Antes.
{Narra Yina}
Edificios y más
edificios pasaban con no demasiada rapidez por mi lado. Halos de luz
que emanaban las farolas pasaban también con la misma velocidad,
haciendo que el pequeño espacio en el que me encontraba se iluminara
a intervalos algo cortos. Al principio eran pocas las luces que
entraban dentro del vehículo, pero a medida que entraba ya en la
ciudad, los edificios, cada vez más altos e importantes, empezaban a
hacer acto de presencia, así como también las luces, que ya no nos
abandonaban más. El silencio era inminente y casi inevitable en el
vehículo.
El chico no quitaba ojo
de la carretera, y yo disfrutaba con las vistas que tanto había
anhelado durante todo el primer trimestre lejos de mi tierra natal.
Era reconfortante
volver a pisar mi hogar.
Pronto empecé a
reconocer las calles, las casas y los lugares que antes visitaba con
mucha frecuencia, casi todos los días. Me preguntaba si él estaría
en casa.
En la ciudad, así como
también lo estaba en mi hogar de residencia, estaba decorada con
decoración navideña, y yo no podía esperar a que llegara. Quedaban
exactamente veintisiete días para Navidad, y yo ya estaba contando
los días y los minutos para que llegara.
-Entonces, ¿todo bien?
Aiden tiró de mí
sacándome de mis profundos pensamientos al romper el silencio.
Aparté la mirada de la
ventanilla y le sonreí con una sonrisa amplia.
-Sí, ¿por qué no iba
a estarlo?
Mi hermano se encoge de
hombros.
-No sé. Es para hablar
de algo. ¿Papá bien?
Tragué saliva y me
limité a mentirle. No quería que se enterara por mí.
-Sí. Está deseando
verte -siempre había sido una buena actriz, y, no iba a desperdiciar
este momento para dar a conocer mis facetas, por algo que se me daba
medianamente bien.
-Me alegro. Yo también
estoy ansioso por verle.
-Aiden. ¿Tú sabes
exactamente por qué acusaron a papá? Es decir, que qué hizo para
entrar en prisión.
Se volvió a encoger de
hombros.
Traté de evitarlo,
pero las palabras de Christian volvían a aflorar en mi mente y se
repetían una y otra vez como un eco continuo en mi mente. No podía
evitar sentirme totalmente incómoda con la situación.
“Yo soy el editor y
tu padre es el profesor asesino. Tu madre se enamoró de mí, pero
quedó embarazada de él. Tuvimos que cambiar roles para aparentar
normalidad”
Esas palabras habían
aparecido en casa sueño que había tenido desde aquel día. Y aún
no sabía por qué lo habían hecho, si fue a la cárcel igualmente.
No entendía absolutamente nada.
-Mamá me contó que lo
acusaron por robo a mano armada y agresión infantil. Aunque también
estaba acusado de otros delitos como intento de violación a menores
o algo así. No estoy muy seguro.
Asentí sin ser capaz
de añadir nada más.
-¿Sabes si mamá va a
venir en Navidad?
Volvió a encogerse de
hombros, pero ésta vez con una sonrisa pegada al rostro, como si
estuviera contento que le preguntara aquello.
-Creo que sí. Quiero
decir, ahora tiene claro que si cruza la puerta de casa recibe un
abrazo, en vez de un zapatazo en la cara -rió.
Yo no pude evitar reír
también.
Hacía unos dos años,
mamá decidió venir por Navidades uno de los años para darnos una
sorpresa a ambos. Pero yo no la recibí con demasiado entusiasmo. Es
más, estaba furiosa e indignada, y acabé lanzandole un zapato para
que se marchara. Y la verdad es que conseguí que se fuera.
Y, aunque me costaba
admitirlo, tenía ganas de una Navidad en condiciones, con una madre
con un suéter rojo puesto y una sonrisa en la cara, con regalos bajo
el árbol de Navidad y con una agradable y familiar cena. Nunca había
tenido una cena navideña familiar de verdad, y tenía ganas de poder
experimentarlo.
