Capítulo 2

                   Ahora.
{Narra Jane}
La luz demasiado amarilla del sol recién despierto me da la bienvenida a través de la cortina que cuelga frente a la ventana. Entrecierro los ojos y trato de adaptarme a la brillante luz, aún sin despertar del todo. Me incorporo despacio para no hacer demasiado ruido e inspecciono la habitación en la que me encuentro. De hotel. Sonrío débilmente y trazo mi trayectoria hasta la puerta para intentar no llamar la atención.
Por suerte la noche anterior bebí suficiente agua para no sentir dolor de cabeza, pero sí me siento algo mareada a causa del rastro del alcohol, aunque esté mejor de lo que yo me hubiera esperado.
Aparto despacio la manta que me cubre y descubro que conservo la ropa interior puesta. Bajo las comisuras de los labios por un escaso segundo y vuelvo a sonreír.
“Un chico con clase” -pensé.
Con pasos sigilosos recojo mi ropa, esparcida por la habitación y me meto la baño para vestirme lo antes posible y marcharme. Me miro al espejo y resoplo e intento arreglar mi pelo con los dedos, ya que no había peine por ningún lado. Antes de salir, me aseguro de que no me deje nada que pueda desvelar mi identidad.
Salgo del baño y, sobre las puntillas, me desplazo hasta la puerta. Me detengo en seco cuando el chico se remueve en la cama y me pongo nerviosa, hasta dejo de respirar para no hacer ruido. El chico vuelve a dormirse y yo corro hasta la puerta. Respiro tranquila y sonrío mientras paseo por el pasillo del hotel, del que desconozco el nombre.
No conozco el nombre del chico. Ni él el mío. Así es mi vida ahora.
Suerte que semanas antes de irme a vivir ahí, en el centro, me aprendí mas o menos las calles para no perderme si quería salir o tenía que hacer algún recado.
Salgo a la calle y me pongo las gafas de sol, también para el sol, pero las uso más para ocultar mis ojeras de resaca.
Saco mi móvil cuando noto que vibra en el bolsillo de mis pantalones cortos vaqueros. Miro la pantalla y sonrío al ver su número.
-¿Dónde estás? -me pregunta con voz enérgica.
-Estoy cogiendo el coche, ahora llego, no te preocupes.
-Está bien. ¿Segura que a Zoey no le importará que me quede?
Resoplo bajo y sonrío.
-No seas tonta. Vamos, comemos a las doce y media, ¡no llegues tarde!
-Jane, ¿puedes coger el coche? Quiero decir, si estás en condiciones. Si quieres voy yo a recogerte, estoy cerca de donde estás tú y no quiero que-
Pongo los ojos en blanco y suspiro.
En parte le doy la razón.
-Ellen -le corto-, estoy bien, no te preocupes. Sólo un poco mareada, pero nada importante. Suenas como mi madre.
-¡Es el peor insulto que podrías haberme hecho, Jane!
Ambas reímos.
Meto la mano en el bolso y voy en busca de las llaves del coche. Maldigo en voz baja por haberme comprado un bolso tan grande, y suelto un pequeño gemido de alegría cuando noto el frío metal de las llaves chocar contra mis dedos. Contenta, pulso el botón y, cuando las luces del Volvo rojo parpadean, pongo el coche en marcha. Decido no encender la radio. Tengo la suerte de que la cabeza aún no me duele y prefiero que eso me dure todo el día.
En realidad el coche no es mío, es prestado de mis padres, pero como ellos no lo usan y la gasolina la pago yo, es como si fuera mío.
Conduzco despacio por las calles, que por suerte hay menos gente que de normal. Me cuesta bastante concentrarme para saber el camino hacia nuestro apartamento, pero al final reconozco el buzón rojo que da comienzo a nuestra calle y respiro aliviada de al fin estar en casa.
Seguro que Zo me mata si se entera que he venido conduciendo.
Aparco lo más cerca posible para que me fuera más fácil de encontrarlo la próxima vez que lo cogiera.
