Capítulo 4

                     Antes.
{Narra Yina}
Edificios y más edificios pasaban con no demasiada rapidez por mi lado. Halos de luz que emanaban las farolas pasaban también con la misma velocidad, haciendo que el pequeño espacio en el que me encontraba se iluminara a intervalos algo cortos. Al principio eran pocas las luces que entraban dentro del vehículo, pero a medida que entraba ya en la ciudad, los edificios, cada vez más altos e importantes, empezaban a hacer acto de presencia, así como también las luces, que ya no nos abandonaban más. El silencio era inminente y casi inevitable en el vehículo.
El chico no quitaba ojo de la carretera, y yo disfrutaba con las vistas que tanto había anhelado durante todo el primer trimestre lejos de mi tierra natal.
Era reconfortante volver a pisar mi hogar.
Pronto empecé a reconocer las calles, las casas y los lugares que antes visitaba con mucha frecuencia, casi todos los días. Me preguntaba si él estaría en casa.
En la ciudad, así como también lo estaba en mi hogar de residencia, estaba decorada con decoración navideña, y yo no podía esperar a que llegara. Quedaban exactamente veintisiete días para Navidad, y yo ya estaba contando los días y los minutos para que llegara.
-Entonces, ¿todo bien?
Aiden tiró de mí sacándome de mis profundos pensamientos al romper el silencio.
Aparté la mirada de la ventanilla y le sonreí con una sonrisa amplia.
-Sí, ¿por qué no iba a estarlo?
Mi hermano se encoge de hombros.
-No sé. Es para hablar de algo. ¿Papá bien?
Tragué saliva y me limité a mentirle. No quería que se enterara por mí.
-Sí. Está deseando verte -siempre había sido una buena actriz, y, no iba a desperdiciar este momento para dar a conocer mis facetas, por algo que se me daba medianamente bien.
-Me alegro. Yo también estoy ansioso por verle.
-Aiden. ¿Tú sabes exactamente por qué acusaron a papá? Es decir, que qué hizo para entrar en prisión.
Se volvió a encoger de hombros.
Traté de evitarlo, pero las palabras de Christian volvían a aflorar en mi mente y se repetían una y otra vez como un eco continuo en mi mente. No podía evitar sentirme totalmente incómoda con la situación.
“Yo soy el editor y tu padre es el profesor asesino. Tu madre se enamoró de mí, pero quedó embarazada de él. Tuvimos que cambiar roles para aparentar normalidad”
Esas palabras habían aparecido en casa sueño que había tenido desde aquel día. Y aún no sabía por qué lo habían hecho, si fue a la cárcel igualmente. No entendía absolutamente nada.
-Mamá me contó que lo acusaron por robo a mano armada y agresión infantil. Aunque también estaba acusado de otros delitos como intento de violación a menores o algo así. No estoy muy seguro.
Asentí sin ser capaz de añadir nada más.
-¿Sabes si mamá va a venir en Navidad?
Volvió a encogerse de hombros, pero ésta vez con una sonrisa pegada al rostro, como si estuviera contento que le preguntara aquello.
-Creo que sí. Quiero decir, ahora tiene claro que si cruza la puerta de casa recibe un abrazo, en vez de un zapatazo en la cara -rió.
Yo no pude evitar reír también.
Hacía unos dos años, mamá decidió venir por Navidades uno de los años para darnos una sorpresa a ambos. Pero yo no la recibí con demasiado entusiasmo. Es más, estaba furiosa e indignada, y acabé lanzandole un zapato para que se marchara. Y la verdad es que conseguí que se fuera.
Y, aunque me costaba admitirlo, tenía ganas de una Navidad en condiciones, con una madre con un suéter rojo puesto y una sonrisa en la cara, con regalos bajo el árbol de Navidad y con una agradable y familiar cena. Nunca había tenido una cena navideña familiar de verdad, y tenía ganas de poder experimentarlo.