A mí nunca me trajo
regalos Papá Noel, por lo que nunca entendí el entusiasmo de otros
niños por aquel señor tan extraño de la barba blanca y larga.
Aquella misma mañana
había salido de Canadá y había cogido el primer vuelo a Londres a
primera hora de la mañana. Había pasado todo el día metida en un
avión y, cuando tarde por la tarde llegué a la capital inglesa,
tuve que coger un tren hacia Cheshire, por lo que estuve otras tres
horas viajando de un lado para otro.
Y cuando llegué estaba
dispuesta a coger un taxi hacia la ciudad en la que yo vivía,
completamente fuera de ganas, vi la silueta de mi hermano
esperándome. Juro que fue uno de los momentos más felices que había
vivido aquel año.
Un cosquilleo me
recorrió el vientre cuando entramos en nuestra calle, donde las
casas de nuestros vecinos estaban decorados también con decoración
navideña y una sonrisa de nostalgia se coló sin permiso en mi
rostro. Me mordí el labio, mirando y observando cada casa que se
pasaba por mi ventanilla. En aquellos instantes me sentí la niña
más feliz del mundo.
Pero un sentimiento
algo confuso se colocó en mi pecho. Deseaba con ganas que él
estuviera en casa, que me recibiera con los brazos abiertos. Pero
parte de mí tenía miedo.
Estaba casi segura de
que mis sentimientos hacia Harry habían desaparecido por completo
tras mi estancia en Canadá, pero tenía miedo de que, si lo volviera
ver, los sentimientos tan fuertes que había vivido hasta ahora
volvieran a salir de mi interior y que yo no pudiera hacer nada al
respecto.
Aiden aparcó el coche
en frente de la puerta del garaje y, por mi sorpresa, en nuestra casa
había luz que emanaba con fuerza desde el interior. Supondría que
Aiden se las dejó encendidas al marcharse para ir a por mí, ya que
no se me ocurría nadie que podría estar esperándome dentro.
Salí escopeteada del
coche con la maleta -casi más grande que yo- en mano, y esperé a
que Aiden sacara las llaves de casa impacientemente mientras me
quejaba en voz alta de que se diera prisa.
Una vez abierta la
puerta, corrí escaleras arriba hacia mi habitación. Me quedé en la
puerta, con la gabardina beige todavía puesta y miré la estancia
como si fuera la primera vez que la hubiera visto.
Dejé la maleta en la
puerta y entré en ella con pasos vacilantes y con una sonrisa de
oreja a oreja dibujada en mi cara.
La habitación estaba
como yo la había dejado, incluso con el jersey encima de la cama que
me dejé antes de irme. Las puertas de los armarios negros seguían
abiertos de par en par. Recordaba perfectamente el día que abandoné
ese lugar. Me había levantado tarde y no había preparado las
maletas del todo, por lo que no tuve tiempo de doblar la ropa y tuve
que meter toda la ropa arrugada y mal puesta en la maleta y salir
pitando de ahí o perdería el avión.
Me giré y me dejé
caer en la cama con sábanas moradas oscuras y cerré los ojos.
“Por fin en casa”.
Abrí los ojos y miré
el techo negro con estrellas de plástico que brillaban en la
oscuridad y no tuve otra opción que sonreír, hasta tuve que hacer
un gran esfuerzo para no reírme.
Estaba feliz. Muy
feliz.
De pronto sentí como
si alguien tirara de mis pies para tirarme de la cama. Chillé
totalmente asustada y le incorporé con rapidez sobresaltada.
-¡Sorpresa!
Cuando me incorporé
para ver lo sucedido, unos familiares rizos me saludaron desde el
suelo.
Traté de oprimir un
grito de alegría, y le fruncí el ceño. Bajé de la cama.
-¿Tu eres tonto? ¡Casi
me matas!
-Yo también me alegro
de verte eh.
Y segundos después me
vi entre sus brazos, con la cabeza enterrada en su pecho y con su
mejilla pegada a mi cabeza.
-Te he echado de menos
-susurré al fin, con los ojos todavía cerrados y disfrutando el
momento.
