Capítulo
10:
Antes.
{Narra
Jane}
Saqué
con cuidado y procurado hacer el menor ruido posible las llaves de la
cerradura, y con pasos suaves y cautelosos sobre el pulido parquet,
la cerré a mi espalda. Me quité las botas despacio para no hacer
ruido con mis pasos torpes y los dejé bajo el perchero. Las llaves,
que seguían enterradas en mi mano, fuertemente cerrada sobre ella
para que no replicaran unas sobre otras y causara un pequeño, pero
notable ruido, que podría despertar la casa entera, preferí
guardarlas en la palma de mi mano hasta llegar a mi habitación y
dejarlas ahí directamente.
Los
recuerdos de principios de año se avalanzaron sobre mi mente como
las gotas de lluvia contra el pavimento en la calle. Recordaba una
noche de marzo, de ese mismo año, volviendo a casa a horas similares
a aquella, con el teléfono de un desconocido temblando de frío en
mi bolsillo. La temperatura y el clima exterior era la misma, pero la
historia que adornaba el aire que se respiraba era completamente
distinto.
Parecía
mentira que aquello hubiera pasado en menos de un año. En menos de
un año, mi vida había dado un giro inesperado. Me había
desenamorado y llevado un gran disgusto, al principios de ese año, y
al contrario parecía que habían pasado cinco. En esos instantes
parecía que mi vida jamás volvería a ser la misma. En el momento
en
el que Dan me dejó,
parecía que mi vida se desmoronaba, que las murallas que había
construido para mantener firmeza en mi vida se rompían a mi
alrededor y que todo lo que había estado recolectando hasta entonces
se iba pudriendo con el paso del tiempo. Y también me dejó un
recuerdo amargo y con mal sabor, y el dolor aún seguía muy en el
fondo de mi pecho. Y todo cambió drásticamente cuando me encontré
el teléfono en aquel autobús. Jamás hubiera imaginado, que ese
chico con ojos verdes, al que al principio odiaba por sus
insinuaciones, acabaría siendo el
chico. Ni siquiera mis cercanos lo imaginaban.
Quien
iba a decir que aquel verano iba a ser uno de los mejores que había
vivido hasta entonces, en donde todas mis dudas acerca de mis
sentimientos hacia él parecían confirmarse con cada acto que él me
daba a entender con la mirada. Y quien hubiera imaginado que aquel
chico, del que resultaba que estaba enamorada más tiempo del que yo
sabía, se convertiría en uno de los chicos concursantes de la mayor
plataforma comercial de música del país y del mundo del espectáculo
y de la fama. Y, ni yo lo hubiera sabido, que el chico, que resultaba
que antes era mi mejor amigo, me chantajearía de una forma tan
dolorosa como había hecho.
Y
todo aquello, en menos de un año.
¿Alguien
se creería que acababa de volver de una tarde llena de risas y de
buen ambiente, con el chico que me traicionó? ¿Alguien se creería
que no era la primera vez que lo hacía? Conté mentalmente, y ya era
semana y media que quedábamos cada tarde para pasarla juntos. Y cada
tarde lo disfrutaba más.
Ellen
sólo sabía que había pasado la tarde con Ethan una vez, el resto,
como esa tarde, me había inventado cualquier escusa creíble para no
tener que darle detalles ni nada por el estilo. Y ella, parecía que
no sospechaba.
Subí
con especial cuidado las escaleras, para no hacer ruido y para no
caerme -ya que yo seguía siendo muy torpe y estaba oscuro-. Antes de
dirigirme a mi dormitorio, me asomé por la puerta de la habitación
de Ellen para ver si seguía despierta.
Probablemente,
aunque hubiera hecho algo más de ruido, mi madre no me diría nada
especialmente fuerte, ya que mañana era sábado, por lo que podía
llegar más tarde si quería yo.
La
luz de su habitación estaba apagada, y la ventana abierta de par en
par, por lo que un frío helador colgaba en el aire como un manto
blanco. Con algo de miedo de despertarla, encendí la luz pequeña
para ver si lo estaba, y me encontré con una cama vacía y deshecha.
No
me sorprendí demasiado, ya que Ellen también estaba en su derecho
de salir por la noche si quería, con la condición de no volver
apestando a alcohol o a tabaco. Lo que era, en cierto modo,
comprensible.