A mí nunca me trajo regalos Papá Noel, por lo que nunca entendí el entusiasmo de otros niños por aquel señor tan extraño de la barba blanca y larga.
Aquella misma mañana había salido de Canadá y había cogido el primer vuelo a Londres a primera hora de la mañana. Había pasado todo el día metida en un avión y, cuando tarde por la tarde llegué a la capital inglesa, tuve que coger un tren hacia Cheshire, por lo que estuve otras tres horas viajando de un lado para otro.
Y cuando llegué estaba dispuesta a coger un taxi hacia la ciudad en la que yo vivía, completamente fuera de ganas, vi la silueta de mi hermano esperándome. Juro que fue uno de los momentos más felices que había vivido aquel año.
Un cosquilleo me recorrió el vientre cuando entramos en nuestra calle, donde las casas de nuestros vecinos estaban decorados también con decoración navideña y una sonrisa de nostalgia se coló sin permiso en mi rostro. Me mordí el labio, mirando y observando cada casa que se pasaba por mi ventanilla. En aquellos instantes me sentí la niña más feliz del mundo.
Pero un sentimiento algo confuso se colocó en mi pecho. Deseaba con ganas que él estuviera en casa, que me recibiera con los brazos abiertos. Pero parte de mí tenía miedo.
Estaba casi segura de que mis sentimientos hacia Harry habían desaparecido por completo tras mi estancia en Canadá, pero tenía miedo de que, si lo volviera ver, los sentimientos tan fuertes que había vivido hasta ahora volvieran a salir de mi interior y que yo no pudiera hacer nada al respecto.
Aiden aparcó el coche en frente de la puerta del garaje y, por mi sorpresa, en nuestra casa había luz que emanaba con fuerza desde el interior. Supondría que Aiden se las dejó encendidas al marcharse para ir a por mí, ya que no se me ocurría nadie que podría estar esperándome dentro.
Salí escopeteada del coche con la maleta -casi más grande que yo- en mano, y esperé a que Aiden sacara las llaves de casa impacientemente mientras me quejaba en voz alta de que se diera prisa.
Una vez abierta la puerta, corrí escaleras arriba hacia mi habitación. Me quedé en la puerta, con la gabardina beige todavía puesta y miré la estancia como si fuera la primera vez que la hubiera visto.
Dejé la maleta en la puerta y entré en ella con pasos vacilantes y con una sonrisa de oreja a oreja dibujada en mi cara.
La habitación estaba como yo la había dejado, incluso con el jersey encima de la cama que me dejé antes de irme. Las puertas de los armarios negros seguían abiertos de par en par. Recordaba perfectamente el día que abandoné ese lugar. Me había levantado tarde y no había preparado las maletas del todo, por lo que no tuve tiempo de doblar la ropa y tuve que meter toda la ropa arrugada y mal puesta en la maleta y salir pitando de ahí o perdería el avión.
Me giré y me dejé caer en la cama con sábanas moradas oscuras y cerré los ojos.
“Por fin en casa”.
Abrí los ojos y miré el techo negro con estrellas de plástico que brillaban en la oscuridad y no tuve otra opción que sonreír, hasta tuve que hacer un gran esfuerzo para no reírme.
Estaba feliz. Muy feliz.
De pronto sentí como si alguien tirara de mis pies para tirarme de la cama. Chillé totalmente asustada y le incorporé con rapidez sobresaltada.
-¡Sorpresa!
Cuando me incorporé para ver lo sucedido, unos familiares rizos me saludaron desde el suelo.
Traté de oprimir un grito de alegría, y le fruncí el ceño. Bajé de la cama.
-¿Tu eres tonto? ¡Casi me matas!
-Yo también me alegro de verte eh.
Y segundos después me vi entre sus brazos, con la cabeza enterrada en su pecho y con su mejilla pegada a mi cabeza.
-Te he echado de menos -susurré al fin, con los ojos todavía cerrados y disfrutando el momento.
-Yo también -pude escuchar su sonrisa detrás de las palabras-. Por cierto, me gusta más cómo te quedan los rizos que el pelo liso, que lo sepas.