-Yo también -pude
escuchar su sonrisa detrás de las palabras-. Por cierto, me gusta
más cómo te quedan los rizos que el pelo liso, que lo sepas.
Ignoré su comentario.
-¡Me tienes que contar
un montón de cosas! -exclamé, separándome al fin de él-. He visto
fotos tuyas en twitter todos los días y he leído noticias tuyas
totalmente incoherentes que me tienes que explicar y...
Sus carcajadas me
interrumpieron. Levanté la vista y le vi con una mano en la cintura
y la otra frotándose los ojos y riendo bajo.
-¿De qué te ríes
ahora? -dije cruzándome de brazos y arqueando las cejas, tratando de
sonar exasperada.
-Tienes un aspecto
horrible.
Por su tono de voz,
sabía que estaba bromeando, pero decidí seguirle el juego.
Ahogué un grito
haciendo como si me sintiera ofendida con sus palabras, y me llevé
la mano al pecho, dramatizando.
-Siento no ser
demasiado buena para ti, señor ahora-soy-famoso -eso hizo que sus
carcajadas subieran de intensidad, y seguía sin mirarme.
Ahora que él no
miraba, agarré un cojín de encima de la cama y le di fuerte contra
su hombro, lo que hizo que las carcajadas se callaran drásticamente
y me mirara sin sonrisa en el rostro.
-¡Uy!
Antes de que yo pudiera
hacer nada al respecto, él ya estaba a mi lado y me agarraba de los
brazos y la cintura para inmovilizarme. Más tarde me cogió las
piernas y me sostuvo en brazos. Yo me agarré a su cuello para evitar
caerme.
-Se te ha olvidado que
sigo siendo más fuerte que tú -me sacó la lengua y yo puse una
mano en su mejilla, y le aparté la mirada de encima mía, riendo
como había echado de menos hacerlo.
Después de ese gesto,
me soltó las piernas y la cintura y caí con un golpe sordo sobre la
cama.
Aunque el colchón era
blando, me hice algo de daño en la caída.
Pero yo lo exageré un
poco.
-¡Auch! ¡Eres un
bruto Styles! Sigo sin entender cómo consigues gustarle a tantas
chicas -levanté la barbilla con los ojos cerrados, pareciendo así
estar indignada.
Y ahí estábamos.
Peleando somos si fuéramos dos críos pequeños.
-Ya. Es que a las demás
chicas hago otras cosas para gustarles -me miró con las cejas
encarnadas.
Esbocé una mueca de
asco.
-Puaj, encima de bruto
un guarro. Me acabas de cortar todo el rollo.
Rió de nuevo, y algún
minuto más tarde me tendió la mano.
-Vamos, Gemma está
abajo y tu hermano estará soportando toda charla que seguro que le
está dando.
Yo la cogí.
-Claro. No quiero que
mi hermano tenga que sufrir de esa forma tan horrible -puse la mano
en el pecho para dramatizar de nuevo, y le hice pucheros con los
labios.
-Eres la peor actriz
que conozco -dijo entre risas de nuevo.
-Eres el peor hermano
que pueda tener una chica. ¿Cómo puedes hablar así de tu hermana?
-Porque es mi hermana,
lo acabas de decir.
Cogidos de la mano
bajamos las escaleras para llegar hasta el salón, donde, en efecto,
estaban mi hermano y Gemma sentados en el sofá. Y, como Harry había
dicho, Gemma no paraba de hablar y de hablar.
-¡Gemma!
Solté su mano a la par
que la chica se ponía de pie para recibirme y yo me lancé a su
cuello para abrazarla con fuerza.
-¿Soy yo o as crecido?
Estás como más alta -me dijo, con una sonrisa también.
-Es por los rizos.
-Será eso.
Aiden se levantó del
sofá.
-Yina, Gemma y yo hemos
pensado que vamos a dar una vuelta para hablar un rato, ¿te
importaría quedarte aquí con Harry?
-¡Me vas a dejar sola
con el pervertido de Harry! Eres el peor hermano que conozco -dije
con una sonrisa sarcástica.
Harry me señala con el
dedo amenazante sonriéndome también, como queriéndome decir
“cuidado con lo que dices”.
