10~

Capítulo 10:
{Narra Harry}
Llamé al timbre por segunda vez, ya que la primera no obtuve respuesta alguna. Segundos más tarde, un ruido de porcelana y cristal rompiéndose sonó fuertemente en el interior de la casa.
-¡Mierda!-se oyó seguidamente del estruendo.
-¿Yina?
Nada. Sólo se oían murmullos a lo lejos.
-¿Yina?-dije algo más fuerte.
-¿Qué coño..?¿Harry?¿Eres tú?
-Sí, soy yo. ¿Se puede saber que haces?
-Te pregunto lo mismo-dijo sin abrir la puerta.
-Vengo a hablar contigo. ¿Me dejas entrar?
-Lárgate, Harry. No hay nada que hablar.
Sonaba triste y apagada.
-¿Cómo que no? Vamos, Yina, déjame entrar.
-Si tu quieres hablar habla, pero prefiero no verte la cara.
Suspiré y me pasé la mano por la cara
-Yina, te juro que no tenía ni idea de todo esto. Tú eres mi mejor amiga, siempre estas ahí cuando te necesito. Pero solo eso, yo siempre te he visto así y no he sabido verte de otra manera. Y no voy a negar que te quiera, por que te quiero, Yina, te quiero un montón, pero como una buena amiga. Y no quiero que esto nos separe, por que no tengo ni idea que aré sin ti. Eres parte de mi vida, Yina.
La puerta se abrió lentamente y Yina apareció cabizbaja, con los ojos rojos e hinchados.
-Por favor, no llores más, me partes el corazón.
Sonrió y me abrazó con fuerza.
-Eeem...¿La proxima vez me lo dices antes, vale?
La agarré por los hombros y la obligué a mirarme a los ojos. Atrapé con el pulgar una lágrima que bajaba por su rosada mejilla. Ella me sonrió, tímida.
-Humm..¿Quieres pasar?
-¿Estas sola en casa?
Asintió y cerró la puerta detrás mía.
-¿Otra vez? ¿Aiden no estaba?
-Se fue ayer pronto a la mañana.
-Ah. ¿Prefirirías dormir en mi casa?
Abrió los ojos como platos y me miró divertida.
-No pienses mal, eh.
-¿Lo preguntas en serio?-dijo cada vez mas entusiasmada.
-¿Por qué no? Como los viejos tiempos.
-Me encantaría, hum..¿Esperas aquí un poco? Ahora vuelvo.
-Tranquila, no hay prisa.
Me dio un beso en la mejilla y me sonrió. Subió las escaleras de dos en dos con una gran sonrisa.
Me gustaba verla feliz.
Recorrí con la mirada las fotos que estaban colocadas en lo alto de lo armario. Había una foto de ambos, la misma que tenía yo en la habitación. Ella, como siempre, tan contenta y alegre, con la legua fuera. Recuerdo el momento que nos sacamos esa foto, fue el año pasado, en pleno verano, cuando fuimos todos, incluidos los chicos de la banda a un pantano de cerca. No pude evitar soltar una pequeña risita al recordarlo.
Al lado de ésta, había otra foto adornada con un marco de madera oscuro, la imagen era de su familia, ella, su hermano y su madre. Era bastante antigüa, ya que Yina tenía el pelo rizado. Naturalmente lo tenía rizado, pero cuando comenzamos el instituto ella se lo planchaba cada día y nadie de la escuela acostumbraba a verla de esa manera. y yo ya estaba acostumbrado. Su madre era igual a ella, los mismos ojos, el mismo pelo, la misma sonrisa. Esa fue una de las últimas veces que ella y su hermano vieron a su madre, y muy poco después su hermano se mudó a Londres por un larguísmo tiempo y Yina se quedó sola. No sé cómo se las arreglaba, pero estaba sola. Y a mi madre no le gustaba ver eso, cuando podía, la traía a casa a comer y a cenar, incluso a dormir en la habitación de invitados, que supongo que ya tendría que estar acostumbrada a ella como si fuera su propia habitación. Pero era cierto que todo había cambiado y en cierto modo me sentía culpable de eso.
Las pisadas de Yina contra la madera hueca de las escaleras interrumpieron mis pensamientos pesados. Llegaba con un bolso no muy grande de tela negra colgado del hombro.
-¿Lista?
-Del todo -me sonrió.
-Si quieres ponemos una película y hacemos palomitas.
Cerró la puerta detrás suya y anduvimos hasta mi casa.
-¿Tan tarde? Si son las 2:00
-Bueno, pues ponemos la tele bajito.
-Por mí genial, pero luego serás tú el que tenga problemas con tu madre.


{Narra Jane}
-¿Se puede saber por qué me miras así?
Dan sonrió y apoyó el vaso en una mesa cercana. Se acercó a mí y me dio un pegajoso beso en los labios. Me aparté rapidamente.
-¡Pero bueno!
-Vuelve con migo, Jane, te hecho de menos.
-¿Estas bebido?-me pasé la mano por los labios, saboreando el asqueroso sabor a alcohol.
-Vamos Jane-dijo arrastrando las palabras-. Si yo no quería besar a Ellen.
-¿Qué?¿Ellen?
Dan me agarró por los hombros y cambió su lugar por el mío, es decir, ahora era yo la que estaba apoyada en la pared. Me sonrió de nuevo y me volvió a besar.
-Dan, ¡para!-di un empujoncito en su pecho para mantener distancias y chasqueé la lengua-. ¿Qué has dicho de Ellen?
-Ah, uich, se supone que no debería de habertelo dicho.
-¿La chica del puente era Ellen?
Se encogió de hombros y bebió del vaso.
Suspiré.
-Voy a hablar con ella -intenté esquivarlo, pero él me agarró por la cintura y comenzó a besrame el cuello, bajando cada vez más las manos por mi espalda. Intenté escapar, pero mis piernas no reaccionaban y Dan me agarraba con demasiada fuerza.
-Dan, para-tragué saliva.
Pero él no hizo caso, seguía tendiendo las manos metidas en los bolsillos traseros de mis pantalones y acercando cada vez más y con más fuerza mi cuerpo hacia el suyo. Comenzó a babearme la mejilla. No sabía que hacer, intentaba huir, salir de allí y pegarle una buena bofetada a Daniel, pero estaba paralizada por completo, no podía pensar ni moverme, con mis manos aún apoyadas en el pecho de Dan.
-Eh, Dan.
Se dio la vuelta y, acto seguido, el puño de Ethan fue a parar a la cara del chico. Pegué un pequeño chillo, llevándome las manos a la cara. Dan se apoyó en la pared.
-Ni se te ocurra volver a tocar a Jane, ¿me has entendido?
Salí de la esquina en la que estaba encerrada y me lancé al brazo de Ethan.
-¿Te ha hecho daño?-me susurró.
Negué con la cabeza.
Entonces Ellen entró en escena, me miró y frunció el ceño. Fue directa a Dan y le pegó con la mano abierta en la mejilla.
-¿Qué te había dicho?
Ellen.
-¡Jane! ¿Estas bien?-ahora era Jess, que sonaba preocupada.
Asentí, con la mirada clavada en Ellen.
-¿Quieres volver a casa? -dijo tímida.
Intenté sonreírle, sintiendo aquel nudo en la garganta, avisándome que las lágrimas podían caer en cualquier momento.
-Vamos.
Lancé una última mirada a Ellen, que me respondía con unos ojos llenos de dudas. Aparté la mirada y Jess apoyó la mano en mi hombro. Le sonreí y salimos de la casa. Nada más salir del barullo y la música, las lágrimas comenzaron a caer.

{Narra Ellen}
[Hace aproximadamente 10 minutos..]
-¿Quieres una?-me ofreció Tom, sirviéndose un líquido transparente que ya había descartado hace tiempo que era agua.
-Emm..no, prometí a Jane que no bebería.
-Oh, vamos Ell, si sólo es un traguito.
-¿Ell? -reí bajito-. Me gusta. 
Sonrió y agarró el pequeño vasito de plástico, apoyó una mano en mi espalda suavemente y me condujo hacia la terraza.
Sin duda, la terraza era el lugar más bonito de la casa. El reflejo de la luna se apreciaba sin problemas en el suelo pulido de mármol, las escaleras guiaban a un enorme jardín, que no se apreciaba con sutileza por la espesa oscuridad que lo cubría, pero me lo podía imaginar perfectamente, con flores de todos los colores y olores, adornando cada mílimetro cubierto por una verde y suave hierba, con algún que otro banco de mármol también. Ethan tenía dinero y se notaba a la hora de decorar la gran casa, si se podía llamar  así.
Nos sentamos en el frío barandado de piedra fina.
-Vaya, no sabía que Ethan tenía tanto dinero.
-Bueno, es algo normal, sus padres son unos de los "mejores" en vender casas.
-¿Se puede ser bueno en eso?
-Eso es justo lo que le respondí yo. Pero eso no me respondió, el muy cabrón se encogió de hombros y subió el volumen de la radio-. dió un pequeño sorbito del vaso.
Reí bajito y carraspeé.
Llegó la hora.
-Olle, Tom..¿Tu tienes novia?
-¿En qué sentido?
-¿Hay diferentes tipos de novias?-pregunté exrañada, observando cómo Tom se terminaba el líquido y lanzaba el pequeño vaso al suelo. No pude evitar soltar una patética risita.
-Pues claro. Hay novias formales con las que vas al cine y a cenar en casa de sus padres, después, hay novias con las que sólo te lías de vez en cuando detrás de un árbol del parque, y después, novias con las que hechas un polvo y ya no la ves en tu vida.
 -Em..De las dos primeras..
-Pues por ahora ninguna de las dos.
-¿Por ahora?
-Por ahora-me guiñó un ojo-. Bueno, humm..¿y tú qué?- por mi sorpresa, se acercó lentamente y comenzó a acariciar mi mejilla con suavidad
Me puse nerviosa, mordí mi labio inferior.
-Humm.. pues la verdad es que no...
Apoyó una mano en mi pierna, y con la otra, me acariciaba la mejilla y, a la vez, la acercaba a él, pero con suavidad, su corto felquillo rozaba mi frente y sentia su aliento en mi cuello. Nuestros labios apenas se rozaban cuando oí un grito familiar.
Jane.
No lo intuía, lo sabía.
Giré la cabeza con brusquedad, mirando dentro de la casa. Me levanté rápidamente y le dije a Tom que ya volvía. Entré en la casa, esquivando a toda la gente que estaba en medio, bailando, hablando, riendo, bebiendo. Me encontré con una pequeña barrera de gente, que observaba detenidamente lo ocurrido.
Me temí lo peor.
Me hice paso como pude y me encontré a Dan apoyado en la pared con la nariz manchada de sangre y a Jane detrás de Ethan, temblando y asustada. Ethan fulminada a Dan con la mirada. Entonces comprendí lo que había pasado. Caminé con pasos fuertes y decididos hacia Dan y me detuve delante de él. Levanté el brazo y le dí con la mano en la mejilla lo más fuerte que pude.
-¿Qué te había dicho?
Me giré para ir directa a abrazar a Jane, pero esta parecía que me quería matar, con la mano de Jess apoyada en su hombro.
Fue entonces cuando lo comprendí todo.
Jane me dedicó una última mirada, ésta vez, de tristeza y de decepción. Salío de la casa.
Ésa fue la última vez que la ví en mucho tiempo.
Demasiado tiempo.

9~

Capítulo 9:
{Narra Jane}
-Hola, siento muchísimo la tardanza-dije, después de haber atravesado toda la casa, que estaba llena de gente bailando.
-¡Jany!-Ellen me achuchaba con fuerza.
-Vaya, Jane, que guapa-dijo Ethan, que me miraba de arriba a abajo.
Dan tosió.
-Gracias.-le sonreí.
-¿Quién es?-dijo Ellen, que ya sacaba sus zarpas.
-Oh, sí. Chicos, esta es Jessica, es mi nueva vecina, es muy maja. Jess, esta es Ellen.
Se acercó y besó sus mejillas.
-Este es Ethan.
Señalé a un chico alto con el pelo castaño y grandes ojos verdes. Éste se acercó a ella y le dio dos besos.
-Dan, dije sin detenerme mucho. Jess ni se acercó a saludarle, simplemente le sonrió e hizo un gesto con la mano-. Jeff
El chico, rubio y con ojos claro se acercó a ella y le tendió la mano, educado.
-Y por último, Tom
-Ei-saludó él, alto, moreno y con ojos oscuros.
 Me senté en uno de los sillones de cuero, Jessica se sentó a mi lado y Ethan al otro.
-¿No están tus padres?
-No, se han ido a Liverpool para hacer no se qué de una casa-respondió Ethan.
-Om, y no saben lo de la fiesta.
-Nop, no se tienen por qué enterar.
-Que malotee-dije sarcástica.
-Dí lo que quieras-dijo, haciendo visible su preciosa sonrisa.
Me recordó a Harry.
Entonces, el móvil sonó. Lo saqué del bolsillo y le dí al botón.
-¿Sí?
-Hola
-¡Harry! Qué sorpresa, ¿qué tal?
-Muy bien, justo pensaba en ti y decidí llamarte.
-¿Sí? Me ha pasado lo mismo-sonreí.
Ethan me miraba atentamente.
-¿También tienes vacaciones?
-Sí, ¿como lo sabes?
-Es que oigo música.
-Ah, vale. Lo siento, no puedo salir, tengo que pasar por gente borracha o medio desnuda. En fin, que moriré si intento salir.
Rió.
-Ah, si. Ahora que hablo con tigo. Ya tengo fecha para presentarme.
-¿Sí? Dime, así voy a verte.
-El día 12.
-¿Cual? ¿De abril? ¿Este mes?
-Sip.
-¿Tan pronto? Wow, se ve que tienes ganas.
-Bueno, estoy algo nervioso, pero dice mi madre que cuando antes mejor.
-Tu madre es un cielo de mujer.
Rió de nuevo.
-¿Irá Yina?
-Em..pues la verdad es que no lo sé, nos hemos distanciado un poco.
-¿No me digas?-dije intentando ocultar mi felicidad.
No soportaba a Yina.
-¿Y eso? Se os veía inseparables.
-Bueno, es algo largo, ya te lo contaré con más tranquilidad.
-Vale. ¿Qué haces?
-Estoy en pijama viendo Bob Esponja.
-¿En pijama? ¿Tienes uno?-reí.
Ethan me miraba cada vez más raro.
-Es una forma bonita para decir "desnudo".
-¿Desnudo? ¿Con quien estas pues?
-Qué pervertida eres. Cómo se nota que eres española.
-Ya sabes que lo soy-reí de nuevo.
-Te hecho de menos.
Esa frase entró en mi corazón y se escondió allí por siempre.
-Y-yo tambien-tartamudeé.
Serás tonta.
Ellen comenzó a hacer señas para que colgara el teléfono, Ethan ya se había marchado y Jessica había comenzado una conversación con Jeff. Tom observaba a Ellen con mucha atención. Dan me miraba, persuasivo, bebiendo un líquido anaranjado sin quitarme ojo de encima, con esos ojos marrones
-¿Y tú que haces?
-Bueno, un compañero de clase celebra una fiesta en su casa. Y la verdad es que me estoy mareando un poco.
-¿Has bebido?
Reí.
-Nada, ya he tenido bastante. Pero hace mucho calor y mucha gente.
-Por cierto, ¿qué tal el padre de Ellen?
-Oh, muy bien, solo fue un susto.
-Ah, me alegro.
-Em, Harry, hablamos otro día, ¿vale? Tengo que hablar con alguien.
-Muy bien. Un beso guapa.
-Adios guapoo.
Colgué el teléfono.
-¿Quién era?
-Harry
-Uuuh, te ha calado eh.
-Sólo somos amigos.
-Sí, sí.
Me levanté y me acerqué a Dan. Respiré hondo.
Jamás me había arrepentido de algo como de haberme acercado a él.

{Narra Harry}
 [Una hora antes de la llamada telefónica...]
-No me lo explico, Yina. Siempre es igual.
-¿A qué te refieres?
-Lo sabes perfectamente. Siempre me lo estropeas todo, no puedo tener una sola amiga.
-¿Cómo? Eso es mentira, eres tú, que siempre vienes con una distinta y luego nunca la vuelves a ver.
-Eso no es asunto tuyo. Además, es normal que no quieran volver, las espantas a todas.
-¿Ah, sí? Dime una.
-¿Te acuerdas de Melanie?
-¿Cuál? ¿La guarra morena?
-¿Cómo que "guarra"?
-Oh, vamos, Harry. Supongo que tú también viste como te restregaba las tetas por la cara.
-Pero, ¿qué estas diciendo? Sabes perfectamente que eso no es verdad.
Se encogió de hombros.
-Tu mismo.
-Además, no estamos hablando de eso. ¡La amenazaste con una sartén!
-Tss se lo merecía, por ir zorreando en mis narices. Va, dime otra.
-Vanessa, era una chica bien maja.
-Claaaaro, bien maja si te gusta escuchar. No callaba, era como tener un altavoz de discoteca al lado. Te dejaba la cabeza como un bombo.
-¿Y para eso era necesario llenar le la cama de...qué eran?¿Peces?
Comenzó a reír.
-Esa ha sido una de mis mejores bromas, además, sólo eran de goma, no hacía falta que se fuera corriendo de esa manera..
-¿Y qué me dices de Meghan?
-Mas plaaaasta imposible, venga reírse como una tonta, con cada cosa que decías. Además, babeaba con tigo. Fuus
-Era bien mona. Y no era para tanto, tenía una risa adorable.
-Tsss tenía risa de bruja. ¿Alguna otra más?
-Jane
-¿Y qué le he hecho yo a esa?
-Emborracharla, y a mí también.
-Ya te he dicho que quería divertirme un poco.
-Pero ella a ti no te ha hecho nada.
Se puso pensativa y avanzó hasta el sofá.
-Ser perfecta-susurró
 Se sentó en él con los brazos cruzados y mirando al suelo.
-¿Qué?-me senté a su lado
-¡Que es perfecta para ti! Es rubia, ojos azules, preciosa sonrisa, buen tipo. ¿Por qué no? Jamás llegaré a su altura-eso último lo dijo susurrando.
-¿Pero qué estas diciendo, Yina? Las dos sois completamente distintas, pero tú también eres guapa.
-Pero no lo suficiente para ti..-una lágrima resbaló por su blanca mejilla
Mi extrañeza no podía ser mayor.
-¿Suficiente para mí? ¿De qué estas hablando?
-Yo solo intentaba ser amable con todas esas chicas, pero sólo lo hacía para intentar que te fijaras en mí. Y claro, veía que no funcionaba y me frustraba y no podía evitar sentir celos hacia ellas. Sonreía ante todas tus estúpidas novias, tan guapas y adorables siempre, tan arregladas y tan perfectas-hizo una pequeña pausa para suspirar y pasarse la mano por la cara, atrapando cada lágrima que caía-. Pero tú nunca te fijabas en mí, me veías y me sigues viendo sólo como una amiga, por mucho que intente lo contrario. He intentado tantas veces decirte todo esto, decirte lo mucho que te quiero y cuánto te quise. Pero cada vez que lo intentaba te encontraba con alguna de tus amiguitas y todas las esperanzas se desvanecían por completo. Además, ¿por qué te ibas a fijar en mí, teniendo a Melanie o a Jane cerca? Sólo soy una simple chica con un simple pelo negro y simples ojos negros. Pero, ¿por qué no intentarlo? Ahora me doy cuenta de lo tonta que he sido todos estos años. Cuatro larguísimos años, soñando cada noche con solo uno de tus besos, de poder abrazarte como algo más que una amiga. Pero por mucho que sufra, me sentía a gusto siendo una de tus amigas, inseparables. Pero no podía ni puedo evitar querer ser algo más, ser alguien en tu vida, ser el pasado y el presente por siempre. Qué tonta.
Vaya.
-Ehh..Yina, yo..no sé qué decirte..
-Tampoco hacía falta que lo hicieras-se levantó y se dirigió hacia la puerta principal.
-Yina, espera
Me levanté rápido y fui hasta ella, ella se dio la vuelta pero siguió sin mirarme.
-Yina, de verdad que no sé que decir..
-Me lo imaginaba.
Se dio la vuelta y abrió la puerta, me miró a los ojos
-Adiós, Harry
Cerró la puerta.


Suspiré y bebí un trago de agua.
No podía dormir. Por mucho que lo intentara, no podía. Y era normal, después de todo lo que me había dicho Yina... Me amaba.
¿Cómo había podido ser tan tonto? Todos estos años y yo son darme cuenta. Pero yo no sentía lo mismo, yo sólo la veía como una buena, y nunca se me ocurrió hacerlo de otro modo, era Yina, mi mejor amiga, con la que compartía todo, pero nada más. Y no quería que esto afectara a nuestra amistad, la quería de demasiado para perderla de este modo, nos conocíamos desde hace muchísimo tiempo. Esto no me ocurría a menudo, mi mejor amiga, declarandose en mi casa.
Uff.
Será mejor que lo arregle.
Agarré el móvil. La 1:30
Demasiado tarde para llamarle.
Suspiré y volví a tumbarme.
Joder.
¿Por qué tenía que pasarme esto? ¿No podía tener una vida normal, sin problemas?
Quizás no debería de haberme enfadado tanto. Pero algo tenía que decirle, se estaba pasando de la raya y ahora esto...
La verdad es que entendía su dolor, sabía perfectamente lo que era estar enamorado de alguien y no ser correspondido, llorar todas las noches imaginándote lo qué estarían haciendo ahora mismo, era demasiado doloroso. Así era el amor..
Decidido
Me levanté de la cama y me puse algo de ropa. Bajé las escaleras y salí a la calle. Caminé despacio y nervioso hasta la casa de Yina. Era tarde, ya lo sé, pero necesitaba arreglarlo de alguna manera, no podía perderla de esa manera.
Me detuve ante su puerta y suspiré una última vez antes de llamar al timbre.