Ignoré su comentario.
-¡Me tienes que contar un montón de cosas! -exclamé, separándome al fin de él-. He visto fotos tuyas en twitter todos los días y he leído noticias tuyas totalmente incoherentes que me tienes que explicar y...
Sus carcajadas me interrumpieron. Levanté la vista y le vi con una mano en la cintura y la otra frotándose los ojos y riendo bajo.
-¿De qué te ríes ahora? -dije cruzándome de brazos y arqueando las cejas, tratando de sonar exasperada.
-Tienes un aspecto horrible.
Por su tono de voz, sabía que estaba bromeando, pero decidí seguirle el juego.
Ahogué un grito haciendo como si me sintiera ofendida con sus palabras, y me llevé la mano al pecho, dramatizando.
-Siento no ser demasiado buena para ti, señor ahora-soy-famoso -eso hizo que sus carcajadas subieran de intensidad, y seguía sin mirarme.
Ahora que él no miraba, agarré un cojín de encima de la cama y le di fuerte contra su hombro, lo que hizo que las carcajadas se callaran drásticamente y me mirara sin sonrisa en el rostro.
-¡Uy!
Antes de que yo pudiera hacer nada al respecto, él ya estaba a mi lado y me agarraba de los brazos y la cintura para inmovilizarme. Más tarde me cogió las piernas y me sostuvo en brazos. Yo me agarré a su cuello para evitar caerme.
-Se te ha olvidado que sigo siendo más fuerte que tú -me sacó la lengua y yo puse una mano en su mejilla, y le aparté la mirada de encima mía, riendo como había echado de menos hacerlo.
Después de ese gesto, me soltó las piernas y la cintura y caí con un golpe sordo sobre la cama.
Aunque el colchón era blando, me hice algo de daño en la caída.
Pero yo lo exageré un poco.
-¡Auch! ¡Eres un bruto Styles! Sigo sin entender cómo consigues gustarle a tantas chicas -levanté la barbilla con los ojos cerrados, pareciendo así estar indignada.
Y ahí estábamos. Peleando somos si fuéramos dos críos pequeños.
-Ya. Es que a las demás chicas hago otras cosas para gustarles -me miró con las cejas encarnadas.
Esbocé una mueca de asco.
-Puaj, encima de bruto un guarro. Me acabas de cortar todo el rollo.
Rió de nuevo, y algún minuto más tarde me tendió la mano.
-Vamos, Gemma está abajo y tu hermano estará soportando toda charla que seguro que le está dando.
Yo la cogí.
-Claro. No quiero que mi hermano tenga que sufrir de esa forma tan horrible -puse la mano en el pecho para dramatizar de nuevo, y le hice pucheros con los labios.
-Eres la peor actriz que conozco -dijo entre risas de nuevo.
-Eres el peor hermano que pueda tener una chica. ¿Cómo puedes hablar así de tu hermana?
-Porque es mi hermana, lo acabas de decir.
Cogidos de la mano bajamos las escaleras para llegar hasta el salón, donde, en efecto, estaban mi hermano y Gemma sentados en el sofá. Y, como Harry había dicho, Gemma no paraba de hablar y de hablar.
-¡Gemma!
Solté su mano a la par que la chica se ponía de pie para recibirme y yo me lancé a su cuello para abrazarla con fuerza.
-¿Soy yo o as crecido? Estás como más alta -me dijo, con una sonrisa también.
-Es por los rizos.
-Será eso.
Aiden se levantó del sofá.
-Yina, Gemma y yo hemos pensado que vamos a dar una vuelta para hablar un rato, ¿te importaría quedarte aquí con Harry?
-¡Me vas a dejar sola con el pervertido de Harry! Eres el peor hermano que conozco -dije con una sonrisa sarcástica.
Harry me señala con el dedo amenazante sonriéndome también, como queriéndome decir “cuidado con lo que dices”.
Aiden se rió con mi comentario.
