Antes.
{Narra Harry}
-Gracias, Harry. Tú y
los chicos llegaréis lejos -la chica sonrió y cogió el póster de
encima de la mesa.
Yo le devolví la
sonrisa, algo atónito.
-Gracias a ti por
venir.
Sentí el codo de Louis
clavado en mis costillas. Me quejé y le miré con el ceño fruncido.
-¿Qué mierda te pasa?
Él alzó las cejas
mientras señala a la chica morena que acaba de bajar al podio en
donde se encontraba nuestra mesa para firmar con la barbilla. Luego
vuelve a mirarme.
-Le gustas.
-¿Y? Has dicho eso con
las últimas cinco que han pasado.
Se encogió de hombros
y miró cómo sus dedos jugaban con el rotulador negro permanente,
alzando las cejas.
-Sólo quiero
distraterte jo -sonaba como si estuviera ofendido. Apartó la mirada
e hizo un mohín con sus labios.
Yo sólo suspiré y lo
ignoré lo mejor que pude.
Louis estaba muy pesado
últimamente y si no paraba pronto tendría que pegarle.
Llevábamos firmando
pósters y fotos más de dos horas y sólo esperaba que nos dieran el
descanso pronto. No pararíamos hasta que todas las personas se
hubieran ido, y, al ver la cola que quedaba, nos quedaban varias
horas más. Era nuestra primera firma, en Londres, y los chicos
parecían muy emocionados al respecto. Yo, en realidad, también lo
estaba, sobre todo al principio. Pero a medida de que las horas
empezaban a pasar y la cola no disminuía, las ganas se me iban
agotando.
En esos instantes, sólo
quería estar en casa.
Era ya una rutina.
Saludo, foto, abrazo, firma y despedida. Y todo eso en menos de
veinte segundos. Intentaba desconectar, sólo pasarlo bien y
disfrutarlo. Lo intentaba con todas mis fuerzas.
-Hola, Harry -dijo una
voz femenina y una foto pequeña mía se deslizó por la mesa.
-Hola. ¿Nombre?
-pregunté sin mirar a la chica a la cara mientras daba la vuelta a
la foto para poder firmarla de frente.
Se me cortó la
respiración al ver que en la foto no estaba solo.
Jane.
Adiós concentración.
Levanté la mirada para
ver quién era la causante con el ceño fruncido y me encontré con
una cara demasiado familiar, con una sonrisa sarcástica pegada al
rostro, y con las cejas alzadas.
-¿Te has olvidado de
mi nombre, Harry? Vaya. Pensé que tendrías más clase.
Carraspeé para
asegurarme de que la voz no me temblara al hablar.
-Ellen, qué sorpresa
-me levanté de la silla.
Lo siguiente que vi fue
su mano chocar contra mi mejilla y todo sucedió demasiado deprisa.
Las chicas de las colas empezaron a revolucionarse, chillándole
cualquier cosa con rabia, el resto de los chicos se levantaron para
ver qué sucedía y los guardaespaldas que cuidaban de la mesa
agarraron a la chica de los brazos.
La boca de Ellen se
abrió de la impotencia.
Y yo unos segundos no
supe cómo actuar. Me quedé de pie mirando al suelo sin saber qué
hacer para mantener la calma. Respiré hondo y miré a Ellen a los
ojos.
-No pasa nada chicos.
Podéis soltarla, no hay ningún problema -dijo Louis por mí, y yo
enseguida se lo agradecí con la mirada.
Los hombres la soltaron
sin quitarle un ojo de encima, y volvieron a sus sitios con la mirada
aún clavada en ella.
Ella, con la barbilla
alta, se cruzó de brazos.
-¿Podemos hablar? Creo
que es bastante urgente, ¿no crees?
-¿Sobre qué quieres
hablar, Ellen?
Puso los ojos en
blanco.
-Mi abuela. Está
enferma y quisiera saber si podrías hacerle una visita. ¿Eres
tonto?
Sarcasmo. Por lo menos
tenía delante a la Ellen de siempre.
-Ahora no puedo, no sé
si te has dado cuenta. Y no sé si quiero hablar sobre aquello
ahora mismo, no sé si me explico -dije, volviendo a sentarme en la
silla.
Ella, con el ceño
fruncido todavía, puso las manos en la mesa con fuerza y acercó su
rostro al mío.
-Escucha. Has arruinado
la vida de mi mejor amiga y no lo voy a permitir, ¿está claro?
-habló bajo, pero sentí como si toda la sala lo estuviera
escuchando.
Sólo esperaba que no
fuera así.
-Sigo siendo el malo
yo, ¿no es cierto? Te recuerdo que no fue por mi culpa todo esto. Y,
por favor te lo pido, hablemos esto más tarde.
Se incorporó y relajó
el ceño unos segundos.
-Puedes quedarte con la
foto.
Y sin añadir ni una
palabra más, se cruzó de brazos y abandonó el pequeño escenario
improvisado.
Enseguida las ganas de
que nos dieran el descanso desaparecieron por completo. No me
apetecía nada estar a solas con ella y menos para hablar de todo
eso.
A partir de ese momento
la firma se hizo más pesada y más difícil de controlar, ya que
todas y cada una de las chicas me preguntaba si estaba bien, y Louis
no volvió a dirigirme la palabra hasta que la primera parte de la
firma hubo terminado.
No pude hacer otra cosa
que esconder la foto, por lo que la doblé y la guardé en el
bolsillo trasero de mis vaqueros.
-Sentimos decirlo
-habló Liam con una sonrisa dibujada en su rostro, y su voz se
escuchó a través de los altavoces colocados al rededor de la sala-,
pero vamos a tomarnos un descanso de media hora, y más tarde
continuaremos.
Zayn dejó escapar una
pequeña risa al escuchar las quejas de entre las filas, y yo no pude
evitar sonreirle divertido con la situación.
Niall agarró con
fuerza el pomo de la puerta y chirrió al abrirla. Yo, al ser el
último en entrar en la sala de descanso, la cierro detrás mío.
Ellen, sin ser
sorprendida, estaba sentada en el suelo, con la espalda apoyada en el
sofá ojeando una revista con las piernas cruzadas. Levantó la vista
al escucharnos entrar.
Sonríe a todos
exceptuando mi mirada, de la que pasa. Me sorprendí ante su actitud,
aunque no tanto como hubiera esperado. No entendía demasiado por qué
me trataba de esa forma.
-Por fin puedo hablar
con vosotros sin chicas berreando a mi espalda.
Liam y Zayn sueltan una
carcajada relajada, y Niall se le queda mirando sin hacerle demasiada
gracia su comentario. Yo me apoyo en la pared y me mantengo al margen
de su conversación.
-Oye, un respeto hacia
ellas, eh.
Ellen levantó las
manos con inocencia y sonrió, sin darle demasiada importancia a su
comentario.
-Va, ¿hace cuánto que
no dormís sin gente a vuestra ventana? Yo pondría vuestra dirección
bajo llave, para que os dejen en paz en casa.
Desde mi perspectiva,
pude ver a Ellen sentada en el suelo, y los chicos sentados en el
sofá de cara a ella. Pude ver a la misma Ellen de siempre, con el
mismo peinado y las mismas formas de vestir. Incluso con las mismas
posturas, gestos y palabras que ella decía. Claro, ¿qué esperaba,
si tan sólo habían pasado nada más que tres semanas? No tendría
que haber cambiado.