El barrio en donde se encuentra nuestro apartamento es de los más acogedores de todo el norte de Londres. El bloque de pisos en el que vivimos se encuentra al fondo de la calle, que está rodeada de árboles y flores, por lo que hay mucha sombra.
Camino contenta hasta el portal y abro la puerta pesada de madera. Llamo con los nudillos la puerta de madera también de nuestro piso.
-¡Jane! -me saluda contenta mi compañera de piso y de estudios- ¿Qué tal ayer?
-Hola, Zoey -esbozo una pequeña sonrisa y me dejo caer en el sofá-. Ahora no, más tarde, ¿vale?
Levanto la mirada y la veo mirándome, con los puños sobre sus caderas y son una sonrisa sobre su rostro. Asiente y vuelve a desaparecer en la cocina.
Zoey y yo nos conocimos en clase de psicología avanzada en nuestro primer curso de universidad. Entonces aún vivía con mis padres, pero no me sentía del todo cómoda, por lo que fui en busca de un apartamento. Más tarde descubrí que el alquiler era demasiado caro para pagarlo yo sola y con un salario mínimo que me ofrecía mi puesto de camarera en The Duke, un pub inglés cerca de Oxford Street. El trabajo no está nada mal, es más, me encanta. Durante el verano trabajo los lunes , miércoles y viernes, pero al dueño le he caído bien, por lo que quiere que conserve el trabajo también durante las clases. Aún no he decidido qué voy a hacer.
Durante el primer curso, Zoey y yo nos hicimos bastante buenas amigas, y ella me dijo que estaba buscando un piso, y también una compañera. Y decidimos juntarnos las dos. Y, el pasado mes de mayo, cuando las clases estaban casi finalizando, alquilamos un piso ambas, para que estuviera listo en el verano.
-Zoey -grito desde el sofá para que ella me escuche desde la cocina- ¿te importa si viene Ellen a comer?
A los pocos segundos aparece ella con las manos en las caderas y con el ceño fruncido.
-¿Ellen? ¿Es la chica de la que dices que tiene tu virginidad?
Suelto una carcajada.
-Esa misma.
Al momento sonríe ampliamente.
-Claro, ¡me hace ilusión! Hablas tanto de ella y yo ni siquiera la conozco.
-Bien. Viene en 5 minutos.
Mi compañera me lanza La Mirada. Consiste en ladear la cabeza y subir una de las comisuras de los labios, y la lanzaba sólo cuando no está de acuerdo con algo, o cuando se decepciona.
-¿Por qué me miras así? -pregunto, ya que no sé a qué viene.
-Así que ya lo tenías planeado, ¿eh? ¡Eres un fenómeno, Jane! ¿Y si digo que no? ¿Y si no hay suficiente comida? ¿Qué hubieras hecho, lista? -en sus ojos veo que está bromeando, aunque lo dice lo más seria que puede.
-Sabría que ibas a decir que sí-sonrío inocentemente.
Ella no es la típica chica, y eso es lo que hizo que me fijara en ella. Su pelo es lo más fascinante que puedas ver, le llega hasta el final de su espalda y es marrón claro ondulado, y su piel es color café con leche. Sus ojos son pequeños y verdes, aunque de su rostro, en lo primero que te fijas son sus finos labios rosados y pequeños. Desde el primer día que la vi, no ha habido un sólo día en el que he pasado envidia por ella.
-Oye, Jane -mientras tanto, ella ya ha vuelto a la cocina, y ahora me chilla desde ahí-. He pensado que igual podemos meter a otra chica aquí. Las cuentas nos saldrían mejor.
El alquiler del piso está a mi nombre.
-¿Otra chica?
-O chico -juega con sus cejas y me mira con una sonrisa.
-¿Para qué? Dos es más que suficiente, ¿no crees? Aunque no descarto la idea.
-Sería para antes de que empezaran las clases, si antes de entonces no encontramos a nadie mejor esperamos al año que viene. Así que tenemos que darnos prisa...