-No, no te preocupes Aiden, tenía planeado dormir con ella de todos modos -dijo él en respuesta, poniéndose a mi lado y pasando un brazo por mis hombros.
Yo sonreí con alivio.
-Está bien. Pero Harry, recuerda que mañana tienes que estar a la una en la estación de tren. Mañana es un gran día, ¿recuerdas?
-¡Es verdad! -dije yo, cayendo en cuenta- Mañana tienes tu primera firma y concierto para el tour del factor X. Casi me emociono yo más que tú.
-Créeme, no lo haces.
Mientras tanto, Gemma y Aiden ya habían avanzado hasta la puerta.
De pronto un recuerdo inundó mi mente.
Harry y yo tendríamos al rededor de once años y, como siempre, habíamos pasado el día juntos bajo el tobogán del parque. Hablábamos de algún tema irrelevante, y los dos callamos de pronto cuando escuchamos voces provenir desde el otro lado del parque. Los dos bastante alarmados, salimos de debajo de nuestro escondite y fuimos a ver qué sucedía.
Vimos como Gemma le gritaba cosas no muy agradables a Aiden después de que él le hubiera lanzado un globo de agua. Entonces lo recordaba, estábamos a mitades de verano. Ella parecía muy enfadada con él, pero Aiden no mostraba ningún signo de arrepentimiento hacia sus actos, y eso no parecía arreglar las cosas. Entonces Gemma tendría como trece años, y Aiden tendría catorce, o algo así.
Y entonces pensamos que ellos dos se odiarían de por vida.
Pero días más tarde, nosotros íbamos camino de nuevo hacia nuestro tobogán cuando vimos a Aiden pegado a la pared de la casa de uno de sus amigos. Harry y yo nos miramos y decidimos ir a ver qué estaba pasando realmente. Cuando nos acercamos más, vimos que Gemma estaba pegada a la pared y que Aiden estaba en frente suya, pero sus labios estaban juntos.
Yo, lo único que recuerdo, es que fue la imagen más espantosa y asquerosa que vi nunca.
Cuando vi aquello, salí corriendo de donde estaba para ir hacia el tobogán y así poder borrar esa imagen de mi inocente cabeza. Cuando me senté en el suelo, descubrí que Harry me había seguido todo el rato y se sentó en frente mía.
“¿Qué pasa?” me preguntó, sin saber muy bien qué sucedía.
“¡Tu hermana le estaba comiendo la cara a mi hermano!” grité yo espantada, al borde de las lágrimas.
Harry, en vez de horrorizarse conmigo, empezó a reírse a carcajadas, como si lo que acabara de decir fuera la mayor tontería que había escuchado. Yo le miraba con el ceño fruncido y sin saber qué era lo gracioso de todo el asunto.
“No le estaba comiendo nada tonta. Se están dando un beso”.
“¿Un beso?”
Para mí en aquel entonces la palabra “beso” nunca había salido antes en mi vocabulario. Pensaba saber más o menos el significado de la palabra, pero aún no del todo.
Harry parecía desconcentrado.
“¿Nunca te han dado un beso?”
¿Darme uno? -pensé yo en seguida.
No, nunca me habían regalado algo parecido a un beso, sea cual sea el significado de beso.
Rápidamente negué con la cabeza.
Harry se quedó unos minutos mirando el suelo, como si estuviera reflexionando sobre algo, con los labios fruncidos. Después, levantó la mirada con una sonrisa y se puso de rodillas.
Yo estaba atenta a sus movimientos, pero cada vez me asustaba más. Puso un puño sobre la hierba para no caerse y acercó su cara a la mía. No sabía lo que estaba haciendo, pero tenía ganas de descubrirlo. Pero se acercaba a mí con demasiada rapidez, y con sus ojos mirando en los míos.
Una vez que su rostro estaba a milímetros de distancia del mío, el chico cerró los ojos, por lo que yo rápidamente también los cerré. Esperé y esperé, y lo siguiente que noté fueron sus labios húmedos rozar los míos, hasta que estuvieran totalmente posados sobre los míos. Ejercía presión sobre mis labios, tanta que acabó gustándome la sensación.
