40~

Capítulo 40:
{Narra Ellen}
-¡No me sueltes! ¡Me caigo!
-Tranquila, te tengo.
Las pequeñas e inestables ruedas del patín avanzaban despacio por el suelo liso y suave, aunque mojado por la lluvia que hace un segundo acababa de cesar-. Estaba inestable encima de ese cacharro infernal, Ethan me sujetaba con fuerza las caderas mientras empujaba cada vez más fuerte para coger velocidad. Dan no paraba de reír con mi cómica situación sobre su propio patinete, solo que él se deslizaba con agilidad sobre el suelo.
Fruncí el ceño y lo ignoré lo mejor que pude.
-Suéltame. Odio este cacharro.
-Como quieras.
Una vez en suelo firme, me acerqué a un banco cercano y me senté, observando el móvil y leyendo un nuevo mensaje entrante.
-¡Viene Jane! ¡Qué ganas de verla de nuevo! -dije sin disimilar la sonrisa.
-Pues que venga -Dan se encogió de hombros, pareciendo indiferente y continuando con sus peligrosas acrobacias.
En cambio, Ethan se mantuvo frío y expectativo.
-No viene sola, Ethan.
-¿Con quién viene?
-Con todos.
-¿Con todos? ¿Quiénes son todos?
-¿Quieres los nombres?
Suspiró.
-Ya sabes a qué me refiero.
-Sí. Harry también está. Pero también estará el resto.
-Pues nada. Me marcho.
-¿Te marchas? Qué cobarde.
-¿Y qué quieres que haga, Ellen?
-Quedarte y afrontar las consecuencias. ¿Piensas que vas a poder evitar a Jane o a Harry siempre? ¿Es ese tu plan? Pues habértelo pensado antes de cagarla con todo esto. Tienes que hablar con ella.
-¿Yo? Yo lo he dicho todo. No tengo nada más que decirle.
-Ethan, tienes que disculparte. No tenías ningún derecho a besarle de esa manera.
Puso los ojos en blanco y se pasó la mano por el pelo, apartando la mirada.
-Lo hecho, hecho está. Y no puedo cambiar nada.
-Sí puedes. Discúlpate y todo será como antes. Ya conoces a Jane.
-Ellen, no lo entiendes -se sentó a mi lado y miró hacia delante, sin expresión-. Yo no quiero que las cosas sean como antes. Quiero algo más.
-Pues lo siento mucho, pero vas a tener que joderte. Jane tiene novio y por fin es feliz. Y no voy a dejar que nadie lo arruine y mucho menos tú. Ella se merece esto y mucho más y quiero que esto funcione. Ya arruiné su felicidad una vez, Ethan, y no quiero que se repita. Así que no intentes nada con ella.
-¿O qué?
-¿Quieres que te amenace?
Me miró de nuevo sin expresión en el rostro y fruncí los labios.
-Ya vienen. Voy a saludarles.
Esbocé la mejor sonrisa y corrí hacia ellos.
Abracé a Jane con fuerza.
-¡Jany! Cuánto tiempo.
-Hola, Ellen -me saludó con una sonrisa.
-Chicos -saludé y besé a cada uno de los chicos en las mejillas-. ¿Y Liam y Zayn? -fruncí el ceño.
-Liam se ha quedado en el estudio con una de las bailarinas y Zayn está ahí atrás con Jess, supongo que ya vendrán.
-¿Cómo habéis llegado hasta aquí vivos? He oído que volvéis a las chicas locas.
-Las distraemos fácilmente -dijo Louis con un matiz de orgullo en la voz.
Sonreí al respecto.
-Eh, Ellen. Adivina a quién me he encontrado en el estudio.
-¿A quién? ¿La conozco? ¿Es chica?
Jane asintió.
-A Mara.
-¡Mara! ¿Qué hace ahí?
-Baila.
-¡Baila!
Otra que había cumplido su sueño.
El sueño de Mara siempre había sido bailar. Soñaba con bailar en grandes eventos. Y no lo hacía nada mal, iba a varias academias 8 horas semanales y apenas la veíamos los fines de semana por las actuaciones.
Y ahora bailaba en el Factor X.
Decidimos dejar de esperar a Zayn y a Jess y dirigirnos directamente al sitio en donde estaba antes.
-Oh, no. Mierda -susurró Jane, parándose en seco.
Me giré con un leve suspiro y me morí el labio, mirándola.
Convencer a Jane que arreglara las cosas sería mucho más difícil.
-¿Qué ocurre? -pregunté con una sonrisa bastante mal lograda.
Jane señaló el skate con la mirada e intentando quitarle importancia, sin querer dramatizar.
Rodeé los ojos y sonreí de nuevo, como si no me importara.
-¿Te sorprende? Ellos siempre están aquí si no lleve.
Harry siguió su mirada y tensó la mandíbula. Louis y Niall parecían divertidos con la situación, lo que hizo que soltara una carcajada. Jane me dedicó una mirada feroz y seria, sin una pizca de gracia en ella, lo que hizo que me pusiera seria.
-Creo que nosotros dos nos vamos a buscar a Zayn, a lo mejor lo han secuestrado. Ahora volvemos -Louis agarró el brazo de Niall y tiró de él, subiendo de nuevo hasta el paseo.
-Jane, sé que no debo meterme, pero deberías de hablar con él -dije.
Con un pequeño suspiro, se pasó la mano por el pelo y miró a Harry, que asintió sonriendo.
-Sí. Tienes razón.
-Claro que sí. Venga, te esperamos aquí.
Frunció las labios, le dio un pequeño beso a Harry y con pasos inseguros se fue acercando a Ethan, que seguía sentado en el banco con los codos apoyados en sus rodillas.
-¿Cómo lo has hecho? -le pregunté.
-¿El qué?
-Convencerla de esa manera. A mí me hubiera costado toda la tarde convencerla. Y tú, con una sola mirada. ¿Cómo lo has echo?
Se encogió de hombros.
Los dos nos quedamos en silencio viendo como Jane hablaba con Ethan con tranquilidad. Me mordí el labio al verlos.
-Ellos dos me odian, ¿verdad? -preguntó sereno, rompiendo el silencio y sin apartar la mirada de ella.
-Bueno. Ya sabes como sois. Tan jodidamente posesivos siempre. Así que... ya te haces una idea. Además, si tienes en cuenta que los dos están loquitos por ella, la cosa cambia.
Suspiró.
-¿Qué tendrá que enamora tanto?
Chasqueé la lengua y me encogí de hombros.
Eso me preguntaba yo también.
¿Por qué todo el mundo andaba detrás de ella? Y, en buena parte, lo entendía perfectamente; era guapa y cariñosa todo el tiempo y con todo el mundo. Era incapaz de hacer daño a nadie y era amable con todos, aunque le odies casi a muerte, ella nunca podía odiar a nadie, y si lo hacía, era por una muy buena razón.
Y no podía evitar ponerme verde de envidia por ello.