-¡Prisa! No corras, queda más de un mes para que terminen las vacaciones, tenemos tiempo de sobra.
Ellen, como era de esperar, se presenta con una botella de champán bajo el brazo, y se cuelga en mi cuello con energía, mientras chilla mi nombre en mi oreja.
Rápidamente le presento a Zoey, y Ellen pone la misma cara que puse yo al verla por primera vez. Me alegro cuando veo que se llevan bien enseguida.
-Oye, Ellen -Zoey llama su atención una vez sentadas en la mesa-. Una pregunta, ¿cómo es que tienes la virginidad de Jane?
Me llevo una mano a la frente.
Ella responde mirándome con los ojos como platos y los labios fruncidos. Suelta un grito ahogado.
-¡No se lo has contado! Qué fuerteeeee.
-Ellen, cállate. Zoey, en serio no creías eso, ¿no?
Ella suelta un resoplido y aparta la mirada.
-Tonta no soy. ¿Por qué no me lo quieres contar? ¡Yo te lo he contado!
Tengo que reír al ver su aspecto ahora mismo. Parece una niña de cinco años rechistando contra sus padres por algo que ha hecho. Con los puños en la mesa y todo.
-No quiero hablar de ello.
-Yo te lo cuento. El caso es que Jane se enamoró de un-
-¡Ellen!
-¿Qué?
Ellas dos han puesto los codos en la mesa y se han arrimado para que Zoey la escuchara mejor.
Nadie es más cotilla que Ellen.
-Ya se lo contaré, pero otro día. Es una larga historia y no tengo ni ganas, ni razones, ni tiempo, así que...
Dejo la frase en el aire. Y así también dejamos el tema enseguida.
No he dejado de contarle todo aquello porque no lo haya superado, ni mucho menos. Es más, lo superé la misma semana. Una ruptura no estaba en el mismo nivel que una muerte, y eso me hizo mucho más fuerte. Él ya no iba a conseguir hundirme más.
Tenía miedo de que podría juzgarme, ya que ahora él era super mega hiper famoso por el mundo entero, y, por supuesto, ella conocía la banda, y sólo conseguiría que se riera en mi cara y que no me creyera. Así que, ¿para qué malgastar el tiempo, para sólo conseguir desencadenar una pelea sin sentido?
En ese poco tiempo he conseguido conocer a Zoey mucho, y sabía que si se lo contara, ella vendría con la escusa de que “Yo siempre te lo cuento todo, no sé ni por qué te pregunto si luego te vas a reír de mí diciéndome estas tonterías”. Casi escucho las palabras salir de su boca.
-Jane, ¿qué piensas hacer para tu cumpleaños? -me pregunta Ellen, después de varios minutos.
Casi me atraganto con el agua, ya que no me espero la pregunta para nada.
-¿Cuándo es mi cumpleaños? -me aventuro a preguntar, lo que hace que las dos rían bajo.
Ellen también ríe, pero sé que no le hace demasiada gracia mi pequeña ironía.
-Eres tonta.
-Nada -respondo.
-¡Nada! -gritan las dos a la vez, y pongo los ojos en blanco.
-Jane, ¿eres consciente de que cumples diecinueve años? ¡Tienes que preparar una fiesta!
-¿Tengo? Creo que no. Tengo dos maravillosas amigas tan fiesteras como yo que pueden prepararme una perfecta fiesta sorpresa. Ah, la tarta que sea de chocolate pero que no engorde demasiado, ¿de acuerdo? Invitar a algún famoso o algo -cierro los ojos arrepintiéndome de mis últimas palabras.
Ya la he liado de nuevo.
-Ya sé a quién invitar pues -Ellen me mira con picardía.
La miro con desaprobación.
-¿A quién? ¡Podemos invitar a MIKA!
-Conozco a alguien mejor; One Direction.
Zoey esboza una mueca.
-¿Te gustan esos? Nunca lo habría pensado. ¿A ti también te gustan, Jane?
-Bueno...
-Ya te digo -responde Ellen por mí, mirándole a Zoey levantando las cejas.
-¿Y tienes contacto con ellos?
-Ah, pero que estáis hablando en serio -digo en seguida.
-En realidad no -dice Zoey convencida, y vuelve a mirar a su plato de helado.
-Hablando de fiestas. ¿Qué tal ayer, Jane? ¡Me dejaste plantadísima! Espero que valga la pena, o si no es la última vez que te llevo de fiesta. Eres incluso más puta que yo.
No puedo evitar reírme.
-Sólo me gusta pasarmelo bien, eso es todo.
-Va, quiero detalles, cómo es, qué tal es, ya me entiendes.
Apoyo la barbilla en la mano y miro el techo, tratando de recordar.
-Hm. Creo que su nombre empieza por R.... . Mediana, y normalito. Nada especial. Aunque bastante subido de tono, no sé si me entiendes. Se pensaba que aquello era una cobra o algo así.
Zoey hace una mueca de desaprobación, sin mirarme directamente.
-Esos son los peores. ¿No había nadie mejor o qué? No soporto a ese tipo de personas.
Ellen la apunta con el dedo asintiendo, dándole la razón
-Eso es relativo. Mientras esté la luz apagada y esté bien calladito, no me importa demasiado -digo yo.- Y mientras haya orgasmo, no hay problema, esto es así.
-Si tu hermana te escuchara.... ¡eres incluso peor que ella! Se quedaría flipando.
Me encojo de hombros.
-Su opinión se la puede contar a quien le interese. Ella no me manda, por lo tanto, hago lo que yo quiera con mi vida y vagina. Punto.
Ellen levanta las manos con inocencia.
-¿Cuántos van este verano?
-Catorce. Creo -me vuelvo a encoger de hombros.
Zoey me mira espantada.
-¡¡¿Catorce?!! ¿Pero tú? Más que yo en toda mi vida...
-Y lo que queda...
-Oye, tu me preguntas, y yo te respondo. Luego no me juzgues.
Ellen, en vez de enfadarse, se ríe sin tomárselo a pecho, que es lo que yo he pretendido.
La quiero demasiado.
De pronto, cambia de tema radicalmente.
-He hablado con Jess.
Me pongo tensa al instante.
Hace años que no hablo con ella.
-Ah -respondo al no encontrar otra respuesta mejor-, ¿por teléfono?
Niega con la cabeza.
-La vi ayer por la calle. No he hablado mucho con ella, pero bueno..
-¿Quien es Jess? -pregunta Zoey, entrando el la conversación.
-Una conocida mía. La conozco desde hace tres años.
-Está super cambiada tía. Se ha teñido de morena.... y está como menos delgada. No es que esté gorda, pero no es el palo que era antes. Me ha dicho que dejó la academia para centrarse en su carrera de filologa. Parecía muy segura de si misma, más que antes.
Bebo un trago de agua y lo vuelvo a colocar en la mesa, no muy interesada.
-Está bien, y eso es lo único que me importa.
Ellen se revuelve nerviosa en su silla.
-Dice que te echa de menos.
-Seguro que si ella me conoce como soy ahora, no demasiado.
Yo no la echo de menos. Ni un sólo poco.

3 comentarios:

  1. Quiero que los chicos vayan a la fiesta de Jane, solo por ver su cara. Oye, que guarrilla se ha vuelto Jane en este tiempo. Ninguna de ellas tiene contacto con los chicos, ni Jess? Como que Jane no echa de menos a Jess, esta totalmente cambiada. Bueno, espero otro capitulo pronto :) .Estela

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  2. ¿¡¿Pero que ha pasado en el tiempo intermedio?!? Todas han cambiado muchisimo. Bueno, tambien espero que los chicos aparezcan por la fiesta jaja NEXT!! XD

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  3. Que cambiadas estan, a mi por un momento se me olvido quien era jess jejeje luego me vino. Siguela pronto ^^

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