Me sentí vacía cuando la presión mojada sobre mis labios desapareció por completo, pero yo seguí con los ojos cerrados. Al final me atreví a abrirlos y me encontré con un Harry sonriente que me miraba con mirada contento.
“Hala. Ya tienes uno”.
Y las tardes pasaron sin que ninguno de los dos mencionara aquel beso nunca más. Pasábamos las tardes planeando cómo sería la relación entre Gemma y Aiden, cómo se llamarían sus hijos y cómo y dónde se casarían.
Pero lo que él no sabía era que justo desde aquella tarde había empezado a sentir algo por él.
Cuando vimos a los dos salir por la puerta principal de mi casa, ambos nos miramos con mirada cómplice. Parecía que Harry había pensado lo mismo que yo en el mismo momento.
Cuando la puerta principal se cerró, Harry y yo chocamos puños.

1 comentario:

  1. NOOOOOOOOOOOOOOOOOI¡¡¡!¡!!!¡ NO PUEDE SER !¡!¡!¡!¡! Sabes dreamer? Jajaajaja, nunca había leído tu novela, un día urgando entre comentarios en otros tablones tuenti la descubrí, y pensé: “Buffff.... ya va por la segunda temporada y la primera tiene mas de 50 capítulos... como la empiece a leer no la voy a acabar nunca... pero bueno, voy a leer" y sabes? Ojalá y hubiera tenido razón sobre que nunca la acabaría! Todos los días me despertaba ansiosa por leer otros muchísimos capítulos de tu nove, sin miedoa a acabarla, y mira hoy..! Intentaba pasar y no podía! JAJAJAJAJAAJA Sabes? A veces pienso que habría sido de mi si no hubiera decidido empezar a leerla, me habría perdido la mejor novela del mundo! Su argumento es perfecto..! Tu novela me ha hecho soñar con Harry y vivir con el momentos como aquel cumple de Jane en la casa cuando los chicos se estaban conociendo y se fueron a ese precioso sitio secreto donde se besaron bajo las cascada.. me ha hecho llorar cuando murió Lena... reír con los estúpidos y divertidos comentarios de Ellen, volar cuando Jane y Harry vivían esos momentos de ternura y pasión... :') Me ha hecho conocer y acercarme a los chicos porque lo explicas tan bien.. tu nove me ha hecho morir de rabia cuando el estupido de Ethan hizo que Jane y Harry lo dejaran ! Me ha hecho volverme loca con lo que Lena sentía! Al empezar quien me dijo que la nove proseguiría como prosiguió , que la chica loca pero en su sano juicio, enamorada de Liam y divertida de Lena muriera.. Que Jane que para ella la virginidad era todo la perdería con Harry y que cuando rompieran se liase con todos.. Que Ellen resultase ser de las que mas cabeza tenía... Que Jess se enamorsra de Zayn y mas tarde sin saber porque perdería la amistad con las chicas... y todo lo que ha pasado con todos! Quien diría que Ethan, el amigo perfecto acabaría siendo un auténtico cabronazo! Jajajaajjaaj Dios, siento enrollarme tanto pero es que me has hecho sentir todo tipo de sentimientos y emociones en cuestión de segundos podía pasar de llorar a querer arrancar la cabeza al puto Ethan..! Al grano: Tienes muchísimo talento, me has hecho ver a los chicos mas cercanos y de mas formas y maneras. Que tienes en esa cabecita para escribir algo tan jodidamente perfecto como esta puta perfecta novela? JAJAJAJAJAJA. Y de esta forma, no solo te pido por favor, sino te ruego, que subas el próximo capitulo para sentir que mi vida esta completa y pueda seguir experimentando con los sentimientos que tu nove me hace sentir! ENHORABUENA JODER GUAPISIMA OS AMO: A TI Y A LA NOVE("""""'''':

    ResponderEliminar