Aiden se rió con mi
comentario.
-No, no te preocupes
Aiden, tenía planeado dormir con ella de todos modos -dijo él en
respuesta, poniéndose a mi lado y pasando un brazo por mis hombros.
Yo sonreí con alivio.
-Está bien. Pero
Harry, recuerda que mañana tienes que estar a la una en la estación
de tren. Mañana es un gran día, ¿recuerdas?
-¡Es verdad! -dije yo,
cayendo en cuenta- Mañana tienes tu primera firma y concierto para
el tour del factor X. Casi me emociono yo más que tú.
-Créeme, no lo haces.
Mientras tanto, Gemma y
Aiden ya habían avanzado hasta la puerta.
De pronto un recuerdo
inundó mi mente.
Harry y yo tendríamos
al rededor de once años y, como siempre, habíamos pasado el día
juntos bajo el tobogán del parque. Hablábamos de algún tema
irrelevante, y los dos callamos de pronto cuando escuchamos voces
provenir desde el otro lado del parque. Los dos bastante alarmados,
salimos de debajo de nuestro escondite y fuimos a ver qué sucedía.
Vimos como Gemma le
gritaba cosas no muy agradables a Aiden después de que él le
hubiera lanzado un globo de agua. Entonces lo recordaba, estábamos a
mitades de verano. Ella parecía muy enfadada con él, pero Aiden no
mostraba ningún signo de arrepentimiento hacia sus actos, y eso no
parecía arreglar las cosas. Entonces Gemma tendría como trece años,
y Aiden tendría catorce, o algo así.
Y entonces pensamos que
ellos dos se odiarían de por vida.
Pero días más tarde,
nosotros íbamos camino de nuevo hacia nuestro tobogán cuando vimos
a Aiden pegado a la pared de la casa de uno de sus amigos. Harry y yo
nos miramos y decidimos ir a ver qué estaba pasando realmente.
Cuando nos acercamos más, vimos que Gemma estaba pegada a la pared y
que Aiden estaba en frente suya, pero sus labios estaban juntos.
Yo, lo único que
recuerdo, es que fue la imagen más espantosa y asquerosa que vi
nunca.
Cuando vi aquello, salí
corriendo de donde estaba para ir hacia el tobogán y así poder
borrar esa imagen de mi inocente cabeza. Cuando me senté en el
suelo, descubrí que Harry me había seguido todo el rato y se sentó
en frente mía.
“¿Qué pasa?” me
preguntó, sin saber muy bien qué sucedía.
“¡Tu hermana le
estaba comiendo la cara a mi hermano!” grité yo espantada, al
borde de las lágrimas.
Harry, en vez de
horrorizarse conmigo, empezó a reírse a carcajadas, como si lo que
acabara de decir fuera la mayor tontería que había escuchado. Yo le
miraba con el ceño fruncido y sin saber qué era lo gracioso de todo
el asunto.
“No le estaba
comiendo nada tonta. Se están dando un beso”.
“¿Un beso?”
Para mí en aquel
entonces la palabra “beso” nunca había salido antes en mi
vocabulario. Pensaba saber más o menos el significado de la palabra,
pero aún no del todo.
Harry parecía
desconcentrado.
“¿Nunca te han dado
un beso?”
¿Darme uno? -pensé yo
en seguida.
No, nunca me habían
regalado algo parecido a un beso, sea cual sea el significado de
beso.
Rápidamente negué con
la cabeza.
Harry se quedó unos
minutos mirando el suelo, como si estuviera reflexionando sobre algo,
con los labios fruncidos. Después, levantó la mirada con una
sonrisa y se puso de rodillas.
Yo estaba atenta a sus
movimientos, pero cada vez me asustaba más. Puso un puño sobre la
hierba para no caerse y acercó su cara a la mía. No sabía lo que
estaba haciendo, pero tenía ganas de descubrirlo. Pero se acercaba a
mí con demasiada rapidez, y con sus ojos mirando en los míos.