Salí
de la habitación algo más relajada, contenta por tener que
ahorrarme la explicación que tendría que inventarme para no
preocuparla.
Me
deslicé dentro de mi habitación, y una vez cerrada la puerta, dejé
las llaves encima de la mesa. Al mirarme la palma de la mano, pude
ver que la marca de éstas se habían quedado marcadas en la piel a
causa de la presión que había ejercido sobre ellas. Me hacía daño
cuando me pasaba el dedo para comprobar el tacto.
Rápidamente,
me desvestí y me enfundé mi calentito pijama de color marrón
oscuro, con el pelo todavía mojado a causa de la torrencial lluvia
que golpeaba con fuerza la calle.
Con
mucho más sueño que hacía siquiera dos minutos, me enterré a mi
misma entre mis mullidos edredones de plumas a prueba de los
inviernos fríos de Inglaterra y me dispuse a dormir, cuando de nuevo
los recuerdos me taladraron.
Ethan
realmente parecía afectado con toda esa situación. Al principio me
trataba con mucho cuidado, midiendo cada palabra para intentar no
herirme con alguna expresión mal dicha o algo por el estilo. Lo
disimulaba demasiado bien, intentando que yo no me diera cuenta, pero
sí que lo hacía. Acababa por hartarme, por lo que antes de ayer se
lo dije, y a partir de entonces me trataba justo igual que antes,
como si no hubiera pasado nada de aquello, que era lo que yo
pretendía desde el principio al salir con él.
Una
de las razones por las que no le había contado aquello a Ellen era
porque ella, a la tercera salida, ya lo habría llamado “cita”,
cuando era justo esa palabra que quería evitar.
Aquella
tarde nos tuvimos que refugiar en un porche cercano al skate, donde
pasábamos la mayoría del tiempo. Él insistía en que no le gustaba
mostrar sus trucos cuando no estaban del todo dispuestos, pero yo no
hacía más que presionarle para que lo hiciera. Ethan, sin exagerar,
era uno de los mejores que había visto con la tabla. Había visto a
mucha más gente al rededor nuestra que practicaba al igual que hacía
él, pero, aunque él era bastante modesto en ese tipo de cosas,
Ethan era uno de los mejores sin duda. Más de una vez me había
invitado a que me enseñara, pero no mantenía el equilibrio ni en
línea recta, por lo que acabé pasando del tema y pasando las tardes
viéndole practicar, y muchas veces me reía de él, por algún truco
defectuoso. Por supuesto había una carga importante de ironía
mezclada en ella, ya que nunca me reía en serio, para herirle. Y me
ganaba más de una vez una persecución, y cuando me atrapaba, me
tiraba a la hierba mojada como castigo.
Realmente
me lo pasaba muy bien con él.
En
el porche decidimos que podríamos ir al cine a ver alguna película
o lo que fuere para no mojarnos, pero aún así poder pasar tiempo
juntos. Él no lo decía con esta directa, pero yo lo notaba en su
voz. Meses antes esa intención me hubiera molestado, por lo que tuve
que recordarme a mí misma que era soltera, y que podía salir con
chicos sin estar conectada a un compromiso. Y me gustaba la sensación
de estar cerca suya, sin compromisos, sin ataduras. Libre de hacer lo
que quería sin ser juzgada por nadie.
Por
primera vez en mucho tiempo estaba soltera de nuevo.
Y
eso hicimos, nos dirigimos corriendo manzanas abajo hasta cojer el
metro para acercarnos al centro de la ciudad. Desgraciadamente, el
barrio en el que vivíamos no era lo suficientemente grande para
tener un cine que ganara lo suficiente para mantenerse abierto al
menos un año, por lo que si queríamos ver una película debíamos
ir al centro para hacerlo.
Una
vez ahí, me tuve que detener para mirar la plaza, y unos cambios en
mi mente se realizaron con automaticismo. Recordaba la plaza
perfectamente. Un mes y medio antes, en esa misma plaza, se había
realizado la premiere
de la última película de Harry Potter, y ellos habían asistido,
como artistas invitados. Yo, por supuesto, no estaba invitada, al
igual que Hannah, que se quedó ese día conmigo en casa para verlo a
través de la televisión. Siempre había sido una gran fan de la
saga -más de la de los libros que de la película, pero eso es
irrelevante-, y me hacía especial ilusión que ellos podrían
asistir. Era emocionante sólo el hecho de que vería al reparto en
persona. No sentía celos, ni nada por el estilo, nunca lo había
hecho. Estaba emocionada por ellos, porque estaban cumpliendo su
sueño y yo lo estaba haciendo con ellos.
Ethan
tuvo que tirarme del brazo para que la lluvia dejara de mojarme y
para que me moviera de mi sitio, en el que estaba clavada en el suelo
contemplando la plaza entre mis ensoñaciones.
La
película ya la había visto dos veces, pero eso Ethan no lo sabía,
y tampoco me importaba demasiado volver a verla. La Cámara Secreta
siempre había sido mi libro y película favorita de la saga, pero la
última la rozaba suavemente. Tanto como el resto, era perfecta.
Una
vez dentro de la sala, que, como siempre, estaba abarrotada de gente,
nos dieron la penúltima fila, y muy centrada además. Me sorprendió,
ya que habíamos llegado de los últimos pero aún así las butacas
eran de las mejores. Ethan no me quiso responder cuando se lo
pregunté.
Sólo
estábamos los dos en aquella fila, exceptuando a una pareja bastante
acaramelada en la otra punta de ésta. La fila de atrás también
estaba vacía, pero delante nuestra estaba bastante lleno, no tanto
como las últimas veces que había ido, pero sí con un relativo
número de personas.
Durante
la película no pasó demasiado, aunque sí algunos detalles que
hicieron cambiar mi visión de la situación un poco diferente.
No
conocía los pensamientos de Ethan acerca de la película, ya que yo
estaba demasiado enfrascada en ella. Y, pese a aquello, sentí cómo
mi corazón se me subía a la garganta cuando sentí su brazo
deslizarse con cuidado sobre mis hombros. Al principio me costó
bastante asimilar qué estaba ocurriendo, pero luego traté de
convencerme a mí misma que él ya había olvidado sus sentimientos
hacia mí, por lo que supe que sólo se trataba de un gesto cariñoso
compartido por dos amigos. Yo me recosté algo para que no estuviera
tan incómodo. Al principio estuvo tenso, con miedo al rechazo, pero
a los pocos minutos ya lo escuché suspirar con alivio. Y estuvo el
resto de la película enredando un mechón de mi pelo entre sus
dedos.
Di
una vuelta en la cama para tratar de dejar de recordar toda la tarde,
pero parecía que a mi mente le apetecía pensar sobre aquello para
tratar de mantener las cosas en contexto y despejar dudas, que las
tenía, y muchas.
Como
siempre él me acompañó a casa, y por suerte la lluvia ya no era
tan torrencial como antes, pero aún seguían cayendo gordas gotas de
agua heladas. De lo que no me había dado cuenta es de que llevábamos
toda la vuelta hacia nuestra casa cogidos de la mano, y yo no me di
cuenta hasta el momento en el que me la soltó. Como siempre nos
despedimos con dos besos en las mejillas, no me quise dar cuenta,
pero el último beso estaba casi rozando la comisura de mis labios.
Resoplé,
apartando el edredón de encima mía exasperada.
Era
imposible dormirse en esas condiciones.
Me
levanté de la cama dispuesta a dar vueltas hasta que me diera algo
de sueño, que tan rápido se me había quitado. Vi mi pequeño
portátil resplandecer en mi mesa de estudio, por lo que lo agarré y
me senté en el alféizar de la ventana, con el cristal abierto para
escuchar el compás de la lluvia. Era muy relajante.
Como
acto reflejo tecleé “twitter” en la barra buscadora, pero
rápidamente lo evité. No tenía ganas de responder con ironía a
mensajes privados de Louis irónicos o insultos de fans aleatorios.
No estaba de humor para aquello.
Entré
en Skype por si estaba conectado alguien interesante con quien hablar
o, en el extremo de los casos, molestar. Se me hizo raro ver que
Ellen no estaba conectada, ya que era nuestro normal modo de
comunicación si no eran las llamadas directas.
Al
ver que no había nadie conectado, enchufé mis auriculares y abrí
uno de mis archivos en PDF para leer libros en español que ahí no
podía conseguir, para así mejorarlo.
Al
principio me costó más que nunca. Nada más llegar a Inglaterra
sólo leía en inglés, y ya nunca más lo hacía en español. Por lo
que me costó bastante. Pero luego, al cabo de dos semanas leyendo en
ambos idiomas, a la hora de leer ya no sabía muy bien si leía en
español o inglés. Al principio me releí los libros que me había
traído desde ahí, pero ya me los había terminado todos por lo que
acabé descargándome libros en el ordenador mismo. Era muy incómodo,
pero algo era algo.
Mientras
leía, la pestaña del Skype, todavía abierto, parpadeaba en un
color naranja, avisándome de una nueva notificación. Mi corazón
dio un vuelvo cuando lo vi, un nuevo mensaje. Harry estaba conectado.
“¡Fea!
Qué sorpresa verte conectada”
Estaba
claro que su mensaje estaba lleno de ironía, ya que me pasaba la
mayor parte conectada a Skype para hablar con gente que no podía ver
diariamente.
Sonreí
ligeramente y le respondí sin más demora:
“Buenas
noches a ti también eh. Me sorprende que tengas tanto tiempo para
esto”.
Y
tan poco para mí -me hubiera gustado ponerle, pero ante todo tenía
que ser educada y no tener que avivar la situación, y no hacerla más
incómoda de lo que, para mí, ya lo era.
Su
respuesta tardó algo en llegar, y yo cada vez me ponía más
nerviosa.
“Lol.
¿Puedo llamarte?”
Mi
mandíbula se desencajó de la sorpresa. ¿En serio quería verme?
Me
pasé con rapidez los dedos por mi todavía húmedo pelo, pero no
había forma de arreglarlo, y mis mejillas tenían un ligero tono
rosado a causa del frío.
“¡Estoy
horrible! No sé si quiero que me veas así...”
“No
seas tonta, seguro que no es así”.
-¡Madre
mía, Jane, qué pelos! -exclamó Harry al otro lado de la pantalla,
una vez hube aceptado la llamada.
Le
fruncí el ceño y aparté la cámara del ordenador y se la dirigí
hacia el interior de mi habitación.
-¡Oye!
Escuché
su risa por lo bajo.
-Vamos,
si sabes que sólo bromeaba.
Sin
dejar de fruncir el ceño y intentando que no se me notara la sonrisa
traviesa que trataba de hacerse paso entre mis sentimientos, volví a
enfocar la cámara en mí, aunque no me hiciera demasiada gracia.
-Así
mucho mejor.
Le
dediqué una mueca burlona, sacándole la lengua.
-¿Dónde
estáis ahora? -pregunté, tratando de preguntar algo.
-Glasgow.
Acabamos de terminar un concierto, y mañana tenemos un último cerca
de aquí, no sé en dónde. Y la semana que viene a Irlanda.
Bufé.
-Qué
perezón. No sé si yo aguantaría todo eso...
Él
sólo se encogió de hombros, con una sonrisa torcida.
-Es
lo que tiene, supongo.
-¿Y
vacaciones? ¿Cuándo os dejan tranquilos?
Me
miró con una ceja alzada y evitó reírse con mi comentario, con una
mano enterrada en su pelo.
-A
mitades de diciembre, en dos semanas. Y luego ya hasta que nos llame
Simon para ver qué hacemos...
No
pude evitar sonreír.
-No
confío en Simon, pero en vosotros sí. Si Simon no quiere firmar,
tendréis a más de una discografía pidiendo vuestras firmas, eso lo
podéis tener claro.
-Mejor
no pregunto por qué no confías en Simon, ¿verdad?
Porque
gracias a él pasó todo esto -quiero responderle, pero me detengo a
tiempo.
-Verdad
-respondo a su vez, sonriendo e intentando que la conversación no
sea demasiado incómoda, riendo carcajadas bajitas.
-Jane...
-pronunció mi nombre con un ligero temblor en su voz- tengo algo que
quiero preguntarte.
Parpadeé
varias veces e intenté que mi curiosidad no se hiciera dueño de mis
actos. Tragué saliva y sonreí de lado.
-Um,
claro, dime.
Apartó
la mirada y mira al vacío, como si estuviera pensando la manera de
decirlo. Fruncí el ceño y espero paciente, no queriendo atosigarle.
-¿Cómo
te... sientes?
Arqueé
una ceja.
-¿Cómo
me siento en qué sentido?
En
realidad la respuesta ya la conocía y de sobra. Solo que no sabía
realmente qué responderle. Ni siquiera yo sabía cómo me sentía.
Ni siquiera me lo había preguntado. El nudo no tardó en llegar a mi
garganta. Suspiré en silencio.
-Bueno...
ya sabes. Sobre todo esto.
Me
encogí de hombros.
-Estoy
bien, supongo. Es bueno eso de ser amigos. La verdad es que estaba un
poco harta de todo y de todos. Todas, en realidad. Y todavía tengo
el twitter lleno de mensajes de odio, así que imagínate. Estoy
bien.
-Me
alegra escuchar eso. Lo de que estás bien, quiero decir -se rió
bajo y apartó los ojos de la pantalla.
Sonreí,
sin saber muy bien cómo responder a eso.
-Lo
siento, Jane -dijo después de unos largos segundos de silencio.
Fruncí
los labios e hice ademán de responderle, pero se me adelantó de
nuevo.
-Siento
que todo esto es por mi culpa. No debería de haberte mareado de la
forma en la que hice, debería de haberle dejado las cosas claras a
Simon y no involucrarte. En serio que lo siento, todo podría ser muy
diferente ahora.
Me
encogí de hombros.
En
parte tenía que estar de acuerdo con él. Todo esto de la fama me
superaba en todos los sentidos, y no tenía ni la menor idea de cómo
él estaba reaccionando ante todos los cambios que la vida le estaban
preparando en ese momento. Y sólo por eso no tenía ni la menor idea
de cómo iban a estar las cosas entre nosotros si todo eso no hubiera
ocurrido. Ya que, no pensaba que yo iba a aguantar mucho en esas
condiciones.
-Yo
también lo siento.
HOLA LECTORCILLOS Y LECTORCILLAAAAAAAS
¿Sabéis una cosa? ES VERANOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO.
Bueno, como he prometido, aquí tenéis el capítulo 10! Y antes de terminar de molestaros, voy a deciros unas cuantas cosas.
Tengo muchíiiisimos proyectos para sm, pero he decidido que no os voy a decir nada hasta que esté decidido por completo, pero os puedo decir que va a haber sm para un rato muy largo. Por ahora sólo tengo dos proyectos en marcha, pero quién sabe si se me van a ocurrir más cosas..
He prometido que iba a editar TODA la primera temporada, y sé que dije que la iba tener para ahora, pero la verdad es que primero de bachiller es muchísimo más duro de lo que pensé y no he tenido tiempo de nada, lo siento mucho. Pero lo bueno es que ahora tengo todo el tiempo del mundo así que voy a intentar acabar de editarla entera en dos o tres semanas, y entonces subiré todos los capítulos editados :) Es importante que la leáis, porque va a ser completamente (no tan completamente) diferente a la de antes, y la segunda temporada se ciñe a la primera así que va a haber cosas que no han aparecido en el original y que van a aparecer en la segunda y puede que no entendáis las cosas, así que yo os aconsejo de que la leáis. Yo os avisaré cuando lo haya hecho.
En cuanto a mis horarios de subir capítulos, lo que voy a hacer es subir todos los capítulos que tengo escritos (creo que tengo hasta el 12 sin terminarlo, que lo terminaré en seguida) todos los miércoles de aquí en adelante. Y cuando suba el 12 os digo qué haré después, porque como es verano no sé muy bien cuándo podré subir y cuando no ya que yo suelo salir todos los días, pero ya os diré.
Nota: a partir de ahora usaré mucho más wattpad que el blog, pronto os diré por qué :)
Y creo que eso es todo :) ¡nos leemos el miércoles que viene! btw: muchas gracias a las personas que siguen leyendo, significáis muchísimo para mi, srsly<3<3<3 os adoro.
pd: he cambiado el fondo del blog (por si no os habéis dado cuenta lol), espero que os guste!
Pista de uno de los proyectos: son cortos, muchos y diferentes :) ((super desconcertante y raro but es lo único que puedo decir si quiero que sea sorpresa muajaj))
OS QUIERO<3<3
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