Capítulo 8

Antes.
{Narra Jane}
-¿Qué quieres decir con eso? -pronunció Ellen, metiéndose otra patata frita anaranjada en la boca, mirándome con gesto desconcentrado.
Suspiré.
-Lo que quiero decir es que no hemos vuelto.
-¿No estáis juntos?
Negué con la cabeza sonriendo.
Un músculo de su mejilla se crispó, y las dudas en sus ojos no se disolvieron en ningún momento.
-¿Y por qué estás tan feliz?
Me encogí de hombros, apartando la mirada hacia el sofá.
-Por lo menos ya no estamos enfadados. Además, lo hemos hablado antes, y casi prefiero ser su amiga a ser “la novia odiada por todo el fandom”.
-¿Todo el qué? Oye, no utilices palabras que no entiendo, hazme ese favor, ¿quieres?
Sacudí la cabeza mientras ella me amenazaba con el dedo índice, ligeramente rociado por los polvos naranjas que desprendía lo que fuera la porquería que estaba comiendo.
-Déjalo. El caso es que al ser ahora su amiga, los fotógrafos me dejarán en paz, y las malditas fans no me odiarán como habían hecho hasta ahora.
-¿Te das cuenta de las gilipolleces que estás diciendo? ¡Qué más darán “fans”! -Dijo, haciendo el gesto de las comillas con los dedos- ¿Por qué crees que le quieren soltero? Porque piensan que tendrán una posibilidad con él, cuando en realidad saben que es nula mire por donde se mire. ¡Oh, vamos! ¿Qué famoso acabaría juntándose con una chica que, literalmente, le acosaba antes de conocerse en persona? Es de locos. El caso es que te privas de hacer cosas con él, que una amiga claramente, no hace. No sé si me explico. Los dos sois tontos y punto.
-Es mi decisión, y yo quiero esto.
-Y, créeme, un ex casi nunca es un amigo... Siempre habrá alguna tensión sexual entre vosotros, lo queráis o no. ¡Es natural!
-¡Déjalo ya, Ellen! Lo hemos hablado, y los dos estamos de acuerdo. Tu opinión no va a hacer cambiar la nuestra, ¿de acuerdo?
-Está bien, está bien. Pero te advierto, que siendo amigos sólo conseguiréis perder el contacto pronto.

~

Un papel blanco doblado cuatro veces sobre sí mismo aterrizó sobre mi mesa cuando estaba tomando apuntes. Miré a ambos lados de mi mesa buscando la persona que me había enviado aquella nota en medio de la clase de historia, sin realmente tener pistas sobre quién podría haber sido.
Miré la profesora, que estaba de espaldas hacia la clase escribiendo con su desastrosa letra sobre la pizarra datos importantes que podrían salir en el examen antes de Navidad.
Cuando me vi fuera de peligro, agarré el papel y lo desdoblé con cuidado para que no hiciera notable ruido encima de los ruidos normales de la clase.
Sobre la blanca y arrugada superficie estaban escritas pocas palabras con una letra que reconocí en seguida.
Jane. Por favor, tenemos que hablar. Necesito arreglar esto. Te esperaré después de esta clase en la valla roja. Por favor.
-E
La letra era claramente de Ethan. Además que nadie en esta clase quería arreglar nada conmigo exceptuando a él.
Tenía suerte, ya que ésta era la última clase del día, por lo que después de esto podría irme a casa. Suspiré y me pasé la mano por los ojos, tratando de aclarar la mente.
Torcí el cuello hacia atrás y descubrí que el chico me miraba sin expresión específica en el rostro, con ojos calmados y mandíbula tensada. Aparté la mirada y volví a mirar el papel.
Cuando el timbre sonó, guardé todas mis cosas en mi mochila y abandoné la clase. Al salir de ésta, Ellen me esperaba apoyada en la pared con el clasificador presionado contra su pecho. Me sonrió y  enredó su brazo con el mío al pasar por su lado.
-Adivina qué -me espetó, con la mirada clavada frente suya, con una ceja alzada y una sonrisa torcida en el rostro.
Yo dejé salir una risa muda.
El alboroto en los pasillos justo a esa hora era más que normal. Gente que salía de clase disparados para ir a casa lo antes posible, o simplemente para reunirse de nuevo con sus amigos e ir a pasar la tarde juntos en algún que otro sitio para hacer quién sabe qué. La alegría casi se olía en el ambiente, ya que este era el momento del día favoritos por la mayoría de los alumnos de cualquier instituto de cualquier país; no hay nada mejor que abandonar el instituto para ir a casa de nuevo. Pero la cosa no era tan agradable, cuando sabías que tenías por delante una de las tardes más duras de estudio de todo el curso, posiblemente. Los exámenes de la primera evaluación antes de Navidades eran los peores de todos, y los alumnos sabían el dato y lo tenían bien presente en sus mentes, pero preferían apartar ese pensamiento aunque fuera sólo por unas pocas horas, antes de volver a ponerse a estudiar.