8~

Capítulo 8:
La campana sonó indicando la finalización de las clases. Los alumnos salían contentos y con una gran sonrisa. No les culpaba, yo también estaba feliz, y Ellen no era menos, que ya sacaba el cigarro para celebrarlo.
-Ya sabes que no me gusta que fumes-dije dando manotazos al humo.
-No, si yo no fumo. Solo celebro el último día del segundo trimestre. ¿Te lo puedes creer? No he suspendido ninguna.
-¿Cómo que no? Has suspendido inglés.
-Pues eso, ninguna.
-Qué tía-murmuré
-¿Te vienes esta noche a la casa de Ethan? Ha organizado una fiesta.
-¿Qué quieres decir con 'fiesta'?
-Joder, ya sabes. Habrá de todo, chicos, música, bebida, más chicos. ¡Será lo más!
-Ese tío está loco...
-Sí, sí...¿Te vienes o no?
-¿Tú no tienes que cuidar a tu padre?
-Bah, si ya esta bien, solo fue un golpe tonto.
Suspiré.
-¿Con bebida te refieres a alcohol?
-Claro, ¿qué es una fiesta sin alcohol?
-Una fiesta sin problemas
-Ja-Ja, qué graciosa-dijo sarcástica-. Vamos, estará bien, vente, porfaaaaaas, ¿no me dejaras sola con tanto loco suelto, no?
-Cada vez lo tengo más claro.
Me sacó la lengua.
-No, ahora en serio, ven conmigo, por favoor, me dan miedo si están bebidos.
Suspiré de nuevo.
-Esta bien, iré, pero nada de alcohol, para ninguna de las dos. Ya he tenido bastantes problemas por esa causa.
-Uuuh, hablando de borracheras, ¿qué tal es en la cama?-me guiñó un ojo.
-¿Eres tonta? Te repito que no hicimos nada, Dios que pesada..
-Que sí, que sí, pero yo sigo pensando que SÍ hicisteis algo. Ah, y el tema de Aiden, hubiera estado bien que me lo hubieras pasado..
-Siiii, claaro, tú me dices "mi padre ha tenido un accidente" todo seria, y voy yo y te digo "no me importa Ellen, por cierto, está aquí Aiden, ¿quieres que te lo pase?". Tss
-Pues no hubiera estado nada mal
-Que te den
-Eso es lo que te hubiera dicho-dio una última calada al cigarro y lo tiró al suelo.
-Qué guarra eres.
-Ai, lo siento-dijo sarcástica-.¿Qué quieres? ¿Que me lo meta al bolsillo?
-No, quiero que dejes de fumar.
-¿Otra vez? ¡Que no fumo!
Resoplé.
Llegamos al momento donde debíamos de separarnos.
-¡Adiós cariñoo! Recuerda que a las 11:00 en casa de Ethan
-Que sí pesada.
Me saludó y ambas caminamos en direcciones opuestas, hasta que la perdí de vista. Caminé en silencio hasta llegar a mi calle, por donde pasé por todo tipo de casas, desde vagas casas humildes o amplios chalés de altos precios. Mi casa era normal, grande, pero normal. Conforme me iba acercando a mi casa, más entrecerrados estaban mis ojos, ya que en la casa de al lado había luz. ¿Luz? ¿Pero la casa no estaba en venta?
Me encogí de hombros. A lo mejor sería el de mantenimiento, que venía a menudo para comprobar el estado de la casa. Dejé pasar mis dudas y entré en casa. Un dulce y agradable olor apareció al abrir la puerta.
-¿Mamá?-apoyé la mochila en la pared.
Mi madre asomó la cabeza por el umbral de la puerta de la cocina.
-¡Hola, hija! ¿Qué tal el colegio?
-Instituto, mamá.
-Aii, os hacéis tan grandes las dos.
Entré en la cocina aspirando el delicioso aroma. Al entrar, desee no haberlo hecho. La cocina estaba perdida, harina por allá, leche por allí, servilletas usadas -y no usadas- por todos los lados... Y mi madre era todo un cuadro, el pelo lo tenía blanco de la harina -de normal era marrón oscuro- y el delantal lleno de masa y harina.
-Pero, ¿qué haces?-no pude evitar soltar una pequeña carcajada al ver aquel panorama.
-Un bizcocho, ¿no lo ves?
-Pues no.
-Es que hace mucho que no hago un bizcocho y no me acordaba bien. Pero mira, esta subiendo.-estaba agachada mirando a través de la ventanilla del horno.
-¿Hace mucho? Mamá, tu nunca haces bizcochos-agarré un trozo de pan y me senté en la silla, no sin antes pasar la mano por el asiento para no pringarme de harina-.¿Por qué te ha dado ahora por hacer un bizcocho?
-Hay vecinos nuevos. Luego te pasas a dárselo
-¿Vecinos nuevos? ¿Y por qué tengo que ir yo?
-Por que yo estoy perdida y tu hermana fumada.
-¿Fumada? ¿Y cómo sabes eso?
-Cielo, estaba desnuda por el pasillo cantando "Hallelujah"
-Oh-me metí el cacho sobrante de pan en la boca.
Mi madre abrió el horno y sacó un bizcocho perfectamente dorado del horno. Sopló un poco y me lo entregó
-¿Ahora?
-Pues claro, calentito está más rico-me sonrió
Suspiré.
Agarré el recipiente refunfuñando y salí de casa.
Será cara dura. No sabe ni dar cuatro pasos para darle un bizcocho que ella misma había hecho. Y claro, Emma ya se lo olía, venga darle al porro para librarse. "No pasa naaada, ya lo hará mi querida hijita Jany, es un cielo, ¿sabes?" Tss...
Me peiné un poco con los dedos para estar presentable y llamé al timbre. Unos minutos más tarde, una chica de más o menos mi edad, menuda y finita, con pelo rubio claro y un flequillo y con grandes ojos azules me abrió la puerta. Sonreí.
-Hola
-Ho..hola-balbuceó, tímida
-Soy Jane, vivo aquí al lado. Bueno, mi madre os ha hecho un bizcocho para daros la bienvenida.-se lo tendí.
Ella lo agarró con una gran sonrisa.
Muchas gracias. En donde vivía yo no se hacían estas cosas. Emm.. me llamo Jessica. Encantada-se acercó y le dí un beso en cada mejilla-. Humm...¿quieres pasar?
-No quiero molestar. Estaréis liados con la mudanza y tal.
-Oh, no te preocupes, estoy sola en casa. Mis padres se han ido a no se dónde ha hacer no se qué. Vamos, pasa.
Sonreí y entré en la casa.
Por dentro era muy parecida a la mía, sólo que sin pintar y con cajas por todos lados. Pero el salón ya estaba más o menos montado, con sus respectivos sillones de terciopelo marrones y su televisión aún envuelta con plásticos. Ella me invitó a sentarme.
-¿Cuándo habéis llegado?
-Pronto a la mañana, pero nos ha dado tiempo a montar algo más o menos.
-Me encantan estos sillones, son muy cómodos y suaves-me eché para atrás, pasando la mano por el brazo del sofá.
-¿Te gustan? Los elegí yo.
-Son muy buenos. Yo tengo cutres sillones blancos. Bueno, eran blancos
Ambas reímos suave.
-¿Tienes hermanos?
-Uno de 18.
-¿En serio? Yo tengo una de 18 también. Pero hay días que parece que tiene 5 añitos.
-Justo igual que el mío. Se pone a jugar a la consola y puede estar horas ahí jugando.
-Pero ojo, que cuando le conviene, se hace la mayor y se pasa el día fumando el polvo de la habitación.
Soltó una risita.
-¿Quieres un té o algo?
-No gracias, Tendrás que buscar entre las cajas la tetera y así, ¿no?
-Qué va. Mi padre es un viciado al té y es lo primero que sacó-se levantó y puso agua a hervir.
-Nuestros padres se van a llevar de maravilla. El mío es justo igual, cada vez que le veo, tiene una taza en la mano.
-Igualitos-me sonrió.
Le devolví la sonrisa
Recorrí el salón medio montado con la mirada y un gran piano negro me llamó la atención. Me levanté y me acerqué a él.
-¿Tocas el piano?
Se dio la vuelta y observó el instrumento.
-Sí-sonrió-. Pero no soy buena, solo toco algunas canciones.
-¿Cuanta gente me habrá dicho eso y luego resultan ser unos genios? Unos cuantos
Soltó una carcajada.
-Una pregunta, ¿eres española?
Frunció el ceño
-Sí, ¿cómo lo sabes?
-Por el acento-sonreí-¡Qué alegría! Yo soy española-me acerqué a ella.
-¿Sí? ¡Qué bien! Me pondrás ayudar a mejorar mi inglés.
-¿Mejorarlo? Si hablas de maravilla, cuando yo vine aquí, no sabía ni pedir un café. Tu podrías ayudarme con mi español, cada día pierdo un poco
-Pues claro-dijo esta vez en español.
-Eeeh...¿Desde cuándo tocas el piano?-dije lo mejor que pude en español.
-Desde prontito, a los 4 añitos.
-¿Tan pronto? Wow...
-Un poco, pero me gusta. Es como si todo a mi alrededor desapareciera. Sólo yo y el piano. Es una sensación muy agradable, es una sentimiento más-puso dos tazas y la tetera con la bolsita de té en una badeja y lo llevó hasta la mesita central del salón.
Analicé cada una de las palabras que acababa de decir. Hacía mucho que no hablaba español y me costaba lo mío entenderlo bien.
Me tendió una tacita humeante y murmuré un Thanks.
-Lo de tocar el piano fue idea de mi madre, a mí me gustó la idea. Por cierto, ¿hay algún conservatorio cerca?
Conservatorio, conservatorio, hummmm....Conservatorio...
-Una escuela de música.
-Aaaah, vaale-dije en inglés, riendo.-Joder..
-Tranquila, es normal.
-Eeem..sí, creo que hay uno cerca de casa de una amiga, a unos metros de aquí- Si quieres algún día de estos podemos ir a inscribirte.
-Genial
-Por cierto, ¿A qué instituto vas a ir?-dí un pequeño sorbito al té.
Delicioso.
-No sé cómo se llama, pero esta allá arriba, a unas calles de aquí.
-¿Al North High School?
-Sí, algo así.
-Ese es al que voy yo-sonreí-¿A qué curso?
-Cuarto de la ESO.
-Really? Yo voy a ese curso!
-Mira que bien.
El móvil sonó desde mi bolsillo trasero del vaquero. Lo saqué.
-Perdón, tengo que contestar. ¿Sí?
-¡Jany! ¿Qué tal?
-Bien, ¿tu?
-Guay, ¿qué haces?
-Humm, estoy con una amiga
Jessica sonrió.
-¿Una amiga? ¿Me estas engañando con otra? Yo que te quería..
-Serás guarra.
-Lo sé.
-¿Para qué me has llamado?
-Era para saber si ibas a venir esta noche.
-Eeeeh, sí, si que voy. Espera, Ellen, ahora te llamo, ¿vale?
-Valeee, pero rápido eeh!
Colgué.
-¿Te apetecería venir esta noche a una fiesta?
-¿Una fiesta? No sé... No conozco a nadie y no sé si me dejarán ir..
-No te preocupes, mujer. Yo no te voy a dejar sola. Además, cuando quieren son majos, pero no les prestes mucha atención, son unos pervertidos.
-Bueno, ¿por qué no? Así conozco un poco a la gente inglesa
-¡Dí que sí!-acabé el delicioso té y me levanté-. Bueno, yo me voy a tener que ir yendo, mi madre estará preocupada. Hummm a las 11 menos cuarto te vengo a buscar, ¿vale?
-Okey.
-¡Ponte guapa!
-Hasta luego!
Marqué el número de Ellen mientras caminaba hacia casa y pulsé el botón verde.
-Elle, dile a Ethan que somos tres.
Sonreí.


-¿A dónde vas tan guapa?-preguntó mi padre conforme bajaba las escaleras.
-Ha quedado con la vecina. Tienen la misma edad, ¿sabes?-respondió mi madre por mí, secando platos.
-Además, no voy tan guapa.
Ni siquiera me había maquillado. Me había dejado el pelo suelto, llevaba puestos unos pantalones pitillo blancos, unas victorias negras y una camiseta ancha blanca con un gran corazón negro en el centro.
-Ponte algo, que hace frío.
-No hace frío papá.-le dí un beso en la frente y me metí el móvil en el bolsillo trasero del pantalón-. Bueno, me voy, no me esperéis despiertos, llegaré tarde.
-A las 12 te quiero en casa.
-Ya quisieras tú-murmuré-¡Sí papá! Adiós.
Caminé hacia la casa vecina y llamé al timbre. Unos segundos más tarde, Jessica abrió la puerta sonriendo. También ella llevaba el pelo suelto, solo que algunos mechones delanteros echados para atrás. Vestía simple, pero guapa: llevaba unos pantalones pitillo azules turquesa, una camiseta blanca caía también con un dibujo de un gato azul. Llevaba unas victorias blancas.
-Hola-se saludó sonriente.
-¿Lista?
-¿Quién es?-gritó una mujer desde dentro.
-¡Es la vecina! Me voy, adiós, os quiero.
Cerró la puerta detrás suya y nos pusimos a andar.
-Qué ilusión, nunca he ido a una fiesta de verdad. ¿Está cerca?
-Oh, sí, 10 minutitos andando.
-Ah, bien
-¿Por qué te mudaste aquí?
-Bueno, yo siempre he querido estudiar filología inglesa y el año pasado me dieron una beca para estudiar en Londres. Y aquí estoy.
-Qué suerte, yo vine por causas de trabajo, con un humor de perros. Tuve que dejar un montón de amigos allá
-Ya, eso es lo único malo. Están allí todas mis amigas y amigos. Es mi vida-rió bajito.
-Sí. Yo es que hice muy rápido amigos. Conocí a Ellen en la biblioteca, estaba todo el día observándome hasta que un día se acercó y se presentó. Fue gracioso.
-Espero que me pase como a ti.
-No te preocupes, la gente con la que vamos pueden ser muy majos. Pero ojo, bebidos dan miedo.
-¿Son guapos?
Reímos las dos
-Bueno, Ethan no está nada mal, Dan tampoco, aunque no te lo recomiendo, es un cerdo. Jeff es mono, Tom está buenísimo. Y ya, esos son todos.
-Vaya.
-Creo que Ellen va a por Tom, está venga echarle miraditas.
-¿Y tú?
Solté una carcajada.
-Yo a por ninguno, acabo de salir de una relación..
Jessica abrió los ojos como platos.
-No quiero ser cotilla, pero, ¿qué pasó?
Reí y se lo conté todo, desde el día que nos conocimos, de cómo comenzó a tontear conmigo y cómo comenzamos a salir, hasta el día que le pillé besando a esa zorra mal follada en el Támesis. Está claro que también le conté lo que pasó después en aquel autobús amarillo.
-Qué cabrón.
-Sí que lo es.
-¿Y sabes quien era la chica?
-No, y prefiero no saberlo. Por que cómo me entere quién fue, le arrancó los pelos del coño de cuajo.
-Alaa, qué agresiva
Me encogí de hombros.
-Eso le pasa por liarse con mi novio.
Entramos en el barrio donde debíamos de estar, como llegabamos algo tarde, la música ya sonaba fuerte y alta. Avanzamos algo más rápido hasta llegar a la casa, que ahora sí, se aían gritos y risas desde dentro de la casa. Suspiré y llamé al timbré.
Iba a ser una noche animada.

7~

Antes de comenzar, quería dedicar este capítulo a Irene, que tanto apoyo me ha dado últimamente y siempre ha estado allá para sonrojarme. Te amo(: <3

Capítulo 7:
{Narra Jane}
-¡Eh!-chillé, divertida.
Agarré la toalla mojada que me había lanzado y se la tiré de vuelta. Él soltó una suave carcajada.
Hacía poco, habíamos empezado una guerra de agua que la verdad ni recordaba como había comenzado. Lo que sí recordaba es que no comenzamos con agua, si no con tomate frito, así que tenía una gran raya roja atravesaba toda la parte delantera de mi camiseta de tirantes gris. También era cierto, que yo estaba mojada de arriba a abajo y Harry no tenía mas que alguna que otra gota aleatoria en la espalda.
Por mi sorpresa, cogió la toalla en el aire elegantemente y la tiró al suelo.
-No conseguirás mojarme-me sonrió burlonamente.
-¿No? eso ya veremos..
Arqueó una ceja y corrió hacia mi, con los brazos abiertos, dispuestos a cogerme. Yo lo esquivé y corrí hacia la toalla, pero me resbalé con el cesped mojado y caí al suelo tormemente, pero conseguí hacerme con la toalla.
Harry soltó una carcajada más fuerte y yo otra.
-A ver quien se ríe ahora-murmuré divertida.
Lancé la toalla mojada, que aterrizó directamente en el vientre de Harry.
-¡Toma ya! 25-1
Me levanté de un brinco y me crucé de brazos.
Harry reía a carcajadas.
-Me he dejado. Es que me dabas lástima-se pasó la mano por el pelo.
-Si si-dije acercándome a él. Entonces, se me ocurrió algo-.¿Tienes manguera?
-No. Pero ya veo tus intenciones.
-¿Ah, si?
-Sí-me guiñó un ojo.
Reí suave y me alejé. Me tumbé en el único trocito de cesped que no estaba mojado, dejando que el ardiente sol me diera en la cara y secara mi pelo. Cerré los ojos. No todos los días hacía tanto sol en Inglaterra, tenía que aprovechar.
Cuando estaba apunto de dormirme, un chorro de agua me mojó la cara y el cuerpo. Abrí los ojos de golpe y chillé, riendo. Me levanté, rápida y observé como Harry disparaba hacia mí con la maguera.
-¿Pero no habías dicho que no tenías manguera?-grité, intentando parar el agua con las manos.
-Ahh, sorpresa-dijo sonriendo.
Corrí hacia él entre risas, intentando esquivar, sin éxito, el agua que me mojaba cada vez más y cuando estuve apunto de atrapar la manguera, una voz familiar me interrumpió:
-¿Jane?¿Harry?¿Qué se supone que hacéis?
Era Yina, que asomaba la cabeza por la puerta de la terraza.
-¿Yina?¿Qué haces aquí?-preguntó Harry, extrañado, distraído.
Ahí estaba mi oportunidad.
Rápidamente, le arrebaté la manguera de las manos y apunté hacia él, que se mojaba cada vez más. Alargó la mano y apagó la manguera desde su disposición.
-¡Se acabó!
Reí
-No, tenías razón, no conseguiré mojarte. Además, empezaste tú con la manguera-le guiñé un ojo.
-¿Hola? Sigo aquí-dijo Yina.
-¡Yina! Me olvidaba de ti, ¿qué haces aquí?-dijo Harry, cogiendo una toalla seca  y secándose el pelo.
-Nada, estaba dando una vuelta por el barrio con mi hermano y oí gritos, asi que, como no me abríais la puerta, decidí entrar.
-¿Tu hermano?¿Ha venido?¿Dónde esta?
-Fuera, dice que esta mal entrar a casas ajenas sin permiso
-Su hermano tiene razón-murmuré.
Harry rió bajito.
-Ah, dile que pase.
Se encogió de hombros y entró en la casa.
-No sabía que tenía un hermano. ¿Por que no estuvo en la fiesta anoche?
-Prefiero que te lo cuente él, yo no se muy bien todo lo que pasó.
-Ah.
Me encogí de hombros y sacudí el pelo mojado.
-Harry
Alzó la mirada y me miró.
-Tenías razón
-¿En qué?
-Tu pelo si que parece una fregona si está mojado.
Soltó una carcajada y se sacudió el pelo.
-Cada día me sorprendes más.
-Era una broma eh, era para ver cómo reaccionabas.
Rió de nuevo
-¿Jane?-una voz extrañamente familiar me llamó la atención.
Me giré en dirección a la puerta y vi a un chico alto, rubio y con los ojos canela.
Aiden
-¿Aiden?¿Qué haces aquí?-me acerqué a el sonriendo.
-Justo te iba a preguntar lo mismo.¿Tu no vives el Londres?
-¿Os conocéis?-preguntó Yina
-Sí, fuimos un tiempo al mismo instituto.
Harry se acercó.
-¿Sois hermanos?-pregunté yo, perpleja. Si no se parecían en nada.
-De madre, de padre no está tan claro.
-En fin, cambiando de tema.¿Tenéis algún plan para comer?
-Estábamos intentando hacer macarrones a la boloñesa, pero una cosa llevó a otra...-señalé mi camiseta, cubierta de tomate.
-Culpable-Harry levantó la mano, sonriendo.
Todos reímos y yo le pegué un codazo suave.
-¿Y qué os parece si os invito a comida china? Hay un restaurante muy bueno cerca y hace un montón que no voy-propuso Aiden.
-¿Enserio harías eso?-preguntó Yina entusiasmada.
-¿Y por qué no? No todos los días reuno a viejos amigos.
Harry se encogió de hombros.
-Por mí bien, pero no dejaré que pagues tu solo.
-Eso ya lo veremos-Aiden sonrió.


-¿Trabajas en una pastelería?-pregunté entusiasmada.
-Sólo los sábados, pero ayer me dejaron el día libre por la actuación y tal.
-Que guay, ya me harás algún bizcocho o algo, no?
-A mí ya me hizo uno-dijo Yina, orgullosa.
-Om...
Nadie ha pedido tu opinión, pensé.
-Bueno, ¿y qué tal Ellen?-preguntó Aiden
Esa pregunta me vino desprevenida.
-Pues, muy bien. Pero te hecha de menos, la tuve que aguantar como dos meses llorando.
-¿Ellen?¿Quién es?
-Es hum.....una amiga-vaciló Aiden.
-Una buena, diría yo.
-Aaah..
El restaurante chino al que nos había llevado, era realmente bueno, y no muy caro comparado con otros restaurantes de mi ciudad. Todos habíamos terminado de comer, pero la conversación era muy entretenida y me estaba divirtiendo mucho. Antes de salir de casa, Harry y yo tuvimos que cambiarnos de ropa, ya que estaba empapada de arriba a abajo.
Durante la mayor parte de la jornada habíamos hablado de la vida de Yina y Aiden y cómo su madre no aparecía nunca y cuando lo hacía, era para volver a irse. Y lo que más me sorprendió fue que Yina no se cortaba a la hora de hablar mal de su madre, decía que era "una furcia que se aburría mucho y que veía más techos de los dormitorios de completos desconocidos que a sus propios hijos", palabras textuales. Además, decía que escribía bien libros sobre vidas de "desgraciados"  y gente sin suerte en la vida, pero solo "por experiencia propia". Pero Aiden no se quedaba mirando, si se pasaba un solo poco, ya estaba encima, regañándole.
También descubrí que Aiden era 2 años mayor que Yina, que tenía 16. Supe que Harry y ella cumplían el mismo día y yo aproveché la situación para añadir que tenía 15, pero que ese junio cumplía los 16.
Un camarero con una camiseta negra se acercó a nuestra mesa y depositó un pequeño platito de porcelana. Enseguida descubrí lo que había en ella: Galletitas de la Suerte Chinas.
-Oh! Nunca he comido de estas-repuso Yina, alargando el brazo y cogiendo una de las pequeñas galletas.
El camarero hizo una reverencia y desapareció en la cocina.
Alargamos el brazo y agarramos una galleta cada uno, yo, me llevé el, tentempié al plato y abrí la galleta con cuidado, metiéndome algún que otro cachito a la boca. Un papel blanco apareció, la desenrollé y leí:
                  "La plus forte l'amour est ce qui nest né à parir de rien"
-El mío está en frances.
Aiden levantó la mirada de su papel y me quitó el papel de las manos.
-He dado algo de francés en el instituto, aquí pone: "El amor más fuerte es aquel que nade de la nada".-me devolvió el papel.
Cuando pronunció aquellas palabras, los recuerdos comenzaron a llegar; el río Támesis, Daniel, el bar abarrotado de gente, el beso, su cara empapada de café con caramelo, las lágrimas en la parada del autobús, los rizos, su voz pidiéndome la hora, su sonrisa, y por último, el iPhone en aquel sillón azul. Ya oía a Ellen decir: "Casualidad o destino?"
-Oh, qué bonito-me sonrojé.
Harry tosió.
-Sí, pues el mío esta en un idioma extraño.-se quejó Yina, atrayendo la atención.
-A ver-le pedí el papel sonriendo y ella me lo entregó sin mirarme.
Leí:
         "Est nihil sub sole, semila sunt tantum, vos seminatur".
-Está en latín, más o menos pone: "No hay nada bajo el sol, solo las semillas que has sembrado". O algo parecido.
-¿Sabes latín?-preguntó Harry, que se limitaba a comerse la galleta, dejando de lado la nota.
-Doy algo de latín en historia, pero como es parecido al español, algo sé.
-¿Sabes español?
-Sí, bueno, mi madre es española, y nací allá. Pero solo lo básico, tampoco sé mucho.
-¿Eres española? ¿Y cuando te mudaste?-dijo Aiden, que había escondido su papelito.
-Hace....2 años, creo.
-Vaya-Harry parecía impresionado-.Dicen que son unas locas.
-Bueno, un poco
-Pero Jane no es nombre inglés?-parecía que Yina no se lo creía.
-Sí, es que mi padre es inglés y es muy cabezota.
Harry acabó de comerse la galleta y desenrolló el papel, que lo leyó con el ceño fruncido. Esbozó una mueca de extrañeza.
-No entiendo mi nota.
-Lee a ver.-Los ojos de Yina parecía que se iban a salir de sus órboitas de la curiosidad.
-"Atento a las novedades. Tu vida cambiará completamente y para siempre. Pero ojo, eso no quiere decir que tus amigos desaparezcan"
-Por lo menos está en inglés-murmuró Yina.
Yo me encogí de hombros.
-Yo tampoco la entiendo-reflexioné y saqué lo primero que se me pasó por la cabeza-. A lo mejor te haces famoso.
Rió.
-Sí, "Harry Styles, el mejor pastelero del mundo"-dijo sarcástico.
-Noo, quiero decir por cantar. A lo mejor las chicas se vuelven locas al oírte cantar y a partir de entonces no puedes salir de casa ni para tirar la basura-dije sonriéndole.
-Sí, y hacen camisetas y tazas con tu cara-añadió Yina.
-Ya., ya. Lo que vosotras digáis.
Solté una carcajada.
-Bueno, y qué pone en la tuya Aiden
De mí no se libraba.
Aiden vaciló un momento, pero después, sacó el cacho de papel del bolsillo y leyó:
-"No ignores a la gente que te extraña, lo lamentarás toda tu vida"
-Ellen-solté yo.
-¿Qué?
-¡Que estas ciego! Anda, que Ellen me tira de los pelos si se entera que he estado con tigo. Tu luego te vienes conmigo a Londres y le alegras el día.
-¡Si hombre! Por una vez que le veo al año-dijo Yina, agarrándole del brazo.
-Tranquila, era solo una broma. Relájate-eso último lo murmuré.
El móvil de mi bolsillo vibró lo saqué y vi que era Ellen.
-¿Sí?
-Jane-Ellen sonaba preocupada
-¡Ellen! ¿Qué te pasa? Te noto rara.
-Mi padre ha tenido un accidente.

6~

Capítulo 6:
{Narra Jane}
Un terrible dolor de cabeza apareció al despertarme. Me pasé la mano por la frente y suspiré. Lo primero que ví fue el blanco techo, intenté sonreir, pero otro inmenso dolor me volvió a atravesar, por lo que suspiré de nuevo. Hice un intento de volver a dormirme y me giré, y entonces fue cuando se me heló la sangre: Harry estaba a mi lado tumbado, descubrí que no llevaba camiseta.
Oh-Oh.
Enseguida observé debajo de las sábanas y para mi gran alivio, los dos con servábamos la ropa interior. ¿Ropa interior?¿Qué hacía en ropa interior, con Harry en la misma cama?¿Y por qué no me acordaba de nada? Las únicas imagenes que había en mi cabeza era el hermoso decorado, el encuentro con los chicos, la actuacion... ¿y después qué? Me incorporé despacio y observé la habitación.  Estaba desordenada. Muy desordenada. El vestido de flores estaba colgado desordenadamente en una silla, la americana de Harry estaba tirada en el suelo y su camisa colgada del picaporte de la puerta.
Mierda, mierda, mierda.
Me volví a tumbar con cautela, para no despertarlo, ¿qué le diría cuando se despertara? Uff, si ni siquiera yo sabía lo que había pasado. ¿Cómo habíamos llegado a esto?¿Y por qué no me acordaba de nada? Me quedé observando a Harry, que fruncía el ceño de vez en cuando, cuando derrepente abrió los ojos despacio, ¿y ahora que hago?, me pregunté. No podía salir corriendo ni esconderme bajo la cama. La mejor opción que se me ocurría era hacerme la dormida, por lo que rápidamente cerré los ojos y respiré profundamente. Lo miré con mucho cuidado por el rabillo del ojo.
Se pasó la mano por la cara y después, giró la cabeza y me miró asustado. Suspiró, cerrando los ojos. Se repetía algo en susurros, pero no pude entender lo qué decía. Se tumbó de nuevo, no sin antes hecharle un vistazo a la habitación, que tubo la misma reacción. Me miró sin expresión. Por un momento parecía confuso, no sabía como reaccionar, qué hacer.
Pasó el dedo despacio por mi brazo, haciendome cosquillas, y mil sensaciones me sacudieron el cuerpo.
Casi sin querer, abrí los ojos despacio y vi a Harry, tumbado, mirándome. Rápidamente, apartó la mano.
-Ui, perdón, no quería despertarte.-dijo sonrojándose.
-¿Harry? ¿Qué... qué ha pasado?-me froté los ojos, incorporándome y sentandome en la cama.
Observé la habitación de nuevo, con el mismo miedo que la anterior. Harry, por su parte, se quedó tumbado
-Justo me preguntaba lo mismo.
Con un suspiró me volví a tumbar y observé cómo Harry miraba el techo y recorrí con la mirada todo su torso desnudo, firme, pulido, y un pequeño detalle me llamó la atención:
-Harry-le llamé.
Se giró y me miró.
-¿Tienes cuatro pezones?-dije con una sonrisa divertida.
Soltó una carcajada suave.
-Eso es lo que me encanta de tí-dijo al fin.
-¿El qué?
-Que jamás vas a imaginarte lo que vas a decir.
-Oh, ¿y eso es bueno o malo?
-Me encanta-me sonrió.
Reí bajito, pero enseguida me arrepentí de ello, ya que otro foco de dolor me volvió a atravesar. Cerré los ojos y me cubrí la cara con las manos. Ninguno de los dos hablábamos, ¿qué podíamos decir? Según él, tampoco se acordaba de nada. Estaba claro, había tenido que ser por el ponche, algun graciosillo que se aburriría. "Como lo pille...."
-Yina-dijo derrepente.
Sorprendida, aparté las manos y le miré.
-¿Qué?
-Voy a hablar con ella-apartó la colcha de encima suya y se levantó.
-Yo..eeh..me quedo aquí.-el parecía no tener ningun problema en que le viera de esa manera, pero yo prefiriría que no me viera en ropa interior.
Sonrió, entendiendo la situación y entró en el baño de la habitación

{Narra Harry}
-¿Yina?
-¡Harry!¡Buenos días!-su voz sonaba alegre y vivaz, chillona.
-Por favor, no chilles.
-Uich, perdón.
-Bueno, ¿qué tal?
-Bien ¿y tú?
-Yina, ¿qué pasó anoche?-dije llendo al grano. Su voz no era lo más aconsejable para el dolor de cabeza.
-¿Cómo que qué pasó?¿Qué ocurre?-sonaba nerviosa.
Suspiré.
-¿Hechaste tú algo en las bebidas?
Silencio.
-Haz el favor de responderme.
-Está bien-suspiró-. Puede que le heché un poquitito de alcohol en vuestras bebidas.
-¿Y por qué?
-Porque.....¡sólo quería un poco de movimiento!
-No, chilles.
-Perdón, perdón. ¿Por qué me lo preguntas?¿Ha pasado algo?
-Nooo, qué vaa-dije sarcástico-.Sólo me he despertado en la misma cama que Jane, medio desnudo, con dolor de cabeza y sin acordarme qué paso.
Otro silencio.
-Yina.
-¿Qué?
-Sigo sin entender por qué lo hiciste.
-Hijo, tampoco es mi culpa que bebiste demasiado y luego quién sabe qué hicisteis en esa cama.
-Pero no deberias haberlo hecho. Yo quería que fuera una noche tranquilita, sin problemas ni lios.
-¿Y si lo olvidamos? Borramos esta noche de nuestras vidas.
-Joder, Yina, se suponía que debería de haber sido la mejor noche de mi vida. Un poquito de ponche, un poco de tu tontería y ¡zas! Todo a la mierda.
-Tienes razón. Joder....
-Luego hablamos,¿vale?
-Muy bien. ¡Cuidatee!
-¡Que no chilles!
-Perdón, perdón. Un besito
-Adios.
Colgué y apoyé el móvl en el lavabo. Me mojé la cara  y me miré en el espejo. Mi pelo estaba enmarañado y desordenado y tenía los ojos algo hinchados.
Joder, joder, ¡joder!
Estaba enfadado. Muy enfadado. Jamás hubiera imaginado que Yina me hiciera esto, bueno, si, pero no de esta manera. Me conocía. Me conocía muy bien y sabía la manera de molestarme. Para nada que tenía una amiga ya tenía que pensar mal y estropeármelo todo. También sabía lo mucho que me afectaba el alcohol y lo mucho que era capaz de hacer y de olvidar.
Me costaba mucho preguntarme esto, pero, ¿y si lo había hecho con ella? No era seguro, pero tampoco lo podía descartar. Mierda. ¿Y si antes de esa noche, Jane era virgen? Entonces si que la había cagado por completo. ¿Qué pensaría ahora de mí?¿Tenía que hacer caso a Yina y olvidar aquella noche? Genial.
Pensando en todo aquello, enfurecí más todavía y pegué una patada al armario de madera del baño, haciendo un sonoro ruido. Seguidamente me senté en una silla cercana.
-¿Harry?¿Estas bien?-preguntó Jane, al otro lado de la puerta, perocupada.
-Eh, sí, no te preocupes, ya salgo.
Mierda, ¿y ahora qué hago?, me pregunté, no podía salir así, en boxers. Era verdad que acostrumbraba a andar desnudo por casa, pero no cuando había visita.
Entonces se me ocurrió algo...
Solía tener ropa en el armario, por si pasaba algo parecido-no penséis mal, esto no pasaba todos los días.
Me levanté y rebusqué en él. Por suerte, había unos pantalones vaquero y una camiseta blanca. Me la puse y salí de la habitación.
Jane se había levantado de la cama y se había puesto un albornoz corto y negro de seda. Estaba sacando ropa de su maleta.
-Am...¿te importa si me ducho?-dijo mirándome.
Aunque las ojeras invadían su rostro, estaba guapísima. Sus ojos eran más azules de lo normal y su pelo enmarañado le añadía un toque salvaje y muy sexy. Además, ese albornoz le hacían que las piernas fueran larguísimas y delgadas. No pude evitar mirarla embobado y ponerme nervioso.
-Eh, sí, quiero decir, no. No me importa que te duches. Adelante-tartamudeé.
Patético.
Sonrió y se acercó a la puerta del baño, pero se detuvo delante mía.
-Ah, me encantan tus pezones de más-alargó el brazo y me dio un pequeño pinchazo con el dedo índice en la tripa, rió bajito y entró en el baño.
Uff....
Sacudí la cabeza y me puse a recoger un poco la habitación. Yo no era ordenado para nada, pero un mínimo....Además, tenía que quedar bien delante de una chica. Y más si es una chica como Jane..
Después de haber recogido la habitación mas o menos, salí de la habitación y bajé las escaleras despacio, hasta entrar en la cocina.

{Narra Jane}
La ducha me había dejado como nueva, no había ni rastro del dolor de cabeza y las ganas de devolver se habían desvanecido por completo.
Colgué la toalla en el colgador y salí del baño.
La habitación estaba vacía, por lo que aproveché para dar una vueltita a la habitación. Observé cada una de las fotos que estaban colgadas de las paredes. En una pizarra de corcho, colgada encima del escritorio, había unas cuantas fotografías de él y más gente, en una de ellas reconocí a Yina, que guiaba un ojo y sacaba la lengua, en cambio, Harry sólo sonreía. Encima del escritorio, había una foto enmarcada de su gata. Era preciosa, y menudos ojos. Al igual que el dueño.
Sacudí la cabeza, borrando ese pensamiento y seguí recorriendo el escritorio con la mirada. Un papel con una gran "X" me llamó mucho la atención. No quería ser cotilla pero lo leí igual:
                                                                The X factor
Una nueva edición del programa comienza este año y de nuevo queremos invitarla a participar. Los castings comenzarán el 05/4 y finalizarán el 24/5 para así comenzar los talleres a mediados de junio.  También queremos informar que este año admitiremos las bandas musicales para tener más variedad en los escenarios. Aquí os dejamos los horarios por si hay dudas:
       Lunes a Sábados: 9:00-18:00
       Domingos: 10:00-13:00
A continuación tienen el enlace para imprimirlo y rellenarlo y enviarlo a nuestra dirección.
Os deseamos muchísima suerte a todos los participantes.

Atentamente, el jurado.


"I'm feeling sexy and free..." La canción de "Domino" de Jessie J interrumpió mi lectura. Rápidamente, dejé los papeles encima de la mesa y me dirigí hacia la mesa de noche, donde agarré el móvil y me lo llevé al oído.
-¿Si?
-¡Jaaaaaany! ¿Qué tal, amor?
-Oh, hola, Ellen. Yo..muy bien-vacilé-.¿Y tú?
-¡Genial! ¿Te he despertado?
-Oh, no, no, estaba..hummm...leyendo una cosa.¿Por?
-No sé, te oigo rara. En fin, da igual, ¿qué tal todo por ahí?
-Muy bien, tiene una casa muy bonita.
-Ah, ¿y qué hicisteis ayer?
-Hmm,...bueno, hubo una especie de baile...
-¿Baile?-me interrumpió-.¿Como en las pelis americanas?
-Sí, de esas. Bueno, me presentó a su banda, tocaron algunas canciones...
-¿Canta bien?-me volvió a interrumpir.
-Demasiado bien. Y luego...hummm...volvimos a casa..supongo.
-¿Supones?
-Sí. Es que no me acuerdo bien.
Nada más decirlo, me arrepentí de haberlo hecho.
-¿No te acuerdas? ¿Cómo que no te acuerdas? ¿Te emborrachaste?
-Ay, Ellen, que mal pensada eres. No bebí nada-mentí.
-Ya, ya. a, dime a qué hora volvistes
-Humm..¿a las 2?
-¡Ja! Te pille, has dudado. Admítelo, te emborrachaste.
-¡Que no!
-Tss, vale vale, hummmmmm, ¿qué llevabas puesto cuando te despertaste?
-¿Y eso a qué viene?
-Responde.
-Hummm....bueno, pues, lo de todas las noches, ropa interior...ya sabes.
-Vaaale, ropa interior, ¿y qué mas?
-Hummmmm....Nada.
-¿"Nada"?¿Qué es eso?
Reí.
-Pues eso...Nada más.
-Jane, me estas asustando.
-¿Por qué? ¿Tu no duermes con ropa interior?
-Sí, pero...¡No me cambies de tema! Tengo otra pregunta...
-Oh, Dios-murmuré.
-¿Tu eras virgen antes de esa noche?
-Sí, y lo sigo siendo.
-¡Ja! Te pillé de nuevo, dijiste que no te acordabas de más, asi que no puedes estar segura de nada-dijo satisfecha.
-¡Que soy virgen, joder!
-Vale, vale, pero no me chilles.  Y menuda suerte que tienes eh, que resaca no tienes ni pizca.
-Ya, por que tiene una ducha mágica.
-¡Ja! Te volví a pillar, dijiste que no bebiste. Y lo que más me sorprende, es que no me ibas a decir que te has duchado con el, pues muy bien me parece Jane.
-Serás..¡Me he duchado sola!
-Ya, ya.
-Bueno, me voy a desayunar que estoy tardando demasiado. Un beso!
-Adioos, que sepas que no te libras de mí tan fácilmente!
Colgué.
Que mal pensada era Ellen.
Me levanté de la cama y salí de la habitación, bajé las escaleras lo más rápido que pude y entré en el comedor, donde una gran mesa estaba puesta con una gran variedad de comida: huevos, beicon, tostadas, cereales, magdalenas, bollos, cruasanes, cereales, mantequilla, mermelada, zumos, leche y fruta. No tuve otro remedio que quedarme embobobada ante tanta cosa rica. Mis tripas crujieron de hambre.
Ellen tenía razón, no tenía ni rastro de resaca.
-¿Toda esa comida es para nosotros?-dije para mí.
-¿Está bien así?-la voz de Harry me sorprendió.
-Está perfecto-le sonreí.
El me sonrió de vuelta y nos sentamos en la mesa.
-Siempre he querido desayunar beicon, pero mi madre no me deja, dice que engorda mucho.
-No deberías preocuparte por eso.
-¿Qué quieres decir?-dí un mordisco de mi tostada con beicon.
Mmmm, que-rico.
-Eeeh, quee...humm..estas muy bien, no necesitas adelgazar...-dijo nervioso.
Yo no dije nada, solo disfrutaba del maravilloso desayuno.
-Me callo-dijo finalmente.
Entonces si estallé una carcajada.
-No te preocupes, no tengo plan-le sonreí-¿Siempre desayunáis así?-pregunté para cambiar de tema.
-Sólo cuando viene Gemma, y cuando hay invitados.
-¿Quién es Gemma?-pregunté, temiéndome lo peor.
-Mi hermana mayor.
Uuuff...
-Aaah.
La verdad es que estaba más nerviosa de lo que parecía, no estaba acostumbrada a despertarme de esa manera y menos con un chico que había conocido la semana anterior, pero de alguna u otra manera, me sentía muy a gusto a su lado. Pero justo al contrario, Harry sí lo parecía, no comía nada y casi no me miraba a los ojos, como solía hacer. No pude evitar sonreír ante aquella situación.
-Me parece muy buena idea que quieras presentarte.
Harry levantó la mirada y me miró, sus ojos estaban infectados de dudas.
-¿A dónde?
-Al Factor X
Entonces, sus ojos tornaron a sorpresa.
-¿Cómo lo sabes?
-Bueno, yo, cuando hablo por teléfono, no puedo estarme quieta, y ando por toda la habitación, y bueno, antes me llamó Ellen, pues vi el papel del programa encima de la mesa.
Calló y agachó la cabeza. Sonreí.
-¿Vas a ir con la banda?
-En eso había pensado, pero ellos no están tan convencidos.
-Pues preséntate solo.
Se puso pensativo y se encogió de hombros.
-Bueno.
-Gauy, ¿has rellenado ya el formulario?
Negó con la cabeza.
En ese momento, Anne entró en el comedor con el abrigo puesto y con el bolso colgado del hombro.
-Bueno chicos, me voy a hacer la compra, ¿algún deseo en especial para comer?
-¿Tienes macarrones?-preguntó el
Su madre asintió.
-Entonces tengo una idea-me sonrió y guiñó un ojo.

{Narra Ellen}
Colgué el teléfono y lo dejé en la cama.
Que suerte tenía la muy...Pero no tenía otro remedio que apoyarla y fingir que no me importaba, fingir que estaba de acuerdo. Era su amiga y DEBÍA hacerlo.
Miré el reloj, las 12:30.
Llegaba tarde.
Me estiré y agarré el móvil y salí de la habitación. Cerré la puerta del piso y salí de la calle. Eso era lo bueno de vivir en un bajo. Anduve hasta el parque próximo de mi casa, un pequeño llano con árboles y algún que otro tobogán y algún columpio para los niños. Y allí estaba él, al lado del pequeño riachuelo que pasaba por allí.
Hice un enorme esfuerzo para no sonreír y me acerqué a él.
-¿Qué quieres?-pregunté seca.
Se giró bruscamente, sonrió y se acercó para besarme, pero yo aparté la cabeza.
-Hola a ti también, princesa.
-No me llames así.
-Oh, vamos, si sé que te encanta.
-¿Qué quieres, Dan?
-Sólo quería verte.
-Pues adiós-me giré para marcharme, pero él me agarró de la muñeca e hizo que le mirara.
-Tenemos que hablar de lo nuestro.
-¿"Lo nuestro"? ¿Qué es eso?
Rió
-Me encantas-volvió acercarse y esta vez consiguió besarme la mejilla.
-No te lo repito ni una vez más, entre nosotros no hay nada.
Rió de nuevo.
-Si todo esto es por Jane, no te preocupes, hemos roto.
-Sabes que todo eso empezó antes de que rompierais, y la he traicionado.
-No se tiene por qué enterar.
-Ya sé que está mal, pero tampoco tenía pensado en contárselo, si total, solo fue un piquito.
-Tss, ya sabes que no solo fue eso.
-Ya sabes que sí. Solo que sueñas mucho.
-Ya ya. Puero bueno, ya veremos que pasa.
-Dan, no quiero que me vuelvas a llamar, ni a mí ni a Jane, esto se ha acabado, no quiero volver a verte más, y en el instituto, ni se te ocurra volver a dirigirme la palabra, sólo conseguirás que te pegue.
-¿Tu?¿Pegarme a mí?Por favor..
-¿Quieres que lo intentemos?-dije levantando el puño violentamente
-No tranquila.
-Pues eso. Muy bien, ah, y otra cosita, ¿quien era la chica con la que quedaste el sábado pasado?
-Eso no es asunto tuyo.
-Puede, pero me lo vas a decir de todas maneras, ¿o no?
-Estás celosa, ¿o qué?
-¿Sabes que te digo, Dan? Una mierda te comas, y ya me has oído, no me vuelvas a llamar. No pienso volver a gastar mi tiempo en tus estupideces.
Me di la vuelta y caminé hacia mi casa.
-Vamos, no te enfades, ¡si sé que me quieres!-gritó
Paré delante del portal y le alcé el dedo corazón . Saqué las llaves del bolsillo y entré en casa.

{Narra Yina}
Genial.
Genial, genial, genial.
Mi plan estaba llendo genial, aunque igual en incidente de la cama podría haber sobrado. En realidad, mi plan era sólo echarle a Jane, pero entonces caí, que si solo le echaba a ella, la primera sospecha se fijaría en mí. Pero estaba claro que Harry no era tonto, la llamada telefónica lo demostraba. Lo que no entendía es por qué tenía que echarme la culpa a mí. Pero bueno, ¿qué hay de malo en divertirse un poco? ¿Y qué hay de malo en divertirse un poco con la persona que odias? Sí, exactamente, odiaba a Jane con todo yo, sólo que intentaba ser amable con ella, era amiga de Harry, por lo que tenía que demostrarle que no siempre era tan celosa como creía, pero en realidad, sí lo era, y mucho. Cada vez que traía a alguien-no lo hacía con mucha frecuencia, sólo si se iba de vacaciones o a alguna otra ciudad-trataba de ser lo más amable posible, para que hablaran bien de mí delante de él. Pero ese era el gran problema, no sabía si alguna lo hacía, y no sabía la manera de llamarle la atención, lo conocía desde primaria, y aún no se había fijado en mí. Llevaba enamorada de él desde los 12 años. Lo bueno era que nacimos el mismo día del mismo año. 16 años. Cuando éramos pequeños, nuestras madres se juntaban para quedar en dónde se celebraría, mientras que nosotros dos cotilleabamos sobre cualquier cosa debajo del tobogán de su jardín. Pero el último no fue así, él prefirió irse con su amigos por la ciudad, mientras yo comía helado de chocolate viendo "Jersey Shore" y mi madre estaba en Nueva York siendo una de las mejores escritoras del planeta. Además, todo cambió cuando comenzamos el instituto, Harry comenzó a tener éxito con las chicas y yo tenía que tragarme todos los besos en el cine viendo cualquier basura americana. Y él nunca me habían pedido una cita, ni siquiera una de prueba. Pero yo no me desanimaba, simplemente sonreía cuando me presentaba a su nueva novia y lloraba silenciosamente cada noche. Y aunque no habíamos perdido el contacto, no era como antes, que compartíamos hasta la cuchara del postre, pero ahora sólo nos limitábamos a ir juntos al instituto u volver a casa juntos. Pero nada más.
El sonido del timbre de mi casa me sobresaltó, solté el móvil y bajé lo más rapido que pude las escaleras. Abrí la puerta y una agradable sorpresa me invadió. Él me sonrió cuando la abrí.