Aún
así, yo la seguía observando en silencio. Miraba sus ojos al
moverse y su mirada brillante al hablar con ellos, cuando se suponía
que yo tendría que estar sumido en mis pensamientos sin tener que
importarme la conversación que estaba manteniendo con mis
compañeros. Pero no sé qué sucedió, fue por algo que uno de los
chicos dijo, que su mirada alegre y pícara de siempre, cambió en
oscura y triste. Sólo fueron unos segundos, pero fue algo que me
dejó sorprendido. Había bajado la mirada al notar ella misma que no
estaba bien lo que mostraban sus ojos, y así ocultó la mirada llena
de tristeza que proyectada. Luego, la volvió a levantar y eran los
mismos ojos de siempre.
Por suerte, yo la vi,
aunque no pude descifrar directamente lo qué quería decir aquella
mirada.
Seguramente, si le
preguntaría, me tomaría como un loco o algo parecido.
Parpadeé varias veces
y simplemente intenté borrarlo de mi mente.
{Narra Ellen}
Estúpido cerdo
egocéntrico y creído de mierda.
Intentaba pasar
desapercibido, hacer como si no escuchara la conversación apoyado en
la pared mirándome como si pudiera ver a través de mí.
Trataba de ignorarlo lo
mejor que podía, mirarle lo mínimo posible y así poder establecer
una agradable conversación con el resto de ellos, con los que en
realidad sí quería hablar.
En realidad, me había
visto obligada a venir a hablar con él. Jane lo necesitaba. Tal vez
no volvieran -que, en realidad, yo quería que sí-, pero por lo
menos que arreglar su amistad, que era lo que contaba realmente.
Pero sólo el hecho de
que él decía que la “quería” cuando no ha querido escucharla
para intentar arreglarlo, me parecía una perfecta razón para dejar
de confiar en él.
Estaba claro que Jane
no sabía de nada. Ella pensaba que yo estaba comprando. ¿Comprando?
Sí, comprando. Era esencial que no me equivocara más tarde al
hablar con ella al respecto.
Su madre había
permitido que yo viviera con ellos, ya que una de las habitaciones
seguía sobrando y preparada para mis visitas. Yo había aceptado sin
vacilación alguna, claro está.
Jane no era la única
que lo estaba pasando mal.
Mi visita no había
sido agradable en absoluto. Había tenido que soportar las llorosas y
gritonas fans en la cola y en la espera. Era desesperante. Por cada
palabra que cualquiera de ellos pronunciaba, la chica de delante mía
chillaba desconsoladamente cosas que ojalá no hubiera escuchado
nunca, mientras gruesas lágrimas corrían por su cara, haciendo que
los nombres escritos en sus grasientas mejillas resultaran ilegibles
tras el paso del salado líquido. Era casi triste verla en esa
situación. Y el resto no andaba mucho mejor que ella. Unas llevaban
camisetas, pulseras, banderas, de todo que pudiera habido imaginar en
chicos como Justin Bieber o cualquier otro ídolo adolescente del
momento. Pero no lo hubiera imaginado con el chico que mi mejor amiga
conoció en un autobús urbano de Londres. Era desconcentrante.
En realidad todo estaba
saliendo a la perfección, hasta que la chica llorona de delante mía
se dio la vuelta sonriente, aún con chorretes negros atravesándole
las mejillas. Me saludó con la mano, como si estuviera al otro lado
de la acera.
Yo, desconcentrada, y
con el teléfono en la mano, levanté la mano y la saludé desganada
e incómoda, con una sonrisa falsa.
-¿Vas happenin'?
-exclamó entonces, lo bastante alto para que toda la cola la
escuchara.
Encarné una ceja, sin
entender ni una palabra de lo que me acababa de decir.
-¿Qué?
La sonrisa que tenía
en los labios entonces desapareció tan rápido como había
aparecido, y una mirada sombría era la que me iluminaba. Bajó la
mano con brusquedad.
-No serás una
directionator, ¿verdad?
-Perdona, pero, ¿puedes
hablarme en ingles? No estoy entendiendo nada de lo que estás
contando.
-¡OH DIOS MÍO! ERES
UNA DIRECTIONATOR. FUERA DE LA COLA.
Me sobresalté de lo
alto que me estaba chillando, y toda el resto de las chicas me
miraron también con mala cara, como si intentaran matarme.
Rápidamente me inventé
algo para evitar que todas se avalanzaran sobre mí.
-Erm... ¿qué? No no,
no soy dire... eso que tú has dicho. Soy uh... -miré a mi alrededor
buscando una palabra clave para que me sacase del apuro.
Bajé la mirada al
rededor de la chica, que me miraba furiosa, con los puños tan
apretados que sus nudillos se tornaron blancos. Escrito en sus gordos
y blancos brazos estaban los nombres de los chicos escritos con lápiz
negro. Entorné los ojos para poder leer mejor.
-Soy directioner. Sí,
eso soy ¿no lo ves? -chasqueé la lengua, como si fuera obvio,
poniendo una mano en la cintura y mirando hacia arriba con
superioridad, imitando al resto de chicas, que ya no me prestaban
atención.
-Ya, seguro que sí.
Fue la primera vez que
realmente tenía ganas de pegar a alguien tanto hasta romperle la
nariz, o un brazo. Bueno, la segunda vez. El enfado que sentí cuando
vi a Jane ahí sentada totalmente empapada y pálida como un trozo de
papel no se superaba a muchos otros casos.
Nadie hace daño a mi
mejor amiga.
Y mucho menos un chico.
-Siento deciros chicos,
pero yo en realidad no he venido a hablar con vosotros, aunque lo
prefiera mil veces.
Casi escuché cómo
Harry ponía los ojos en blanco y yo sonreí satisfecha.
-Ahí me he perdido
-señala Louis, mirando al resto de sus compañeros.
-Sí, he venido a
hablar con Harry, aunque prefiera hablar con vosotros sobre cualquier
otra cosa, no me mal interpretéis.
-No hay nada que
hablar, Ellen -me dijo Liam, con toda la tranquilidad del mundo.
Echo atrás la cabeza
casi divertida ante lo que me acababa de aventurar Liam. Entonces sí
estaba desconcentrada del todo.
-¿Que no hay nada que
hablar? ¿Qué es exactamente lo que os ha contado?
-Liam tiene razón,
Ellen. Mejor deja que lo arreglen ellos -como era natural, Zayn fue a
defender a su compañero.
-Oye, ¿podéis dejar
de hablar como si no estuviera yo aquí? -Harry se incorporó y miró
al resto, que levantaron la mirada para mirarle.
Yo, como hizo él,
también me levanté del suelo.
-Siento deciros, amigos
míos, que si pensáis que no hay nada que hablar es que os han
informado mal. Sé todas las razones por las que ella no quiere
hablar con él, y la entiendo perfectamente.
-No fue culpa de Harry,
Ellen -insiste Louis, mirándome con mirada penetrante.
-Si no hubiera sido su
culpa, ¿estaría yo aquí? Sigo insistiendo que os han informado
mal. Así que, si me disculpáis, tengo que arreglar esto, ¿de
acuerdo?
Con rapidez, un gran
nudo se había instalado en mi garganta, dejándome con unas ganas
terribles de llorar. No sabía la razón de por qué justo en esos
momentos, pero ahí estaba.
Me aclaré la garganta
y tragué con fuerza, intentando aguantar las lágrimas. No iba a
llorar delante de ellos en ningún concepto.
Dicho aquello y sin más
rodeos, me acerqué a Harry. Agarré su muñeca sin mirarle a la cara
y lo arrastré a una sala más pequeña que la anterior. En el
momento que había estado esperando, había inspeccionado bien el
lugar para que no hubiera mal entendidos. No había sofás esta vez,
por lo que Harry se apoyó con poco interés en la pared blanca, con
las manos unidas tras la espalda. Me miraba con ojos vagos, esperando
a que yo dijera algo. Yo, en cambio, me quedé de pie con los brazos
cruzados mirándole con mirada dura.
-¿Y bien? -preguntó
impaciente.
-Quiero que te
disculpes.
Abrió la boca
indignado, como si no se creyera lo que acababa de decirle. Pero yo
hablaba muy en serio. Creo que nunca en la vida había hablado tan en
serio.
-¿Que me disculpe yo?
-emitió un sonido parecido a una carcajada, pero no era precisamente
de alegría, es más, percibí algo de indignación en su voz-. Yo no
soy el causante de esto Ellen, no sé qué obsesión tienes.
-No la dejaste
terminar. Ella tenía una clara excusa que yo misma he visto suceder,
y tú no quisiste escucharla.
-Estaba harto de sus
mentiras constantes. Jugó conmigo.
-No me estás
escuchando, ¿verdad?
-La verdad, Ellen, no
lo hago con demasiado interés
Entonces fui yo la que
puso los ojos en blanco.
Pasé de sus palabras.
-Harry, ¿no has notado
que ciertas fotos circulan últimamente por internet? Puedo asegurar
que yo no he sido. ¡Haz memoria Harry! Pensaba que eras más listo
que eso.
No dijo nada, sólo
miraba el suelo con los labios fruncidos.
Como no parecía querer
replicarme, seguí dándole datos que podrían darle pistas.
-¿Recuerdas cuando
pasaste la primera noche con ella? Ella te confesó que Ethan estaba
enamorado de ella.
Levantó la mirada con
demasiada rapidez, pero noté que él prefiriera que no lo hubiera
visto, por lo que volvió a bajarla como si no le interesara lo que
le acaba de decir.
-Eso es privado.
Reí por primera vez en
toda la tarde de verdad, ya que me hizo gracia su observación.
-Harry, en una relación
de amiga a amiga no hay “privados”. Sé hasta la marca del condón
que usasteis las tres veces -remarqué la palabra tres- ¡Hasta sé
tu talla! Bueno, no ha querido decírmelo, pero me lo puedo imagin...
Entonces sí que
parecía incómodo.
-¿Qué me quieres
decir con todo esto Ellen?
-Que lo está pasando
mal.
-¡Ya lo he superado!
-dijo, como si ignorara las palabras que le acababa de decir- No
necesito que nadie venga y que me diga que debo arreglar nada. Yo
tengo una nueva vida y me gusta, y, la verdad, estoy mejor sin ella.
Ya no la necesito como lo hacía antes.
Ahí me decepcionó
muchísimo. Mentía fatal.
-Lo está pasando mal,
Harry -insistí.
Sabía que él estaba
al borde de las lágrimas.
-¡Me da igual Ellen!
Ella no es la única que lo está pasando mal, si es eso lo que
piensas. Yo tengo que aguantar las noches solo sin ningún hombro en
que apoyarme ya que los verdaderos amigos que yo tenía no están a
mi lado. Claro, están ellos, pero en realidad ellos siguen siendo
desconocidos para mí, no me siento a gusto pasándolo mal a su lado.
No me siento comprendido. Es duro para mí, ¿sabes? Ella por lo
menos tiene a sus amigas a su lado, tu le cuidas todos los días, y
seguro que Jess y Lena también lo hacen. ¿Me equivoco, Ellen?
Ya está. Lo había
dicho.
Antes de que yo pudiera
evitarlo, la vista se volvió borrosa por las lágrimas que
empezaban a acumularse bajo los párpados. Intenté evitarlo una y
otra vez, pero la masa se volvió más amplia, y las lágrimas
empezaron a resbalarme por la cara, empapándome el cuello de la
camiseta. Ya no había vuelta atrás. Sólo quería desaparecer,
volver atrás en el tiempo, borrar las palabras que él acababa de
decir. Su nombre caía pesado sobre mi pecho, y rebotaba
continuamente por mi cabeza y no podía zafarme de él.