-¿Qué? -aventuré, mientras ella volvía a sonreír con satisfacción.
-Jess no estaba en las dos últimas dos horas.
-¿Insinúas que ha hecho pellas?
-No. Insinúo que Zayn ha venido a raptarla. Seguro que ha aceptado.
Lancé una pequeña risa.
-Bueno. Ya nos lo explicará supongo.
-¡Ah son tan monos ellos también! Y a ella no le importan las fans -recibí un codazo en las costillas por su parte, más fuerte de lo que quizás ella haya pretendido.
Yo me quejé y me llevé la mano a la parte afectada. Pero me sentí aludida por su comentario.
-¿Qué tengo que hacer para que te entre en la cabeza que todo esto no es por las estúpidas fans? Deberías de empezar a aprender a escuchar antes de acusar a la gente sin saber qué ha pasado.
Se apartó de mí y me miró con la boca abierta y con las cejas encarnadas, como si hubiera dicho la mayor burrada que hubiera dicho nunca.
-¡Pero si me lo dijiste tú misma! Vamos Jane, admite que tú todavía le quieres.
-No quiero hablar de eso ahora, ¿vale? Como Zayn ha hecho, debemos de raptar a Jess y pedir sus explicaciones. Estoy deseando escuchar su historia -dije al mismo tiempo que salimos de la puerta del instituto.
Y entonces me vino a la mente la nota de Ethan. Aún no había decidido si quería hablar con él o no. Por suerte, la verja roja en la que él había pedido que yo accediera estaba aún a varios metros por delante de nosotras y tenía algo de tiempo para pensar sobre aquello.
-Bueno, vive cerca, ¿no? Qué digo cerca, vive justo al lado. Seguro que está yendo a casa ahora mismo. Ya le pediremos explicaciones cuando lleguemos.
-Pero no muchas que tengo un montón de cosas para estudiar. Muchas. Dentro de una semana y media son los exámenes y necesito aprobarlos todos.
-Eh, ¿desde cuando eres tan estudiosa? Recuerdo que eres la niña más vaga que pueda conocer, es raro en ti -me replicó ella.
En parte tenía razón, yo no acostumbraba a estudiar todas las tardes dos o tres horas seguidas, es más, nunca lo había hecho antes. Pero estaba en una nueva etapa del instituto y necesitaba sacar buena nota para poder entrar en una buena universidad en un futuro que no era tan lejano.
No le respondí, sólo me limité a encogerme de hombros.
Mientras tanto ya estaba empezando a ver la valla roja que separaba el recinto del instituto con el resto del barrio, por lo que el pánico ya empezaba a subirme por la garganta.
-Ellen. Ethan me ha mandado una nota hoy en clase.
Ella ya había sacado su teléfono móvil del bolsillo y parecía hacer cosas más importantes que hablar conmigo en ese momento. Se encogió de hombros sin apartar la mirada de la pantalla.
-¿Y?
-Dice que quiere hablar conmigo. Ahora.
Volvió a encogerse de hombros.
-Pues ve. Nadie te lo impide.
-¿Irás tu sola a casa?
-Sí, claro, sin problema. Pero procura que no te viole, ¿harás eso por mí?
Entonces fui yo la que le clavó el codo en las costillas. Ella se quejó por lo bajo, no queriendo que yo supiera que le había hecho daño.
-Eres una exagerada, ¿lo sabías? Ethan no es así.
-Eso pensaba yo y mira cómo estáis. Hala, vete ya a hablar con él que estás muy pesada hoy. Yo de mientras iré a interrogar a Jess.
Me dio un pequeño y cariñoso empujón en el hombro en forma de despedida y me guiñó el ojo al marcharse. La verja roja era más que suficientemente grande para que pareciera que ella no iba conmigo, por lo que ella fue por un extremo, y yo por otro, ya que sabía que Ethan me estaría esperando ahí.
Lo vi apoyado en la pared con sus pitillo azul marino y su camiseta blanca con el gorro de lana verde en la cabeza, del que sobresalía algún  mechón de pelo. Tenía pinta del típico chico skater  por el que casi todas las chicas del instituto podrían morir por él, y en cierto modo era así, muchas chicas que yo conocía de saludo estaba colada o incluso enamorada de él. Pero yo le conocía bien y sabía que él podría tender a ser un chulo con sus virtudes bien sabidas, pero en realidad no era así. Era más bien modesto, y no le gustaba hablar demasiado sobre su aspecto.