Una vez que su rostro
estaba a milímetros de distancia del mío, el chico cerró los ojos,
por lo que yo rápidamente también los cerré. Esperé y esperé, y
lo siguiente que noté fueron sus labios húmedos rozar los míos,
hasta que estuvieran totalmente posados sobre los míos. Ejercía
presión sobre mis labios, tanta que acabó gustándome la sensación.
Me sentí vacía cuando
la presión mojada sobre mis labios desapareció por completo, pero
yo seguí con los ojos cerrados. Al final me atreví a abrirlos y me
encontré con un Harry sonriente que me miraba con mirada contento.
“Hala. Ya tienes
uno”.
Y las tardes pasaron
sin que ninguno de los dos mencionara aquel beso nunca más.
Pasábamos las tardes planeando cómo sería la relación entre Gemma
y Aiden, cómo se llamarían sus hijos y cómo y dónde se casarían.
Pero lo que él no
sabía era que justo desde aquella tarde había empezado a sentir
algo por él.
Cuando vimos a los dos
salir por la puerta principal de mi casa, ambos nos miramos con
mirada cómplice. Parecía que Harry había pensado lo mismo que yo
en el mismo momento.
Cuando la puerta
principal se cerró, Harry y yo chocamos puños.
NOOOOOOOOOOOOOOOOOI¡¡¡!¡!!!¡ NO PUEDE SER !¡!¡!¡!¡! Sabes dreamer? Jajaajaja, nunca había leído tu novela, un día urgando entre comentarios en otros tablones tuenti la descubrí, y pensé: “Buffff.... ya va por la segunda temporada y la primera tiene mas de 50 capítulos... como la empiece a leer no la voy a acabar nunca... pero bueno, voy a leer" y sabes? Ojalá y hubiera tenido razón sobre que nunca la acabaría! Todos los días me despertaba ansiosa por leer otros muchísimos capítulos de tu nove, sin miedoa a acabarla, y mira hoy..! Intentaba pasar y no podía! JAJAJAJAJAAJA Sabes? A veces pienso que habría sido de mi si no hubiera decidido empezar a leerla, me habría perdido la mejor novela del mundo! Su argumento es perfecto..! Tu novela me ha hecho soñar con Harry y vivir con el momentos como aquel cumple de Jane en la casa cuando los chicos se estaban conociendo y se fueron a ese precioso sitio secreto donde se besaron bajo las cascada.. me ha hecho llorar cuando murió Lena... reír con los estúpidos y divertidos comentarios de Ellen, volar cuando Jane y Harry vivían esos momentos de ternura y pasión... :') Me ha hecho conocer y acercarme a los chicos porque lo explicas tan bien.. tu nove me ha hecho morir de rabia cuando el estupido de Ethan hizo que Jane y Harry lo dejaran ! Me ha hecho volverme loca con lo que Lena sentía! Al empezar quien me dijo que la nove proseguiría como prosiguió , que la chica loca pero en su sano juicio, enamorada de Liam y divertida de Lena muriera.. Que Jane que para ella la virginidad era todo la perdería con Harry y que cuando rompieran se liase con todos.. Que Ellen resultase ser de las que mas cabeza tenía... Que Jess se enamorsra de Zayn y mas tarde sin saber porque perdería la amistad con las chicas... y todo lo que ha pasado con todos! Quien diría que Ethan, el amigo perfecto acabaría siendo un auténtico cabronazo! Jajajaajjaaj Dios, siento enrollarme tanto pero es que me has hecho sentir todo tipo de sentimientos y emociones en cuestión de segundos podía pasar de llorar a querer arrancar la cabeza al puto Ethan..! Al grano: Tienes muchísimo talento, me has hecho ver a los chicos mas cercanos y de mas formas y maneras. Que tienes en esa cabecita para escribir algo tan jodidamente perfecto como esta puta perfecta novela? JAJAJAJAJAJA. Y de esta forma, no solo te pido por favor, sino te ruego, que subas el próximo capitulo para sentir que mi vida esta completa y pueda seguir experimentando con los sentimientos que tu nove me hace sentir! ENHORABUENA JODER GUAPISIMA OS AMO: A TI Y A LA NOVE("""""'''':
ResponderEliminar