{Narra
Ellen}
-¡No
me sueltes! ¡Me caigo!
-Tranquila,
te tengo.
Las
pequeñas e inestables ruedas del patín avanzaban despacio por el
suelo liso y suave, aunque mojado por la lluvia que hace un segundo
acababa de cesar-. Estaba inestable encima de ese cacharro infernal,
Ethan me sujetaba con fuerza las caderas mientras empujaba cada vez
más fuerte para coger velocidad. Dan no paraba de reír con mi
cómica situación sobre su propio patinete, solo que él se
deslizaba con agilidad sobre el suelo.
Fruncí
el ceño y lo ignoré lo mejor que pude.
-Suéltame.
Odio este cacharro.
-Como
quieras.
Una
vez en suelo firme, me acerqué a un banco cercano y me senté,
observando el móvil y leyendo un nuevo mensaje entrante.
-¡Viene
Jane! ¡Qué ganas de verla de nuevo! -dije sin disimilar la sonrisa.
-Pues
que venga -Dan se encogió de hombros, pareciendo indiferente y
continuando con sus peligrosas acrobacias.
En
cambio, Ethan se mantuvo frío y expectativo.
-No
viene sola, Ethan.
-¿Con
quién viene?
-Con
todos.
-¿Con
todos? ¿Quiénes son todos?
-¿Quieres
los nombres?
Suspiró.
-Ya
sabes a qué me refiero.
-Sí.
Harry también está. Pero también estará el resto.
-Pues
nada. Me marcho.
-¿Te
marchas? Qué cobarde.
-¿Y
qué quieres que haga, Ellen?
-Quedarte
y afrontar las consecuencias. ¿Piensas que vas a poder evitar a Jane
o a Harry siempre? ¿Es ese tu plan? Pues habértelo pensado antes de
cagarla con todo esto. Tienes que hablar con ella.
-¿Yo?
Yo lo he dicho todo. No tengo nada más que decirle.
-Ethan,
tienes que disculparte. No tenías ningún derecho a besarle de esa
manera.
Puso
los ojos en blanco y se pasó la mano por el pelo, apartando la
mirada.
-Lo
hecho, hecho está. Y no puedo cambiar nada.
-Sí
puedes. Discúlpate y todo será como antes. Ya conoces a Jane.
-Ellen,
no lo entiendes -se sentó a mi lado y miró hacia delante, sin
expresión-. Yo no quiero que las cosas sean como antes. Quiero algo
más.
-Pues
lo siento mucho, pero vas a tener que joderte. Jane tiene novio y por
fin es feliz. Y no voy a dejar que nadie lo arruine y mucho menos tú.
Ella se merece esto y mucho más y quiero que esto funcione. Ya
arruiné su felicidad una vez, Ethan, y no quiero que se repita. Así
que no intentes nada con ella.
-¿O
qué?
-¿Quieres
que te amenace?
Me
miró de nuevo sin expresión en el rostro y fruncí los labios.
-Ya
vienen. Voy a saludarles.
Esbocé
la mejor sonrisa y corrí hacia ellos.
Abracé
a Jane con fuerza.
-¡Jany!
Cuánto tiempo.
-Hola,
Ellen -me saludó con una sonrisa.
-Chicos
-saludé y besé a cada uno de los chicos en las mejillas-. ¿Y Liam
y Zayn? -fruncí el ceño.
-Liam
se ha quedado en el estudio con una de las bailarinas y Zayn está
ahí atrás con Jess, supongo que ya vendrán.
-¿Cómo
habéis llegado hasta aquí vivos? He oído que volvéis a las chicas
locas.
-Las
distraemos fácilmente -dijo Louis con un matiz de orgullo en la voz.
Sonreí
al respecto.
-Eh,
Ellen. Adivina a quién me he encontrado en el estudio.
-¿A
quién? ¿La conozco? ¿Es chica?
Jane
asintió.
-A
Mara.
-¡Mara!
¿Qué hace ahí?
