Capítulo 3

                      Antes.
{Narra Harry}
-Gracias, Harry. Tú y los chicos llegaréis lejos -la chica sonrió y cogió el póster de encima de la mesa.
Yo le devolví la sonrisa, algo atónito.
-Gracias a ti por venir.
Sentí el codo de Louis clavado en mis costillas. Me quejé y le miré con el ceño fruncido.
-¿Qué mierda te pasa?
Él alzó las cejas mientras señala a la chica morena que acaba de bajar al podio en donde se encontraba nuestra mesa para firmar con la barbilla. Luego vuelve a mirarme.
-Le gustas.
-¿Y? Has dicho eso con las últimas cinco que han pasado.
Se encogió de hombros y miró cómo sus dedos jugaban con el rotulador negro permanente, alzando las cejas.
-Sólo quiero distraterte jo -sonaba como si estuviera ofendido. Apartó la mirada e hizo un mohín con sus labios.
Yo sólo suspiré y lo ignoré lo mejor que pude.
Louis estaba muy pesado últimamente y si no paraba pronto tendría que pegarle.
Llevábamos firmando pósters y fotos más de dos horas y sólo esperaba que nos dieran el descanso pronto. No pararíamos hasta que todas las personas se hubieran ido, y, al ver la cola que quedaba, nos quedaban varias horas más. Era nuestra primera firma, en Londres, y los chicos parecían muy emocionados al respecto. Yo, en realidad, también lo estaba, sobre todo al principio. Pero a medida de que las horas empezaban a pasar y la cola no disminuía, las ganas se me iban agotando.
En esos instantes, sólo quería estar en casa.
Era ya una rutina. Saludo, foto, abrazo, firma y despedida. Y todo eso en menos de veinte segundos. Intentaba desconectar, sólo pasarlo bien y disfrutarlo. Lo intentaba con todas mis fuerzas.
-Hola, Harry -dijo una voz femenina y una foto pequeña mía se deslizó por la mesa.
-Hola. ¿Nombre? -pregunté sin mirar a la chica a la cara mientras daba la vuelta a la foto para poder firmarla de frente.
Se me cortó la respiración al ver que en la foto no estaba solo.
Jane.
Adiós concentración.
Levanté la mirada para ver quién era la causante con el ceño fruncido y me encontré con una cara demasiado familiar, con una sonrisa sarcástica pegada al rostro, y con las cejas alzadas.
-¿Te has olvidado de mi nombre, Harry? Vaya. Pensé que tendrías más clase.
Carraspeé para asegurarme de que la voz no me temblara al hablar.
-Ellen, qué sorpresa -me levanté de la silla.
Lo siguiente que vi fue su mano chocar contra mi mejilla y todo sucedió demasiado deprisa. Las chicas de las colas empezaron a revolucionarse, chillándole cualquier cosa con rabia, el resto de los chicos se levantaron para ver qué sucedía y los guardaespaldas que cuidaban de la mesa agarraron a la chica de los brazos.
La boca de Ellen se abrió de la impotencia.
Y yo unos segundos no supe cómo actuar. Me quedé de pie mirando al suelo sin saber qué hacer para mantener la calma. Respiré hondo y miré a Ellen a los ojos.
-No pasa nada chicos. Podéis soltarla, no hay ningún problema -dijo Louis por mí, y yo enseguida se lo agradecí con la mirada.
Los hombres la soltaron sin quitarle un ojo de encima, y volvieron a sus sitios con la mirada aún clavada en ella.
Ella, con la barbilla alta, se cruzó de brazos.
-¿Podemos hablar? Creo que es bastante urgente, ¿no crees?
-¿Sobre qué quieres hablar, Ellen?
Puso los ojos en blanco.
-Mi abuela. Está enferma y quisiera saber si podrías hacerle una visita. ¿Eres tonto?
Sarcasmo. Por lo menos tenía delante a la Ellen de siempre.
-Ahora no puedo, no sé si te has dado cuenta. Y no sé si quiero hablar sobre aquello ahora mismo, no sé si me explico -dije, volviendo a sentarme en la silla.
Ella, con el ceño fruncido todavía, puso las manos en la mesa con fuerza y acercó su rostro al mío.
-Escucha. Has arruinado la vida de mi mejor amiga y no lo voy a permitir, ¿está claro? -habló bajo, pero sentí como si toda la sala lo estuviera escuchando.
Sólo esperaba que no fuera así.
-Sigo siendo el malo yo, ¿no es cierto? Te recuerdo que no fue por mi culpa todo esto. Y, por favor te lo pido, hablemos esto más tarde.