Hice como si no supiera de nada del acuerdo, o como si se me hubiese olvidado cuando pasé por su lado para conocer su reacción. Y lo que hizo al respecto fue agarrarme de la muñeca y retenerme con no demasiada fuerza para que no me fuera. Casi sonriendo, me dí la vuelta y el me soltó la muñeca casi al instante.
-Por favor.
Hice un mohín y me acerqué a él para quedar frente suya. Tenía suerte de que fuera una de las últimas en cruzar la verja y que ya casi no hubiera gente que salía.
Yo me hice algo la dura, cruzándome de brazos y evitando mirarle a los ojos.
-Dime lo que quieras decirme, Ethan, yo no tengo mucho que decir.
-He leído que... bueno. Tú y... tu antiguo novio habéis roto. ¿Es eso cierto? -su voz sonaba entrecortada y vacilante, con un matiz de inseguridad y con un ligero tembleque de culpabilidad.
Me encogí de hombros.
-Sí, es cierto -dije queriendo añadir algo más, pero sólo pude pronunciar aquello.
Él apartó la mirada y se pasó la mano por la barbilla, parpadeando varias veces.
-Yo... lo siento, en serio. Fui tonto e inmaduro, como tú me dijiste. No he sabido valorar lo qué tenía y ahora que lo he perdido no sé cómo arreglarlo. Pero me vi en esa situación de tener la oportunidad de poder tenerte que... lo hice sin pensar. La verdad es que cuando leí el artículo en alguna página web, llamándote como si fueras su prima me hizo enfurecer mucho. Veía como ese... -se aclaró la garganta antes de seguir-, chico te estaba manipulando, usando en algún sentido. Y cuando te vi ese día en el instituto sin ninguna sonrisa en la cara me enfadé muchísimo más.
Parte de razón tenía. El día en el que me lo dijo me dejó destrozada. Nunca se me había dado bien mentir, y mucho menos a más de cien personas con algo tan importante como aquello. Estaba jugando con sus ilusiones y no me sentía a gusto conmigo misma.
Y no, no era feliz en aquellos tiempos.
Lo que me pareció digno de mencionar era que Ethan era capaz de saber si a mí me ocurría algo malo aunque no compartiera con él ninguna de esas informaciones, antes de Harry. Harry nunca pudo ver que yo en realidad, por mucho que intentara negarlo, no estaba de acuerdo con su plan. No lo estaba, y seguía sin estarlo. Pero él si lo vio.
-¿Me perdonarás algún día?
Ese comentario me hizo sonreír.
-Si algo no soy, es rencorosa. En realidad ya no estoy enfadada contigo, sólo... retraída. Y algo decepcionada, supongo. No lo olvidaré con tanta facilidad, pero por mí ya puedo empezar a hablarte todos los días -dije sonriendo hacia el suelo.
Casi pude escuchar cómo relajaba los hombros y respiraba con tranquilidad.
-No te puedes ni imaginar lo mucho que me alegra oír eso, en serio. Ah y eh... siento lo de Harry.
Me encogí de hombros.
En el fondo, pensaba que estaba mejor con él de amigo. Pero eso, naturalmente, no se lo dije.
Sentí cómo se sobresaltaba un poco cuando rodeé los brazos al rededor de su cintura para darle un abrazo. Él era incluso más alto que Harry, por lo que yo sólo le llegaba hasta el pecho.
Es un rollo ser así de pequeña.
-¿Quieres acompañarme a casa? -le ofrecí separándome de él con una pequeña sonrisa.
-No hace falta ni que lo preguntes. Lo haré encantado.
Caminamos hasta mi casa completamente solos por la calle, manteniendo una conversación, no como las de antes, pero sí cómoda y sin ningún silencio de por medio que podría resultar incómodo.
-Ah, y dile a Dan, que aunque me entran miles de menciones al día, leo los suyos igualmente. Díselo, puede que se quede tranquilo. Y también que si vuelvo a encontrar otro twit suyo le pegaré, ¿vale?
El chico soltó una pequeña carcajada cuando llegamos a mi casa mientras introducía las llaves por la ranura de la puerta.
-Claro. Será divertido verle la cara.
-Bien, gracias -le sonreí de oreja a oreja.
La verdad es que Dan estaba de lo más pesado con sus menciones continuamente. Lo que ponía en sus twits era irrelevante, se mirara por donde se mirara, pero hacía como si yo no pudiera leerlos.
Cuando estaba a punto de despedirme de él y sumergirme en una tarde de estudio, Ethan me interrumpió.
-Eh, Jane. ¿Podemos quedar mañana para pasar la tarde? Las hecho de menos, ya sabes...
Yo reí.
-Claro, ningún problema. Yo también las hecho de menos.