-Baila.
-¡Baila!
Otra
que había cumplido su sueño.
El
sueño de Mara siempre había sido bailar. Soñaba con bailar en
grandes eventos. Y no lo hacía nada mal, iba a varias academias 8
horas semanales y apenas la veíamos los fines de semana por las
actuaciones.
Y
ahora bailaba en el Factor X.
Decidimos
dejar de esperar a Zayn y a Jess y dirigirnos directamente al sitio
en donde estaba antes.
-Oh,
no. Mierda -susurró Jane, parándose en seco.
Me
giré con un leve suspiro y me morí el labio, mirándola.
Convencer
a Jane que arreglara las cosas sería mucho más difícil.
-¿Qué
ocurre? -pregunté con una sonrisa bastante mal lograda.
Jane
señaló el skate con la mirada e intentando quitarle importancia,
sin querer dramatizar.
Rodeé
los ojos y sonreí de nuevo, como si no me importara.
-¿Te
sorprende? Ellos siempre están aquí si no lleve.
Harry
siguió su mirada y tensó la mandíbula. Louis y Niall parecían
divertidos con la situación, lo que hizo que soltara una carcajada.
Jane me dedicó una mirada feroz y seria, sin una pizca de gracia en
ella, lo que hizo que me pusiera seria.
-Creo
que nosotros dos nos vamos a buscar a Zayn, a lo mejor lo han
secuestrado. Ahora volvemos -Louis agarró el brazo de Niall y tiró
de él, subiendo de nuevo hasta el paseo.
-Jane,
sé que no debo meterme, pero deberías de hablar con él -dije.
Con
un pequeño suspiro, se pasó la mano por el pelo y miró a Harry,
que asintió sonriendo.
-Sí.
Tienes razón.
-Claro
que sí. Venga, te esperamos aquí.
Frunció
las labios, le dio un pequeño beso a Harry y con pasos inseguros se
fue acercando a Ethan, que seguía sentado en el banco con los codos
apoyados en sus rodillas.
-¿Cómo
lo has hecho? -le pregunté.
-¿El
qué?
-Convencerla
de esa manera. A mí me hubiera costado toda la tarde convencerla. Y
tú, con una sola mirada. ¿Cómo lo has echo?
Se
encogió de hombros.
Los
dos nos quedamos en silencio viendo como Jane hablaba con Ethan con
tranquilidad. Me mordí el labio al verlos.
-Ellos
dos me odian, ¿verdad? -preguntó sereno, rompiendo el silencio y
sin apartar la mirada de ella.
-Bueno.
Ya sabes como sois. Tan jodidamente posesivos siempre. Así que... ya
te haces una idea. Además, si tienes en cuenta que los dos están
loquitos por ella, la cosa cambia.
Suspiró.
-¿Qué
tendrá que enamora tanto?
Chasqueé
la lengua y me encogí de hombros.
Eso
me preguntaba yo también.
¿Por
qué todo el mundo andaba detrás de ella? Y, en buena parte, lo
entendía perfectamente; era guapa y cariñosa todo el tiempo y con
todo el mundo. Era incapaz de hacer daño a nadie y era amable con
todos, aunque le odies casi a muerte, ella nunca podía odiar a
nadie, y si lo hacía, era por una muy buena razón.
Y
no podía evitar ponerme verde de envidia por ello.
{Narra
Lena}
Byron
no se quedó. Y nunca lo haría.
Las
lágrimas no dejaban de caer mientras miraba por la ventana.
Bien
sabía que ya había pasado tiempo suficiente para haberlo olvidado
más o menos. Pero me era prácticamente imposible.
Y
aquella noche no dejaba de repetirse en mi mente y cuanto más lo
recordaba, más me desgarraba las entrañas, como si me arrancaran la
piel una y otra vez.
La
emoción recorría mi cuerpo de vena en vena.
Mientras
ponía el último plato en su sitio, Byron aguardaba impaciente en el
salón, mordiendo con nerviosismo sus dedos. No pude mas que sonreír
ante la situación.
Yo
también estaba nerviosa ante su reacción.
Ladeé
la cabeza y me dirigí hacia él. Me dejé caer a su lado, suspirando
y rompiendo sus pensamientos.
-Sabes
que no te estoy obligando a nada -susurré.
Giró
la cabeza y me miró. Sonrió y se mordió el labio.
-Lo
sé. Es sólo que... es muy repentino.
-Y
pensar que hace dos semanas te odiaba. No pensé que podrías
afectarme de esta manera.
Me
sonrió de nuevo.
-Ya
sabes que no me gusta hablar de ello.
-Sí,
lo sé.
Bajó
la mirada hacia su muñeca y observó el reloj. Dejó escapar otro
suspiro, cerrando los ojos y echándose hacia atrás.
El
timbre de la puerta hizo que diera un brinco en mi asiento, y mi
estómago a la vez. El corazón empezó a latirme más deprisa en el
pecho, con tanta potencia que temía que Byron pudiese escucharlo. La
boca se me secó cuando Byron me miró a los ojos y me tendió la
mano para ir juntos a abrir la puerta.
-¡Lena
mi niña! -exclamó mi madre, nada más entrar, abrazándome con
fuerza y cubriendo mi cara con besos pegajosos.
Y
una reacción parecida tuvo la madre de Byron, que también lo
abrazaba, obligándonos a ambos que soltáramos las manos.
-¿Qué
tal todo? ¿Habéis peleado mucho? -preguntó mi padre, después de
besarme la frente.
Dirigí
la mirada hacia él y tropecé con la suya. Ambos sonreímos tímidos.
Sí,
papá, pero no de la manera que tú crees
Me
sonrojé.
-Sólo
al principio -dijo él, ocultando su sonrisa.
-Venga
hijo, coge tus cosas, despídete. Nos vamos.
Me
mordí el labio con fuerza.
-Erm..
no mamá.
-¿Cómo
dices?
Con un suspiro leve, se acercó a mí y volvió a entrelazar sus dedos con los míos. Me miró a los ojos y volvió su mirada hacia sus padres, decidido. Yo no podía dejar de morderme el dedo meñique.
Con un suspiro leve, se acercó a mí y volvió a entrelazar sus dedos con los míos. Me miró a los ojos y volvió su mirada hacia sus padres, decidido. Yo no podía dejar de morderme el dedo meñique.
-Quiero
que se quede aquí -dije por él.
Mi
padre me miraba ceñudo y las dos madres se intercambiaban miradas
llenas de pánico. En cambio, su padre sonreía. Mi madre abrió la
boca para hablar, pero yo la interrumpí.
-Mamá.
Ya sé que vas a decir. Y no, no me he vuelto loca. Loca sí, pero
por él. En estas dos semanas me he dado cuenta de que he estado
ciega y de que él nunca quiso hacerme daño. Y no creo que vaya a
volver a hacerlo.
Las
dos volvieron a mirarse, ahora con más pánico todavía que antes.
-Lena,
cielo. ¿Me acompañas un segundo? Tenemos que hablar del tema.
-¿Cuál
es el problema, mamá? No puede ser tan grave para decirlo aquí
delante de él.
Suspiró.
-Cielo..
-No,
mamá.
Suspiró
otra vez y juntó las manos.
-Es
un poco más complicado de lo que tú crees....
-Díselo
ya. Son mayores para poder afrontarlo -espetó mi padre con seriedad
mirando al frente sin expresión.
No
podía estar más confusa.
-¿Decirnos
el qué? -preguntó Byron pasándose la mano por el pelo.
-Tú
y Lena podríais ser hermanos.
definitivamente necesito más capítulos, cuando vas a subir más? un beso:)
ResponderEliminarte dejo la dirección de mi blog, pasate y comenta para que siga escribiendo o lo deje: http://foreverandever1d.blogspot.com.es/
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