-Te han vuelto a
informar mal, Harry -dije por fin, dándome cuenta de que no me
estaba prestando atención. Deseaba que no lo hiciera.
Cuando volteó para
mirarme, oculté mi rostro tras mis manos y me apoyé en la pared,
tratando de limpiar las lágrimas con el dorso de las manos e
intentando tranquilizarme a mi misma, aún sabiendo en el fondo que
la muerte no tiene remedio alguno.
“Seguro que Lena
también la cuida todos los días”.
-¡Deberías de
informarte más a menudo sobre las cosas para no hacer daño a la
gente, Harry!
Parecía
desconcentrado, ya que no decía nada.
-Lena no la cuida todos
los días como tú dices. No puede.
-¿No puede?
-¡No! ¡Porque está
muerta! -lágrimas y más lágrimas caían cada vez más deprisa por
mi rostro. Sabía que en realidad eso no era para informar a Harry,
si no para convencerme a mí misma de aquello, ya que seguía sin
parecerme coherente.
Pero yo misma la había
visto. Con su pálida piel y su pelo perfectamente peinado sobre sus
hombros mientras descansaba sobre una blanda y blanca sábana.
Preciosa, como siempre. Nunca dejaría de ser hermosa. Ojos cerrados,
labios pintados y juntos en una fina línea rosada, como si fuera un
dibujo esbozado sobre un lienzo en relieve.
Yo siempre la
recordaría como la chica alegre que ella era, como la chica que reía
por todo, sonreía hasta cuando estaba enfadada, ya que nunca estaba
realmente enfadada con nadie más de veinte minutos. La chica que
veía las películas de miedo con su dedo meñique metido en la boca
y con la otra mano enredada entre su pelo enmarañado. Como la chica
que daba más que ofrecía, aún cuando ella no tenía suficiente.
Siempre estaría
aquella visión en mi cabeza.
Harry no añadió nada,
sólo se acercó a mí y me arropó con sus brazos, poniendo con
cuidado su barbilla sobre mi cabeza. Yo no me alejé. No porque
quisiera, si no porque me sentía demasiado débil para separarme y
de replicarle. Por el silencio que había, sabía que él también
sentía su pérdida. Tanto, que él también lloraba.
Pasaron los instantes
en silencio absoluto. Yo no quería romperlo.
Hasta que él dijo:
-Sigo queriendo a Jane,
Ellen. Nunca he podido olvidarla.
Como siempre otro gran capitulo ^^
ResponderEliminarme encanto, siguela pronto porfavor:)
ResponderEliminarDIOS MIO DE MI VIDA DEL AMOR HERMOSO, ¿EN SERIOOOOOOOO? *OOOOOOOOOOOOO* NO LO DEJES AQUÍ, POR FAVOOOOOOOR. AY AY AY AY TIA, QUE ME HE EMOCIONAO', QUE CASI LLORO OTRA VEZ CON LO DE LENA, ME PONE MUY TRISTE.:'''''(
ResponderEliminarPERO BUENO, VAMOS A DEJARNOS DE TRISTEZAS, ESTE ES UN CAPITULO MUY AKSVOABDOWBDEOCOMO TODOS LOS DEMÁS, NO TENGO PALABRAS PARA DESCRIBIR LO MUCHO QUE LA APRECIO, SOBRE TODO A TI, POR SEGUIR ESCRIBIENDO, MUCHÍSIMAS GRACIAS, Y QUE SEPAS QUE AQUÍ MISMO TIEBES UNA LECTORA FIEL.
POR CIERTO, ¿HAS VISTO YA THIS IS US? YO LA VOY A VER PRONTO ALAVAOBAOFBEOHOSDBIS TIENE QUE SER MUY *-----*
BUENO, YO TE DEJO QUE TE PETO EL BLOG CON MIS COMENTARIOS, UN BESAZOOOOOOOOOO
Att: Andrea