Se incorporó y relajó el ceño unos segundos.
-Puedes quedarte con la foto.
Y sin añadir ni una palabra más, se cruzó de brazos y abandonó el pequeño escenario improvisado.
Enseguida las ganas de que nos dieran el descanso desaparecieron por completo. No me apetecía nada estar a solas con ella y menos para hablar de todo eso.
A partir de ese momento la firma se hizo más pesada y más difícil de controlar, ya que todas y cada una de las chicas me preguntaba si estaba bien, y Louis no volvió a dirigirme la palabra hasta que la primera parte de la firma hubo terminado.
No pude hacer otra cosa que esconder la foto, por lo que la doblé y la guardé en el bolsillo trasero de mis vaqueros.
-Sentimos decirlo -habló Liam con una sonrisa dibujada en su rostro, y su voz se escuchó a través de los altavoces colocados al rededor de la sala-, pero vamos a tomarnos un descanso de media hora, y más tarde continuaremos.
Zayn dejó escapar una pequeña risa al escuchar las quejas de entre las filas, y yo no pude evitar sonreirle divertido con la situación.
Niall agarró con fuerza el pomo de la puerta y chirrió al abrirla. Yo, al ser el último en entrar en la sala de descanso, la cierro detrás mío.
Ellen, sin ser sorprendida, estaba sentada en el suelo, con la espalda apoyada en el sofá ojeando una revista con las piernas cruzadas. Levantó la vista al escucharnos entrar.
Sonríe a todos exceptuando mi mirada, de la que pasa. Me sorprendí ante su actitud, aunque no tanto como hubiera esperado. No entendía demasiado por qué me trataba de esa forma.
-Por fin puedo hablar con vosotros sin chicas berreando a mi espalda.
Liam y Zayn sueltan una carcajada relajada, y Niall se le queda mirando sin hacerle demasiada gracia su comentario. Yo me apoyo en la pared y me mantengo al margen de su conversación.
-Oye, un respeto hacia ellas, eh.
Ellen levantó las manos con inocencia y sonrió, sin darle demasiada importancia a su comentario.
-Va, ¿hace cuánto que no dormís sin gente a vuestra ventana? Yo pondría vuestra dirección bajo llave, para que os dejen en paz en casa.
Desde mi perspectiva, pude ver a Ellen sentada en el suelo, y los chicos sentados en el sofá de cara a ella. Pude ver a la misma Ellen de siempre, con el mismo peinado y las mismas formas de vestir. Incluso con las mismas posturas, gestos y palabras que ella decía. Claro, ¿qué esperaba, si tan sólo habían pasado nada más que tres semanas? No tendría que haber cambiado.
Aún así, yo la seguía observando en silencio. Miraba sus ojos al moverse y su mirada brillante al hablar con ellos, cuando se suponía que yo tendría que estar sumido en mis pensamientos sin tener que importarme la conversación que estaba manteniendo con mis compañeros. Pero no sé qué sucedió, fue por algo que uno de los chicos dijo, que su mirada alegre y pícara de siempre, cambió en oscura y triste. Sólo fueron unos segundos, pero fue algo que me dejó sorprendido. Había bajado la mirada al notar ella misma que no estaba bien lo que mostraban sus ojos, y así ocultó la mirada llena de tristeza que proyectada. Luego, la volvió a levantar y eran los mismos ojos de siempre.
Por suerte, yo la vi, aunque no pude descifrar directamente lo qué quería decir aquella mirada.
Seguramente, si le preguntaría, me tomaría como un loco o algo parecido.
Parpadeé varias veces y simplemente intenté borrarlo de mi mente.


{Narra Ellen}
Estúpido cerdo egocéntrico y creído de mierda.
Intentaba pasar desapercibido, hacer como si no escuchara la conversación apoyado en la pared mirándome como si pudiera ver a través de mí.
Trataba de ignorarlo lo mejor que podía, mirarle lo mínimo posible y así poder establecer una agradable conversación con el resto de ellos, con los que en realidad sí quería hablar.
En realidad, me había visto obligada a venir a hablar con él. Jane lo necesitaba. Tal vez no volvieran -que, en realidad, yo quería que sí-, pero por lo menos que arreglar su amistad, que era lo que contaba realmente.
Pero sólo el hecho de que él decía que la “quería” cuando no ha querido escucharla para intentar arreglarlo, me parecía una perfecta razón para dejar de confiar en él.
Estaba claro que Jane no sabía de nada. Ella pensaba que yo estaba comprando. ¿Comprando? Sí, comprando. Era esencial que no me equivocara más tarde al hablar con ella al respecto.
Su madre había permitido que yo viviera con ellos, ya que una de las habitaciones seguía sobrando y preparada para mis visitas. Yo había aceptado sin vacilación alguna, claro está.
Jane no era la única que lo estaba pasando mal.
Mi visita no había sido agradable en absoluto. Había tenido que soportar las llorosas y gritonas fans en la cola y en la espera. Era desesperante. Por cada palabra que cualquiera de ellos pronunciaba, la chica de delante mía chillaba desconsoladamente cosas que ojalá no hubiera escuchado nunca, mientras gruesas lágrimas corrían por su cara, haciendo que los nombres escritos en sus grasientas mejillas resultaran ilegibles tras el paso del salado líquido. Era casi triste verla en esa situación. Y el resto no andaba mucho mejor que ella. Unas llevaban camisetas, pulseras, banderas, de todo que pudiera habido imaginar en chicos como Justin Bieber o cualquier otro ídolo adolescente del momento. Pero no lo hubiera imaginado con el chico que mi mejor amiga conoció en un autobús urbano de Londres. Era desconcentrante.
En realidad todo estaba saliendo a la perfección, hasta que la chica llorona de delante mía se dio la vuelta sonriente, aún con chorretes negros atravesándole las mejillas. Me saludó con la mano, como si estuviera al otro lado de la acera.
Yo, desconcentrada, y con el teléfono en la mano, levanté la mano y la saludé desganada e incómoda, con una sonrisa falsa.
-¿Vas happenin'? -exclamó entonces, lo bastante alto para que toda la cola la escuchara.
Encarné una ceja, sin entender ni una palabra de lo que me acababa de decir.
-¿Qué?
La sonrisa que tenía en los labios entonces desapareció tan rápido como había aparecido, y una mirada sombría era la que me iluminaba. Bajó la mano con brusquedad.
-No serás una directionator, ¿verdad?
-Perdona, pero, ¿puedes hablarme en ingles? No estoy entendiendo nada de lo que estás contando.
-¡OH DIOS MÍO! ERES UNA DIRECTIONATOR. FUERA DE LA COLA.
Me sobresalté de lo alto que me estaba chillando, y toda el resto de las chicas me miraron también con mala cara, como si intentaran matarme.
Rápidamente me inventé algo para evitar que todas se avalanzaran sobre mí.
-Erm... ¿qué? No no, no soy dire... eso que tú has dicho. Soy uh... -miré a mi alrededor buscando una palabra clave para que me sacase del apuro.
Bajé la mirada al rededor de la chica, que me miraba furiosa, con los puños tan apretados que sus nudillos se tornaron blancos. Escrito en sus gordos y blancos brazos estaban los nombres de los chicos escritos con lápiz negro. Entorné los ojos para poder leer mejor.
-Soy directioner. Sí, eso soy ¿no lo ves? -chasqueé la lengua, como si fuera obvio, poniendo una mano en la cintura y mirando hacia arriba con superioridad, imitando al resto de chicas, que ya no me prestaban atención.
-Ya, seguro que sí.
Fue la primera vez que realmente tenía ganas de pegar a alguien tanto hasta romperle la nariz, o un brazo. Bueno, la segunda vez. El enfado que sentí cuando vi a Jane ahí sentada totalmente empapada y pálida como un trozo de papel no se superaba a muchos otros casos.
Nadie hace daño a mi mejor amiga.
Y mucho menos un chico.
-Siento deciros chicos, pero yo en realidad no he venido a hablar con vosotros, aunque lo prefiera mil veces.
Casi escuché cómo Harry ponía los ojos en blanco y yo sonreí satisfecha.
-Ahí me he perdido -señala Louis, mirando al resto de sus compañeros.
-Sí, he venido a hablar con Harry, aunque prefiera hablar con vosotros sobre cualquier otra cosa, no me mal interpretéis.
-No hay nada que hablar, Ellen -me dijo Liam, con toda la tranquilidad del mundo.
Echo atrás la cabeza casi divertida ante lo que me acababa de aventurar Liam. Entonces sí estaba desconcentrada del todo.
-¿Que no hay nada que hablar? ¿Qué es exactamente lo que os ha contado?
-Liam tiene razón, Ellen. Mejor deja que lo arreglen ellos -como era natural, Zayn fue a defender a su compañero.
-Oye, ¿podéis dejar de hablar como si no estuviera yo aquí? -Harry se incorporó y miró al resto, que levantaron la mirada para mirarle.
Yo, como hizo él, también me levanté del suelo.
-Siento deciros, amigos míos, que si pensáis que no hay nada que hablar es que os han informado mal. Sé todas las razones por las que ella no quiere hablar con él, y la entiendo perfectamente.
-No fue culpa de Harry, Ellen -insiste Louis, mirándome con mirada penetrante.
-Si no hubiera sido su culpa, ¿estaría yo aquí? Sigo insistiendo que os han informado mal. Así que, si me disculpáis, tengo que arreglar esto, ¿de acuerdo?
Con rapidez, un gran nudo se había instalado en mi garganta, dejándome con unas ganas terribles de llorar. No sabía la razón de por qué justo en esos momentos, pero ahí estaba.
Me aclaré la garganta y tragué con fuerza, intentando aguantar las lágrimas. No iba a llorar delante de ellos en ningún concepto.
Dicho aquello y sin más rodeos, me acerqué a Harry. Agarré su muñeca sin mirarle a la cara y lo arrastré a una sala más pequeña que la anterior. En el momento que había estado esperando, había inspeccionado bien el lugar para que no hubiera mal entendidos. No había sofás esta vez, por lo que Harry se apoyó con poco interés en la pared blanca, con las manos unidas tras la espalda. Me miraba con ojos vagos, esperando a que yo dijera algo. Yo, en cambio, me quedé de pie con los brazos cruzados mirándole con mirada dura.
-¿Y bien? -preguntó impaciente.
-Quiero que te disculpes.
Abrió la boca indignado, como si no se creyera lo que acababa de decirle. Pero yo hablaba muy en serio. Creo que nunca en la vida había hablado tan en serio.
-¿Que me disculpe yo? -emitió un sonido parecido a una carcajada, pero no era precisamente de alegría, es más, percibí algo de indignación en su voz-. Yo no soy el causante de esto Ellen, no sé qué obsesión tienes.
-No la dejaste terminar. Ella tenía una clara excusa que yo misma he visto suceder, y tú no quisiste escucharla.
-Estaba harto de sus mentiras constantes. Jugó conmigo.
-No me estás escuchando, ¿verdad?
-La verdad, Ellen, no lo hago con demasiado interés
Entonces fui yo la que puso los ojos en blanco.
Pasé de sus palabras.
-Harry, ¿no has notado que ciertas fotos circulan últimamente por internet? Puedo asegurar que yo no he sido. ¡Haz memoria Harry! Pensaba que eras más listo que eso.
No dijo nada, sólo miraba el suelo con los labios fruncidos.
Como no parecía querer replicarme, seguí dándole datos que podrían darle pistas.
-¿Recuerdas cuando pasaste la primera noche con ella? Ella te confesó que Ethan estaba enamorado de ella.
Levantó la mirada con demasiada rapidez, pero noté que él prefiriera que no lo hubiera visto, por lo que volvió a bajarla como si no le interesara lo que le acaba de decir.
-Eso es privado.
Reí por primera vez en toda la tarde de verdad, ya que me hizo gracia su observación.
-Harry, en una relación de amiga a amiga no hay “privados”. Sé hasta la marca del condón que usasteis las tres veces -remarqué la palabra tres- ¡Hasta sé tu talla! Bueno, no ha querido decírmelo, pero me lo puedo imagin...
Entonces sí que parecía incómodo.
-¿Qué me quieres decir con todo esto Ellen?
-Que lo está pasando mal.
-¡Ya lo he superado! -dijo, como si ignorara las palabras que le acababa de decir- No necesito que nadie venga y que me diga que debo arreglar nada. Yo tengo una nueva vida y me gusta, y, la verdad, estoy mejor sin ella. Ya no la necesito como lo hacía antes.
Ahí me decepcionó muchísimo. Mentía fatal.
-Lo está pasando mal, Harry -insistí.
Sabía que él estaba al borde de las lágrimas.
-¡Me da igual Ellen! Ella no es la única que lo está pasando mal, si es eso lo que piensas. Yo tengo que aguantar las noches solo sin ningún hombro en que apoyarme ya que los verdaderos amigos que yo tenía no están a mi lado. Claro, están ellos, pero en realidad ellos siguen siendo desconocidos para mí, no me siento a gusto pasándolo mal a su lado. No me siento comprendido. Es duro para mí, ¿sabes? Ella por lo menos tiene a sus amigas a su lado, tu le cuidas todos los días, y seguro que Jess y Lena también lo hacen. ¿Me equivoco, Ellen?
Ya está. Lo había dicho.
Antes de que yo pudiera evitarlo, la vista se volvió borrosa por las lágrimas que empezaban a acumularse bajo los párpados. Intenté evitarlo una y otra vez, pero la masa se volvió más amplia, y las lágrimas empezaron a resbalarme por la cara, empapándome el cuello de la camiseta. Ya no había vuelta atrás. Sólo quería desaparecer, volver atrás en el tiempo, borrar las palabras que él acababa de decir. Su nombre caía pesado sobre mi pecho, y rebotaba continuamente por mi cabeza y no podía zafarme de él.
-Te han vuelto a informar mal, Harry -dije por fin, dándome cuenta de que no me estaba prestando atención. Deseaba que no lo hiciera.
Cuando volteó para mirarme, oculté mi rostro tras mis manos y me apoyé en la pared, tratando de limpiar las lágrimas con el dorso de las manos e intentando tranquilizarme a mi misma, aún sabiendo en el fondo que la muerte no tiene remedio alguno.
“Seguro que Lena también la cuida todos los días”.
-¡Deberías de informarte más a menudo sobre las cosas para no hacer daño a la gente, Harry!
Parecía desconcentrado, ya que no decía nada.
-Lena no la cuida todos los días como tú dices. No puede.
-¿No puede?
-¡No! ¡Porque está muerta! -lágrimas y más lágrimas caían cada vez más deprisa por mi rostro. Sabía que en realidad eso no era para informar a Harry, si no para convencerme a mí misma de aquello, ya que seguía sin parecerme coherente.
Pero yo misma la había visto. Con su pálida piel y su pelo perfectamente peinado sobre sus hombros mientras descansaba sobre una blanda y blanca sábana. Preciosa, como siempre. Nunca dejaría de ser hermosa. Ojos cerrados, labios pintados y juntos en una fina línea rosada, como si fuera un dibujo esbozado sobre un lienzo en relieve.
Yo siempre la recordaría como la chica alegre que ella era, como la chica que reía por todo, sonreía hasta cuando estaba enfadada, ya que nunca estaba realmente enfadada con nadie más de veinte minutos. La chica que veía las películas de miedo con su dedo meñique metido en la boca y con la otra mano enredada entre su pelo enmarañado. Como la chica que daba más que ofrecía, aún cuando ella no tenía suficiente.
Siempre estaría aquella visión en mi cabeza.
Harry no añadió nada, sólo se acercó a mí y me arropó con sus brazos, poniendo con cuidado su barbilla sobre mi cabeza. Yo no me alejé. No porque quisiera, si no porque me sentía demasiado débil para separarme y de replicarle. Por el silencio que había, sabía que él también sentía su pérdida. Tanto, que él también lloraba.
Pasaron los instantes en silencio absoluto. Yo no quería romperlo.
Hasta que él dijo:

-Sigo queriendo a Jane, Ellen. Nunca he podido olvidarla. 

3 comentarios:

  1. Como siempre otro gran capitulo ^^

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  2. me encanto, siguela pronto porfavor:)

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  3. DIOS MIO DE MI VIDA DEL AMOR HERMOSO, ¿EN SERIOOOOOOOO? *OOOOOOOOOOOOO* NO LO DEJES AQUÍ, POR FAVOOOOOOOR. AY AY AY AY TIA, QUE ME HE EMOCIONAO', QUE CASI LLORO OTRA VEZ CON LO DE LENA, ME PONE MUY TRISTE.:'''''(
    PERO BUENO, VAMOS A DEJARNOS DE TRISTEZAS, ESTE ES UN CAPITULO MUY AKSVOABDOWBDEOCOMO TODOS LOS DEMÁS, NO TENGO PALABRAS PARA DESCRIBIR LO MUCHO QUE LA APRECIO, SOBRE TODO A TI, POR SEGUIR ESCRIBIENDO, MUCHÍSIMAS GRACIAS, Y QUE SEPAS QUE AQUÍ MISMO TIEBES UNA LECTORA FIEL.
    POR CIERTO, ¿HAS VISTO YA THIS IS US? YO LA VOY A VER PRONTO ALAVAOBAOFBEOHOSDBIS TIENE QUE SER MUY *-----*
    BUENO, YO TE DEJO QUE TE PETO EL BLOG CON MIS COMENTARIOS, UN BESAZOOOOOOOOOO
    Att: Andrea

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