{Narra Lena}
Byron no se quedó. Y nunca lo haría.
Las lágrimas no dejaban de caer mientras miraba por la ventana.
Bien sabía que ya había pasado tiempo suficiente para haberlo olvidado más o menos. Pero me era prácticamente imposible.
Y aquella noche no dejaba de repetirse en mi mente y cuanto más lo recordaba, más me desgarraba las entrañas, como si me arrancaran la piel una y otra vez.

La emoción recorría mi cuerpo de vena en vena.
Mientras ponía el último plato en su sitio, Byron aguardaba impaciente en el salón, mordiendo con nerviosismo sus dedos. No pude mas que sonreír ante la situación.
Yo también estaba nerviosa ante su reacción.
Ladeé la cabeza y me dirigí hacia él. Me dejé caer a su lado, suspirando y rompiendo sus pensamientos.
-Sabes que no te estoy obligando a nada -susurré.
Giró la cabeza y me miró. Sonrió y se mordió el labio.
-Lo sé. Es sólo que... es muy repentino.
-Y pensar que hace dos semanas te odiaba. No pensé que podrías afectarme de esta manera.
Me sonrió de nuevo.
-Ya sabes que no me gusta hablar de ello.
-Sí, lo sé.
Bajó la mirada hacia su muñeca y observó el reloj. Dejó escapar otro suspiro, cerrando los ojos y echándose hacia atrás.
El timbre de la puerta hizo que diera un brinco en mi asiento, y mi estómago a la vez. El corazón empezó a latirme más deprisa en el pecho, con tanta potencia que temía que Byron pudiese escucharlo. La boca se me secó cuando Byron me miró a los ojos y me tendió la mano para ir juntos a abrir la puerta.
-¡Lena mi niña! -exclamó mi madre, nada más entrar, abrazándome con fuerza y cubriendo mi cara con besos pegajosos.
Y una reacción parecida tuvo la madre de Byron, que también lo abrazaba, obligándonos a ambos que soltáramos las manos.
-¿Qué tal todo? ¿Habéis peleado mucho? -preguntó mi padre, después de besarme la frente.
Dirigí la mirada hacia él y tropecé con la suya. Ambos sonreímos tímidos.
Sí, papá, pero no de la manera que tú crees
Me sonrojé.
-Sólo al principio -dijo él, ocultando su sonrisa.
-Venga hijo, coge tus cosas, despídete. Nos vamos.
Me mordí el labio con fuerza.
-Erm.. no mamá.
-¿Cómo dices?
Con un suspiro leve, se acercó a mí y volvió a entrelazar sus dedos con los míos. Me miró a los ojos y volvió su mirada hacia sus padres, decidido. Yo no podía dejar de morderme el dedo meñique.
-Quiero que se quede aquí -dije por él.
Mi padre me miraba ceñudo y las dos madres se intercambiaban miradas llenas de pánico. En cambio, su padre sonreía. Mi madre abrió la boca para hablar, pero yo la interrumpí.
-Mamá. Ya sé que vas a decir. Y no, no me he vuelto loca. Loca sí, pero por él. En estas dos semanas me he dado cuenta de que he estado ciega y de que él nunca quiso hacerme daño. Y no creo que vaya a volver a hacerlo.
Las dos volvieron a mirarse, ahora con más pánico todavía que antes.
-Lena, cielo. ¿Me acompañas un segundo? Tenemos que hablar del tema.
-¿Cuál es el problema, mamá? No puede ser tan grave para decirlo aquí delante de él.
Suspiró.
-Cielo..
-No, mamá.
Suspiró otra vez y juntó las manos.
-Es un poco más complicado de lo que tú crees....
-Díselo ya. Son mayores para poder afrontarlo -espetó mi padre con seriedad mirando al frente sin expresión.
No podía estar más confusa.
-¿Decirnos el qué? -preguntó Byron pasándose la mano por el pelo.
-Tú y Lena podríais ser hermanos.

2 comentarios:

  1. definitivamente necesito más capítulos, cuando vas a subir más? un beso:)

    ResponderEliminar
  2. te dejo la dirección de mi blog, pasate y comenta para que siga escribiendo o lo deje: http://foreverandever1d.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar