumpió lo que iba a decir
y Simon se asomó por la puerta.
-Hola,
chicos -saludó él, sonriendo como siempre.
-Hola
-respondimos al unísono.
-¿Todo
bien?
Los
cinco sonreímos y asentimos casi a la vez.
-Me
alegro. Eh.. Harry, ¿puedes salir un segundo? Tengo que hablar
contigo
Alcé
las cejas con asombro y con algo de intriga. Obedeciendo, me levanté
casi de un brinco y me dirigí a la puerta, donde Simon me sonrió
enseguida y cerró la puerta.
Mantuvimos
en silencio toda la trayectoria hacia su despacho, él siempre
manteniendo la vista fija y segura hacia delante. La mía, en cambio,
vacilaba con facilidad, sin mantenerla quieta un sólo segundo. No
quería ponerme nervioso, sólo que ésta vez, los nervios cada vez
se apoderaban más de mí en estas situaciones.
Nunca
había estado yo solo hablando con Simon, o, al menos, en su
despacho. Él siempre nos convocaba a los cinco para hablar de lo de
siempre. Música. Canciones. Votos. Pero nunca a ninguno de nosotros
en particular.
O
al menos que yo sepa.
Con
otra sonrisa amable de su parte, me abrió la puerta de su despacho y
me invitó a entrar. Yo no dudé ni un instante.
Cada
vez que entraba en su despacho me asombraba más la decoración de
ésta. Una gran cristalera ocupaba la mayor parte de la pared, dando
un toque cálido, y sobre todo proporcionaba mucha luz. Un gran
escritorio de crista protagonizaba mayormente la sala, con una gran
silla de cuero a un lado y dos más pequeñas en otro, alguna que
otra planta en algún rincón daba vida y color, así como una
estantería blanca a un lado.
-Siéntate,
por favor -me indicó amable de nuevo.
Me
senté en una de las cómodas sillas sin apartar la mirada de su
lado, mientras él también se sentaba, en frente mía.
-Harry
-comenzó con tono cauteloso-. ¿Hace falta que deduzca quién era la
chica rubia con la que no paras de andar?
Me
quedé paralizado ante el tema que acababa de exponer.
¿Por
qué demonios quería Simon hablar de Jane?
-Supongo
que es tu novia, ¿me equivoco?
Negué
con la cabeza, no confiando demasiado si mi voz sonara estable.
-¿Puedo
saber cómo se llama?
-Jane
Carter.
-¿Vive
en Londres?
Asentí.
Con
cada pregunta que me hacía en relación con ella, su voz sonaba más
fría y directa, como cuchillas que se clavaban en la piel sin ningún
despecho, sólo que lo hacían con tanta lentitud y con tan poca
fuerza, que dolía demasiado pero no hacía emanar la sangre
directamente.
-¿Por
qué no la mencionaste en ningún momento?
Fruncí
el ceño ante la pregunta.
-¿Debería
de haberlo hecho?
-Podría
haberme ayudado a decidirme en algunas decisiones.
No
conocía al Simon que tenía delante. No guardaba en su voz el tono
amable y familiar, el tono que hacía sentirte seguro y el que hacía
confiar en él.
Bajé
la mirada y volví a subirla al segundo, sin saber realmente cómo
afrontar la situación.
-Voy
a serte sincero, Harry, a mí, personalmente, me da igual. Pero a las
fans no.
Apreté
la mandíbula.
Simon
se pasó la mano por los labios al levantarse de la silla.
-Las
fans no pueden enterarse de ninguna manera de lo de las semanas antes
de España. Tienen que tener claro que sólo fuisteis vosotros cinco
y nadie más.
Asentí
nada más pronunciar las palabras, como queriendo deshacerme de la
escena lo antes posible.
Un
segundo más tarde el silencio reinó en la sala, Simon pensativo y
yo más nervioso e inquieto que nunca.
Y
ese silencio hizo darme cuenta de algo realmente importante.
-Un
segundo. ¿Y Lou? ¿Qué pasa con él? Él también sale con alguien,
y está perfectamente. Quiero decir, la semana pasada misma vi a
Hannah y...
Me
interrumpí a mí mismo al ver cómo Simon volvía a tomar asiento,
de cómo me miraba y de cómo iniciaba un juego de manos.
Hannah.
-Ya
me he ocupado de hablar con Louis, Harry.
Tragué
saliva al procesar lo que significaba eso.
Simon
estaba dispuesto a hacer exactamente lo mismo con migo. Con nosotros.
Con
Jane.
Me
dejé caer en el respaldo de la silla y me froté la frente con el
dorso de la mano, apretando los ojos con fuerza.
Simplemente
quería desaparecer, retroceder y que esto no hubiera ocurrido nunca.
-Tienes
que entender que para las fans es mucho más interesante un grupo con
los miembros libres. Sienten que tienen más posibilidades. Y sabes
lo que eso implica.
-Votos
-repliqué con voz quebrada.
Apoyó
las manos en la mesa y me miró mordiéndose el labio. Exhaló un
suspiro.
-Sabes,
Harry, que lo último que quiero es que lo paséis mal por mi culpa.
Por eso, he cambiado mis planes.
Levanté
la mirada con brusquedad y le miré, con miedo a sus cambios.
-¿Qué
quieres decir?
-¿Has
twitteado algo sobre ella últimamente? ¿Algo que pueda traer
pruebas?
Negué.
Y
siguió mirando hacia el frente y aún jugando con sus dedos.
-Sólo
te quedan dos opciones para seguir en donde estás ahora.
-¿Cuáles?
-O
ella se hace pasar por tu prima, o rompes con ella.